Los mercados esperan a Bernanke
Las Bolsas se mueven cerca de máximos pero el nerviosismo aumenta día a día. Y no es para menos. La economía de EE UU, principal motor del crecimiento mundial, pierde fuerza y el grado de desaceleración al que se enfrenta genera recelo entre los inversores. El consenso se inclina por un aterrizaje suave para el próximo ejercicio, aunque los escenarios posibles tampoco excluyen una recesión, estancamiento con inflación o situaciones intermedias.
Los datos de crecimiento e inflación se perfilan clave y guiarán el rumbo de las Bolsas en los próximos meses. Lo crucial está en ver si las subidas de precios realmente se moderan y la economía puede seguir creciendo a un ritmo menor pese a un mercado inmobiliario en declive que amenaza el consumo del país.
El papel de la Reserva Federal en los próximos meses, por tanto, se presenta decisivo. Y ahí precisamente radica una de las principales incógnitas. 'Estamos en un momento difícil porque a diferencia de otros años la política monetaria es menos predecible. Quedan dos reuniones este ejercicio (la próxima el miércoles 20 de septiembre) y aunque se apuesta por que no habrá más subidas de tipos, depende del día. La subida de los costes laborales en el segundo trimestre volvió a generar miedo a repuntes y propició caídas en las Bolsas', comenta Ángel Olea, director de inversiones de Abante Gestión.
La caída del petróleo y los beneficios de las empresas juegan a favor de la economía
Los últimos datos económicos han motivado un cambio de percepción respecto a los escenarios que se barajaban antes del verano y la inflación, uno de los principales temores en los últimos meses, ha pasado a un segundo plano, devolviendo la atención al debate sobre el crecimiento.
En el mercado cunde la percepción de que las presiones inflacionistas remiten, avalada recientemente por la caída del petróleo y el dato de IPC de agosto -repuntó la mitad que en julio, un 0,2%-, aunque ciertos indicadores decepcionantes, como los crecientes costes laborales, o la inesperada subida de las ventas minoristas, han vuelto a constatar que la amenaza de nuevas subidas de tipos de interés en EE UU persiste.
'Los riesgos de la economía pueden venir por que la inflación no esté tan moderada como parece, continúe la presión de los tipos y el mercado inmobiliario sufra un parón', comenta Miguel Forteza, analista de Citigroup.
La economía estadounidense ha atravesado un periodo de crecimiento muy elevado desde 2003, un 3,9% de media anual, en un entorno de tipos de interés muy bajos e inflación moderada, un 2,8% de media entre 2003 y 2005. La crisis desatada por el estallido de la burbuja tecnológica en el año 2000 se vio compensada por una política monetaria muy laxa y fuertes estímulos fiscales que resultaron decisivos. El resultado fue un exceso de liquidez que propició subidas en las Bolsas y la vivienda.
A partir ahora el mercado inmobiliario se perfila determinante. Motor de la recuperación en los últimos años, tanto por la subida de los activos como por la liquidez que aportó gracias a las refinanciaciones hipotecarias apoyadas en la bajada de los tipos de interés, se enfrenta a un futuro complejo.
En 2004 la economía comenzó a crecer por encima de la media y la Reserva Federal movió ficha con el objetivo de normalizar los tipos. Después de 17 subidas consecutivas, el precio del dinero ha pasado del 1% al 5,25% con un claro efecto en el mercado inmobiliario.
Los últimos índices de ventas, permisos de construcción, puestas en marcha o inversión residencial, se han reducido un 10% como mínimo desde sus niveles máximos dejando en evidencia la debilidad del sector. La principal duda radica en ver el grado de desaceleración que tome el mercado inmobiliario y si ello merma la capacidad de consumo en EE UU, partida que representa cerca del 70% del PIB. Hasta ahora las refinanciaciones hipotecarias permitieron a los americanos disponer de una mayor renta para consumo.
En general el consenso apuesta por un aterrizaje suave de la economía estadounidense el próximo ejercicio, un crecimiento anual en el entorno del 2,7%. El FMI apuesta por un 3,4% para este año y esta semana ha revisado al 2,9% su estimación para 2007, un 0,4% menos que su previsión de primavera.
'En las últimas semanas el precio de las gasolinas ha caído más del 10% y esto va a dar impulso al consumo', comenta Cristóbal Botán, responsable de análisis de Inversis Banco. 'El mercado de bonos se equivoca, la economía aún tiene fuelle', añade, al referirse al rendimiento del 4,7% del 10 años.
