Escala salarial empinada
Como media, en EE UU, un consejero delegado gana antes del almuerzo lo que un obrero con el salario mínimo en un año. Es una caricaturización del Instituto de Política Económica, donde explican que en 2005 la paga media de un consejero delegado fue 821 veces mayor que lo que gana quien recibe por su labor el salario mínimo federal (5,15 dólares la hora).
Nunca este ratio ha sido tan extremo. Un estudio de Andrew Tilton, de Goldman Sachs, certifica que las desigualdades no hacen más que ampliarse y que los ricos lo son cada vez más.
Según este economista, en los últimos 25 años el PIB real y los ingresos por trabajo se han más que duplicado. 'Incluso contando con el aumento de la población, el incremento del flujo de recursos es suficiente como para que se incremente el nivel de vida de la media de los americanos en más de un 50%'.
Pero no ha ocurrido. Los datos que maneja Hacienda reflejan que los frutos del crecimiento se han distribuido muy desigualmente dejando relativamente pocos beneficios a los mas pobres y disparando el incremento de los ingresos en la cima de los que más ganan. E, incluso, dentro de este pico hay fuertes diferencias. Según Tilton, los ingresos medios del 5% que más gana casi se ha duplicado desde 1979. Pero desde 2001 los ingresos medio del 1% que lidera este corte creció un 155% y, dentro de este porcentaje, el 0,1% multiplicó sus ingresos por cuatro.
'La progresiva dispersión de los ingresos en los últimos años se debe sobre todo a una explosión de crecimiento de salarios y compensaciones en lo alto de la escala', explica.
Algunos como el inversor Warren Buffett o la actriz Angelina Jolie son muy conscientes de ello y donan una importante parte de sus fortunas. 'Es ridículo por excesivo lo que me pagan por hacer mi trabajo', dijo Jolie a la CNN.
Los peldaños que separan esta escala se empinan y hacen que el sueño americano, el de la oportunidad económica, se emborrone.
Tilton dice que hay tres factores que contribuyen a este escenario de inequidad. El primero es tecnológico. La automatización de ciertos trabajos y la mayor competencia extranjera han afectado, sobre todo, a quienes están en la escala baja de preparación laboral. Algo que tiene que ver con el segundo factor que es la lenta mejora de estas preparaciones. En tercer lugar, Tilton dice que acciones políticas, como el debilitamiento de los sindicatos, también juegan un papel.
La creciente desigualdad necesita un ajuste, y no solo por razones éticas o para revalidar el sueño americano, sino porque estas diferencias no son indiferentes a la economía.
Entre las consecuencias Tilton señala como primera la rebaja el efecto multiplicador del crecimiento. Cuantos más hogares puedan incrementar su gasto gracias a unos mayores ingresos, mayor es el gasto o la inversión. Si el incremento llega a pocos y ya enriquecidos, este efecto será menor por una cuestión de volumen y porque en los últimos peldaños de las escaleras sociales se consume independientemente de lo que entra porque normalmente hay otros activos que complementan a los ingresos.
Hay otras consecuencias como la caída de la confianza pese a la bonanza (pues menos hogares disfrutan de la cara amable del crecimiento), o la polarización política.
Que el sueño americano sea más real y se ponga menos cuesta arriba, trae cuenta.