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Crónica de Manhattan
Crónica
Texto informativo con interpretación

¿La hora de Snow?

El viernes, el presidente George Bush se dirigió a los medios en una corta intervención en la que habló de los logros económicos de la Administración. Era una ocasión oportuna porque se acababa de conocer que en marzo se crearon 211.000 nuevos empleos y que la tasa de paro se rebajaba al 4,7%.

Son ya 31 meses consecutivos de creación de empleo y 2,1 millones de nuevos puestos de trabajo en los últimos 12 meses, según dijo. Bush recordó que la economía es sólida y crece a una media del 3,5%.

Pese a este rosario de buenos datos, una reciente encuesta de AP-Ipsos mostraba que sólo el 36% de los estadounidenses aprueba la gestión presidencial. La situación en Irak pesa mucho y saber (como se supo la semana pasada) que Bush autorizó filtraciones interesadas a la prensa para apoyar esta campaña, no ayuda. El porcentaje de la encuesta de AP-Ipsos es el más bajo del presidente y en el área económica, el 59% de los ciudadanos dice que lo hace mal.

Y eso juega en contra de John Snow, secretario del Tesoro.

Tras las elecciones de 2004 ya se pensó que no repetiría en el gabinete. Pero se mantuvo. Ahora vuelven los rumores sobre su permanencia en un puesto que los analistas dicen que tiene actualmente un peso discutible: la política económica se hace en la Casa Blanca y en el Tesoro se gestiona y promociona. Es decir, no es el mismo departamento clave en el que estuvieron Robert Rubin y Larry Summers cuando Clinton presidía.

Y Snow no convence. A diferencia de su predecesor Paul O'Neill, Snow es un hombre muy leal a Bush, pero no ha logrado cuajar el mensaje de éxito que desde la Casa Blanca se quiere mandar. Además, el nuevo jefe de gabinete de Bush, Joshua Bolten, cree que no es efectivo. En el Senado, o piensan así o han llegado rumores, porque en su última comparecencia ante un comité estuvieron 3 de los 19 senadores que iban a estar.

El pasado martes Bush le dio un tímido apoyo que dio más alas a los rumores que circulan en Washington y en Wall Street, que es donde se dice que estaría su sustituto. El propio secretario insistió el viernes, que su salida o permanencia es un asunto privado entre él y el presidente y que no comenta rumores.

æpermil;stos apuntan a que su puesto se ha ofrecido ya a los presidentes de Goldman Sachs, Merrill Lynch y Morgan Stanley, entre otros, pero que ninguno lo quiere por la falta de peso del puesto y porque la popularidad del Gobierno es muy baja. El hecho de que sea difícil encontrar un sucesor puede alargar su gestión.

Y él hace lo que puede. El problema es que la fotografía de la economía con la que la Casa Blanca quiere que Snow haga un póster es sólo una parte de la historia.

En los hogares hay una cierta inquietud por la estabilización del precio de la vivienda (que es donde se han ido los ahorros y los créditos de muchos), la subida de los tipos y la calidad de los empleos.

Además, si hacen las cuentas pocos van a entender el empeño que Bush tiene en mantener los recortes fiscales a la inversión por los que ha luchado esta semana (sin éxito).

Se sabía que estos recortes, benefician a los más ricos, pero The New York Times ha publicado un estudio que verifica que quien tenga ingresos de 10 millones o más se puede ahorrar más de 520.000 dólares en impuestos, y los que cobran menos de 50.000 apenas notan 450 dólares. Así, es duro ser mensajero.

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