¿Qué tendría que ocurrir para ver un aterrizaje brusco? Los expertos comentan que la peor situación para la economía derivaría de una pérdida de confianza de los consumidores. 'Pasaría si los consumidores estuvieran realmente preocupados por el valor de su patrimonio, y dejaran de gastar. Si las Bolsas se creyeran este escenario no estarían donde están', explica Jay Bryson, economista de Wachovia.
'El consumo se deprimirá en algún momento pero dudo que dé lugar a una recesión, porque requeriría un cambio muy repentino de los consumidores', explica Nigel Gault, de Global Insight.
Compañías fuertes
La economía estadounidense, además, cuenta con argumentos a su favor que también ayudarán a los mercados. 'Las empresas están en muy buena forma. Han reducido la deuda y tiene mucho dinero para invertir', comenta Rob Van de Wijnagaert, estratega de inversión de la gestora de ABN-Amro. 'Hay confianza en que el sector empresarial siga invirtiendo en bienes', añade Gault. 'El nivel de liquidez de las compañías es elevado. Las fusiones y adquisiciones continúan. Si las empresas y los inversores privados encuentran valor, esto significa que el riesgo bajista de los mercados es limitado', dice Simon Laing, gestor de Mellon Global Investments.
No obstante Bryson dice que es matemáticamente imposible que la inversión en capital por parte de las empresas pueda relevar a los consumidores por su alto peso en el PIB. La única opción es que 'el gasto del consumidor caiga muy poco y se acelere mucho la inversión en capital. Si el consumidor se retira deja de existir clima para que las empresas piensen en invertir'.
El peor escenario para los mercados derivaría de un entorno en el que la desaceleración económica resulte demasiado profunda y provoque que las empresas no cumplan sus objetivos de beneficios empresariales, algo que de momento descarta la mayoría. 'Los beneficios se ralentizarán pero todavía serán fuertes. Esto permitirá subidas de entre el 5% y el 10% en las Bolsas en 2007', comenta Antón Brender, economista jefe de Dexia AM. De hecho, las cifras del consenso hablan de crecimientos de beneficios del 10% para las empresas del S&P 500.
La evolución del dólar también resultará determinante. 'Esperamos que llegue a 1,4 unidades por euro y esto supondrá un estímulo para las exportaciones, otro motivo más en contra de un escenario de recesión de los más pesimistas', añade Van de Wijnagaert. Eso sí, una caída excesiva y más rápida de lo normal sería muy negativa.
La oportunidad de invertir en renta variable estadounidense
El dilema que con frecuencia se plantean los gestores y algunos inversores sobre qué es más interesante si la renta variable de Estados Unidos o la de Europa, tampoco se encuentra resuelto a estas alturas del ciclo. Los índices bursátiles representativos de las dos áreas se encuentran prácticamente al mismo nivel. Y las estimaciones sobre lo que pueda suceder con la renta variable en los próximos meses distan mucho de ser unánimes. Los fondos de inversión españoles que invierten en la zona euro acumulan en la actualidad una subida de casi un 9% en promedio, mientras los que invierten en Estados Unidos pierden en torno al 1%. Cuando las cifras se corrigen en función del tipo de cambio y se tiene en cuenta la caída de un 8% en el valor del dólar frente al euro, las diferencias se amortiguan de forma notable. 'Se suele decir que las Bolsas de Estados Unidos están sobrevaloradas en relación con las europeas. Se trata de una visión simplista', afirma Greg Kerr, analista de renta variable de New Star, la gestora londinense especializada en renta variable. Realmente, los PER de Estados Unidos y de Europa difieren, el primero está en más de 17 veces y el europeo en 14 veces. 'Pero esta no es una comparación homogénea, ya que las empresas norteamericanas son más rentables que las europeas. En realidad, comparar dos mercados nacionales no es válido, porque la composición de sus índices es muy dispar. Creo que en cuanto a valoración, las Bolsas de ambos lados del Atlántico están muy parejas'.Kerr tiene claras sus preferencias para los próximos meses. 'Creo que las compañías inmobiliarias, muy castigadas, van a ser un factor muy dinámico. Pero mis preferidas son las tecnológicas y alguna energética, como Seagate, Western Digital y Xyratex, tres importantes fabricantes de discos duros, y Marathon Oil y Conoco Philips, entre las petroleras'. El frenazo inmobiliario puede generar oportunidades interesantes, opinan también los analistas de la gestora francesa Carmignac. 'No deberíamos asistir al hundimiento del mercado ni en volumen ni en precios y habrá oportunidades en valores inmobiliarios'.