Empleo abierto al discapacitado psíquico
El esfuerzo por integrar en el mundo laboral a personas con discapacidades psíquicas está dando resultados. La clave está en tratar a estos empleados como a cualquier otro. A esta experiencia se ha sumado la Fundación Solventia, que ha propiciado la incorporación de una joven deficiente a un bufete.
Marta tiene 25 años y acaba de acceder al mercado laboral. Cada mañana, cuando llega al despacho de Díaz-Bastien & Truan Abogados, coloca el papel en la fotocopiadora, cambia el tóner, revisa que las máquinas estén en orden y se encarga de ejecutar todo aquello que se le encomienda. Lleva aún poco tiempo, pero ella está satisfecha con su nuevo empleo y sus compañeros de trabajo, la mayoría abogados que se mueven entre grandes operaciones internacionales, también. La única diferencia es que ella tiene síndrome de Down.
La incorporación de Marta, que tiene un contrato fijo de cuatro horas diarias, 'no tiene nada que ver con la beneficencia ni con la caridad. Nosotros sólo le damos la oportunidad de hacer un trabajo que necesitamos al mismo tiempo que ella nos resuelve un problema', explica Conrado Truan, socio gestor del bufete y presidente de la Fundación Solventia.
Una de las claves de la integración en la empresa es exigir a estos trabajadores lo mismo que a cualquier otro, aunque teniendo en cuenta el tipo de tarea que realizan. 'Son personas muy meticulosas y perfectas para trabajos sistemáticos', añade.
La Fundación Aprocor, una entidad sin ánimo de lucro que trabaja para mejorar la calidad de vida de los jóvenes con discapacidad intelectual, ha gestionado la contratación de Marta. La fundación realiza un seguimiento constante de los jóvenes que se incorporan al mundo laboral, por eso Aitor, el monitor de Marta, le ha acompañado cada día durante las primeras semanas. Poco a poco se ha ido desvinculando hasta que ella es plenamente independiente y responsable de su trabajo, aunque la fundación hace un seguimiento durante toda la vida laboral del trabajador. Aprocor acoge a 175 jóvenes, de los que sólo 9 están en el mundo laboral, la mayoría en empresas de manipulados, hostelería y lavanderías. La novedad de Marta es que está en un bufete.
Díaz-Bastien & Truan Abogados es una compañía más de las que se están abriendo a la integración laboral de los disminuidos psíquicos. Otras grandes empresas como Carrefour o Alcampo, por ejemplo, tienen acuerdos con la Asociación para el Síndrome de Down, y experiencias como la del conocido restaurante segoviano Cándido, que ha creado una fundación para enseñar a cocinar a discapacitados psíquicos, son cada vez más frecuentes.
Un abanico de proyectos
Los proyectos de integración son cada vez más habituales aunque a las empresas les cuesta todavía incluir en su plantilla a disminuidos psíquicos. Una de las instituciones más activas en este terreno es la Fundación Síndrome de Down, que cuenta con un amplio abanico de proyectos, entre los que se encuentra Stela. Este programa, que nació hace cinco años y está coordinado por Begoña Escobar, comenzó con la incorporación de seis personas con síndrome de Down en distintas empresas, y ya ha logrado la participación de 20 jóvenes de edades comprendidas entre los 18 y 35 años en trabajos de distinta índole (operarios de limpieza, pinches de cocina, auxiliares de almacén, etc.).El modus operandi del proyecto Stela es similar al que desarrollan otras iniciativas de integración, ya que los jóvenes que acceden al ámbito laboral pasan por tres fases. La primera es de formación inicial para el empleo, la segunda etapa comienza al incorporarse al trabajo y la última es la de seguimiento del trabajador y formación permanente para ayudarles a mantener su puesto laboral.Las empresas cuentan, además, con una serie de ventajas fiscales que tratan de incentivar la contratación de este tipo de personas. Sólo pagan el 10% de la Seguridad Social que le corresponde por ese trabajador, aunque la mayoría de las compañías no piensan en este motivo a la hora de contratar; les mueve más la conciencia social.