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CincoSentidos

Soluciones contra los males de la sanidad

Una encuesta mundial de PwC en el sector concluye que el sistema es difícilmente sostenible

El gasto sanitario no es malo ni bueno, sino todo lo contrario. Lo importante es que se gestione bien, viene a decir el informe HealthCast 2020 de PricewaterhouseCoopers, que incluye una encuesta a varios cientos de responsables del sector en todo el mundo. Los verdaderos problemas del sistema, que lo hacen 'difícilmente sostenible' en un plazo de 15 años, son la ineficiencia y la 'insensibilidad' hacia el despilfarro. Como soluciones, los especialistas proponen un mejor uso de las tecnologías de la información y un sistema de incentivos apropiado.

El estudio, el tercero de este tipo realizado por PwC, está basado en encuestas realizadas durante 10 meses a 580 directivos de hospitales, grupos de médicos, empresarios y proveedores de 27 países, y se ha completado con 120 entrevistas en profundidad con gestores sanitarios, responsables políticos, gestores de aseguradoras y altos directivos de empresas sanitarias de Australia, Canadá, Europa, India, Oriente Medio, Japón, Singapur, Suráfrica, Reino Unido y EE UU.

El gasto sanitario estadounidense equivale al 16% de su PIB, y la previsión de HealthCast para 2020 es que alcance el 21%. Paralelamente, el resto de países de la OCDE también incrementarán el gasto desde el 9 hasta el 16%. La razón principal, según el director de Sanidad de PwC, Ignacio Riesgo, no es ni el envejecimiento ni la exigencia de una mayor calidad, factores ambos 'muy secundarios', sino la 'avalancha' en investigación biomédica, que permitirá resolver problemas de salud hasta ahora inabordables.

Ineficiencia y despilfarro, principales problemas según el informe

Casi todos los entrevistados 'tienen miedo de que los sistemas sanitarios no estén construidos para durar', dice el informe, que concluye que serán difícilmente sostenibles en todo el mundo si no se introducen cambios importantes. El problema no es tanto que crezca el gasto, sino elementos como la 'ineficiencia, la insensibilidad de profesionales y usuarios, y un cierto despilfarro', explicó Riesgo.

Pero la consultora también ha preguntado por posibles soluciones. Mejorar las nuevas tecnologías es necesario para el 73% de los encuestados. Gracias a ellas la creación de estándares de seguridad y calidad es posible, como muestra la Agencia de Seguridad de Pacientes del Reino Unido, que tiene un sistema similar al de la aviación estadounidense, en el que se comunican los errores de forma voluntaria, confidencial y sin castigo. El objetivo, cambiar la búsqueda del 'quién' por la identificación del 'cómo' en relación con los errores médicos. El consultor recalcó que la probabilidad de que un diagnóstico sobre infarto de miocardio sea erróneo es 10 veces mayor que la probabilidad de que el equipaje de vuelo se pierda, y 10.000 veces mayor que la de una muerte en accidente aéreo.

Incentivos

Un asunto polémico es el de los incentivos al ahorro y a la eficiencia. Aunque el 85% de las organizaciones participantes en el informe ya ha puesto en marcha el pago por actuación a los profesionales, Riesgo no lo cree 'recomendable, porque estimula más actuaciones; hay que pagar por resultados y por actuaciones adecuadas, aunque eso es muy difícil de determinar, claro'. Otro peligro de los sistemas de incentivos es que los proveedores pueden orientarse a las áreas más incentivadas y el resto quedar sin cubrirse.

El copago constituye 'un método eficaz de gestión' para el 43% de los encuestados. El informe cita como ejemplo Alemania, que incluyó medidas de este tipo en 2004, y que un año después había reducido un 8,7% las visitas médicas. 'Se trata de reforzar la sensibilidad hacia el gasto', explicó Riesgo. Otras medidas para controlar la demanda que ganan peso son las preventivas en la línea de las leyes antitabaco. Suecia, por ejemplo, está estudiando gravar fiscalmente la comida con alto contenido glicémico y graso.

Por último, la encuesta concluye que hace falta más cooperación entre los sectores público y privado, que debe aprovecharse estratégicamente la telemedicina, y que deben flexibilizarse los roles profesionales y las estructuras organizativas. En Australia, por ejemplo, los enfermeros pueden prescribir medicamentos y referir pacientes a otros centros. Y en Hungría, los ingenieros cada vez están más implicados en algunos diagnósticos, añadió Riesgo.

Las soluciones, en todo caso, tienden a ser globales, 'porque también los problemas y los protagonistas lo son', aseguró Riesgo. 'Están apareciendo multinacionales hospitalarias, también aseguradoras'. Como ejemplo de convergencia global, citó la emigración de médicos españoles a Portugal y Reino Unido y la inmigración a España de médicos polacos.

Complicaciones hospitalarias

De cada cien pacientes que ingresan en un hospital español, 8,4 tendrán alguna complicación (efectos adversos) derivada de su estancia o de la intervención quirúrgica a la que han sido sometidos. Así se concluye en un estudio hecho público ayer por el Ministerio de Sanidad.El director general de la Agencia de Calidad del Sistema Nacional de Salud, Alberto Infante, calificó de positivo el dato 'por encontrarnos en la media de los países más desarrollados que han realizado análisis similares'.Igualmente calificó como muy positivo que de los pacientes que han sufrido alguna complicación, 'tan sólo el 4,4% ha fallecido'. Y matizó que no implica que la muerte se deba directamente a la complicación, sino que 'ha podido influir'. De los efectos adversos, el 16% son graves (muerte, incapacidad permanente o la necesidad de otra intervención); el 39% moderados (prolongación de la estancia hospitalaria) y un 45% leves (ninguno de los casos anteriores).Del total de complicaciones, se calcula que de un 40 a un 50% podría evitarse, objetivo que busca el Ministerio con el estudio. De hecho, el Plan de Calidad destina este año 18 millones de euros para atajarlo. Infante declaró que se firmarán convenios con cada CC AA para determinar las medidas y los presupuesto finales.

Impulso a la reproducción asistida

La Ley de Reproducción Asistida salió ayer adelante en el Congreso de los Diputados con el objetivo de facilitar que las personas con problemas de fertilidad puedan tener hijos. El polémico texto legal -cuyas enmiendas del PP que fueron aprobadas en el Senado, fueron rechazas ayer en el Congreso- permite la selección genética de embriones con fines terapéuticos para terceras personas.La nueva Ley prohíbe la clonación de seres humanos, así como las madres de alquiler. Además, contempla las condiciones en que deben ser utilizados gametos y preembriones en la investigación.Entre los principales avances figura la eliminación del límite en el número de ovocitos a fecundar en cada ciclo reproductivo. Y es que la Ley de 2003 establecía un máximo de tres ovocitos por ciclo, lo que reducía las probabilidades de éxito. Se trata ahora de acabar con múltiples intentos fallidos en los que la salud de la mujer está expuesta a efectos nocivos.La donación de gametos y preembriones, según ordena la Ley, es anónima y gratuita. Los preembriones crioconservados, el semen, los óvulos y el tejido ovárico pueden ser utilizados por la propia pareja, donados a otras parejas y utilizados para la investigación. Hasta ahora sólo se podía investigar con preembriones sobrantes congelados antes de 2003.

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