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Columna
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El BCE decide en Madrid

El BCE, reunido hoy por segunda vez en su historia en Madrid, decidirá una subida de los tipos de interés, según el autor. En su opinión, las tensiones inflacionistas imponen un tono elevado de la autoridad monetaria, pero con prudencia debido a la debilidad de las Bolsas y del dólar

José Carlos Díez

Hoy se reúne el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) en Madrid, para decidir sobre los tipos de interés. Es la segunda vez que elige la sede del Banco de España y esperamos que sea la primera ocasión en que decidirá modificar los tipos de interés fuera de Fráncfort. Los inversores anticipan una subida de 0,25 puntos porcentuales, hasta el 2,75% y, al igual que en las dos subidas anteriores, no esperamos que sorprenda sus expectativas.

Los precios del petróleo y de las materias primas siguen presionando al alza la inflación y el IPC de mayo se situará en el 2,5%, por encima del objetivo del 2% de estabilidad de precios. Por esta razón, el BCE mantiene un tono elevado, destacando las mayores presiones inflacionistas en sus últimos discursos. El crecimiento de la cantidad de dinero en circulación, M3, sigue aumentando y eso es una señal clara de que la política monetaria sigue siendo acomodaticia.

El mayor riesgo al que se enfrentaba la autoridad monetaria era la debilidad de la demanda interna y la posibilidad de que la subida de tipos pusiera en riesgo la recuperación. El PIB del primer trimestre redujo aún más esta posibilidad. Quitando el sector de la construcción, que sigue sin reaccionar, el resto de sectores crece por encima del 2%, apoyados en el dinamismo de la inversión en bienes de equipo y las exportaciones. No obstante, el consumo privado sigue débil y el bajo nivel de creación de empleo no anticipa una pronta recuperación.

La inflación es la principal amenaza para man-tener el ciclo expansivo de España y, por lo tanto, todas las subidas graduales del BCE son bienvenidas

Por lo tanto, el BCE acertó al anticiparse a la recuperación y tiene margen para seguir normalizando su política monetaria, tras mantener los tipos en niveles históricamente bajos. Esperamos dos subidas más este año, hasta el 3,25% en diciembre.

El mayor riesgo para la economía europea siguen siendo los elevados y crecientes precios del petróleo, que dificultan la recuperación de la renta disponible de los hogares y lastran los márgenes de nuestras empresas, aunque de momento no han impedido la recuperación. Otro riesgo adicional ha sido la debilidad del dólar en el último mes, con el euro merodeando el peligroso nivel de 1,30 contra el dólar. Con la Reserva Federal (Fed) próxima a finalizar su ciclo de subidas de tipos, un discurso demasiado agresivo hoy de Jean-Claude Trichet podría ser el detonante para romper la barrera de 1,30 y entraríamos en niveles que perjudicarían seriamente a nuestros exportadores. Las Bolsas siguen mostrando debilidad y un discurso agresivo del BCE no es lo más recomendable. Por lo tanto, veremos subidas, pero con un tono prudente.

Estando en Madrid, los responsables del BCE no dejarán escapar la oportunidad de hablar de la inflación española y del boom inmobiliario, que tanto les preocupa. Nuestra incorporación al euro ayuda a explicar el largo ciclo de crecimiento que está registrando la economía española. Nuestra demanda interna crece próxima al 5%, muy por encima de la de nuestros socios europeos y de nuestro crecimiento potencial y eso se traduce en un elevado diferencial de inflación. La inflación es la principal amenaza para mantener nuestro ciclo expansivo y, por lo tanto, todas las subidas graduales del BCE son bienvenidas.

Estas subidas forzarán a las familias con préstamos hipotecarios a moderar su gasto en consumo y ayudarán a enfriar el boom inmobiliario. Pero lejos de una recesión, permitirán a la economía disminuir ligeramente su crecimiento hasta tasas del 3% a lo largo de 2007, reduciendo las presiones sobre los precios.

Muchos economistas no eran partidarios de que España se incorporase al euro y, seguramente por esa razón, les está costando entender lo que está sucediendo en nuestra economía. Todavía siguen a vueltas con el déficit por cuenta corriente y observando con pavor las crisis cambiarias de Islandia y Nueva Zelanda, para resaltar los peligros de un déficit exterior tan elevado.

Santo Tomás apóstol tuvo que meter sus dedos en las llagas de Cristo para creer que había resucitado, esperemos que cuando Trichet dé su rueda de prensa en el Banco de España, estos incrédulos se conviertan y entiendan que nuestra incorporación al euro, y a la estabilidad cambiaria y de tipos que supone, es permanente. Los bancos, empresas y familias españolas se endeudan en euros y el déficit por cuenta corriente ha dejado de ser un indicador de restricción de crédito.

El riesgo es que un alto porcentaje de los que han pedido préstamos no tengan capacidad para devolverlos. Con la llegada de inmigración, tipos bajos en Europa y nuestros bancos obteniendo holgada financiación, a esta economía le quedan muchos trimestres de crecimiento y nuestros agentes dispondrán de más renta para devolver sus deudas. Planteemos escenarios y políticas económicas realistas y dejemos de buscar problemas para que nuestros subconscientes se sientan más a gusto. La subida de tipos de hoy a nosotros nos parece la más necesaria.

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