En casa del herrero
La advertencia de Bruselas sobre la falta de competencia en el sector de la liquidación y compensación de valores, el patio trasero de las Bolsas, coincide con la colocación en el mercado del parqué más antiguo del mundo. Wall Street, cuyo origen está en una reunión de ricos comerciantes a la sombra de un árbol, ha tardado 213 años en predicar con el ejemplo, esto es, en hacer precisamente eso que la hace ganar dinero cuando lo hacen otros.
Ambos aspectos tienen algo de paradójico. Porque bien es cierto que la Bolsa de Nueva York es, junto con la española y la italiana, una de las últimas en cotizar. Pero las primeras OPV de Bolsas se remontan a los principios de esta década. De hecho, hasta hace no muchos años las Bolsas operaban bajo un sistema mutualista, en la que los socios eran a la vez propietarios y usuarios, de modo que no se podía ser una cosa sin ser la otra.
Así, lo que se supone que es el centro de gravedad del sistema capitalista, pero curiosamente no se aplicaba, o no se aplica el cuento en dos aspectos fundamentales, como son la estructura de las sociedades y la competencia en la prestación de servicios.
En este sentido, los mercados de Estados Unidos sí van un paso por delante de los europeos. Aunque las acciones sólo cotizan en una Bolsa oficial, las redes electrónicas ofrecen vías alternativas de compraventa de valores que, de hecho, han dañado la cuota de mercado de los tradicionales Nasdaq y New York Stock Exchange.
En Estados Unidos la compensación y liquidación de valores se hace a través de una cámara central, y de hecho, una de las preocupaciones de la Comisión Europea apunta a que, por un lado, en el mercado no haya competencia -en España sólo se liquida en Iberclear- y, por otro, la misma empresa que contrata es la que liquida. Posiblemente este no sea hoy el mayor problema, pero si se confirma la tendencia a la concentración de mercados -Euronext y Deutsche Börse- sí puede notarse la falta de competencia.