_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Hacia dónde va Europa

El Parlamento Europeo aprobó el pasado día 16 la Directiva de Servicios, que tiene el objetivo de facilitar las operaciones de las empresas de servicios en todos los países de la UE. Esta directiva elimina 65 obstáculos administrativos y permite a estas empresas prestar sus servicios en otros países comunitarios sin tener que establecerse en ellos. Tras años de discusiones y en respuesta a las presiones de sindicatos y al rechazo de países y de líderes europeos como Jacques Chirac, el principio más controvertido de la directiva -el llamado 'principio del país de origen'-, por el que se hubiese permitido a una empresa actuar en otro estado aplicando la regulación de su país de origen, ha sido eliminado.

El texto aprobado excluye los aspectos más liberalizadores de las propuestas iniciales y asegura el mantenimiento del modelo social europeo, ya que la directiva no se aplicará a la legislación laboral, a las normas de bienestar social, vivienda social, servicios de salud, ni a los servicios de interés económico general. Todavía tiene que ser aprobada por los jefes de Estado y de Gobierno en la próxima cumbre de marzo y volver al Parlamento para su ratificación definitiva.

Dada la importancia del sector servicios en la UE -que representa un 70% de la actividad económica europea y que es la fuente más importante de creación de empleo-, la timidez de la reforma aprobada no ha dejado satisfecho a casi nadie, y ha abierto un nuevo frente de enfrentamiento no sólo ideológico entre la derecha y la izquierda, sino también entre la Vieja y la Nueva Europa, cuyos países temen que la directiva frene la posibilidad de que sus empresas ofrezcan servicios en los países fundadores.

Las empresas europeas se han convertido, pese a las trabas de los Gobiernos, en las promotoras de la integración

Muchos de los empresarios de servicios han quedado también desencantados por la eliminación del principio del país de origen. Desafortunadamente, la timidez de esta reforma no augura buenos resultados. Por el contrario, una vez más la falta de audacia de los líderes europeos ratifica la desaceleración del proceso de reformas y dificultará el objetivo de mejorar la competitividad de las economías europeas.

Esta decisión supone un avance limitado en el proceso de integración y de movilidad dentro de Europa y se produce en un momento en que Europa acaba de inaugurar el Año de la Movilidad de los Trabajadores Europeos. De acuerdo con datos oficiales, sólo el 2% de los trabajadores de la UE se ha marchado a otro Estado miembro a trabajar y esta situación está frenando el crecimiento económico y del empleo. Es por ello que la Comisión acaba de poner en marcha una web en internet que ofrece un millón de empleos en los países miembros.

La Comisión también acaba de pedir a los países de Europa occidental que abran sus puertas a los ciudadanos de Europa del este, y eliminen los periodos de transición fijados en los acuerdos de accesión por 12 de los países miembros. Un informe de la Comisión muestra que en Suecia, Irlanda y Reino Unido (los tres países que permitieron acceso sin restricciones a sus mercados laborales), la apertura a los trabajadores del este ha fomentado el crecimiento económico y ha contribuido a eliminar cuellos de botella en sectores como el de la construcción. La urgencia de facilitar la movilidad laboral se acentúa por un contexto en que el envejecimiento de la población europea amenaza seriamente al crecimiento económico (de acuerdo con la Comisión, los cambios demográficos reducirán el crecimiento económico potencial del 2,2% actual a un 1,3% entre 2031-2050).

En un momento en que Europa celebra el aniversario de los 20 años de la creación del Mercado æscaron;nico es importante enfatizar que, pese a los notabilísimos avances que se han producido en la eliminación de barreras a la creación de un mercado único en la UE, quedan todavía significativos obstáculos. Son ahora las empresas europeas las que se han convertido, pese a las trabas de los Gobiernos, en los principales agentes de cambio, de integración Europea (en sectores como el energético), y de eliminación de barreras nacionales.

El comportamiento de Gobiernos como los de Alemania, España, Francia, Italia, Luxemburgo o Polonia en operaciones de compras y fusiones empresariales demuestra que siguen actuando como si el mercado único no hubiese existido. Siguen hablando de aumentar la competencia en los mercados pero continúan defendiendo el modelo de 'campeones nacionales' que, cuando menos, tiene un récord dudoso. Es importante que se fijen en el éxito de muchas empresas europeas que están respondiendo de manera efectiva a los retos de la globalización, e implementado las reformas necesarias para mejorar sus estructuras de costes y su competitividad. Lo lamentable es que estas reformas se produzcan a pesar de los Gobiernos y que no sean lideradas y apoyadas por políticas y decisiones adecuadas a nivel nacional y Europeo.

Archivado En

_
_