El puente sobre aguas turbulentas
El problema de la siniestralidad laboral se ha mostrado crudamente en el accidente con seis víctimas mortales del pasado lunes en Granada. Según los autores, los enfoques tradicionales de la prevención son limitados si no se actúa con fuerza en propiciar comportamientos responsables de empresarios y trabajadores ante los riesgos laborales
Hace unos meses Esade organizó una jornada sobre prevención de riesgos laborales con motivo de cumplirse el décimo aniversario de la ley, concluyendo que el balance del decenio ha sido ambiguo, ya que, si bien es innegable que todos los agentes (empresas, trabajadores, sindicatos, ministerio...) se han esforzado en mejorar el nivel de prevención de riesgos, la dura realidad es que los niveles de siniestralidad españoles siguen pareciéndose más a los de un país en vías de desarrollo que a los de un país plenamente integrado en la Unión Europea.
Según el European Trade Union Congress (ETUC) en el estudio Benchmarking Working Europe 2003, los accidentes laborales con más de tres días de ausencia eran en el año 2003 para España de 6.569 por cada 100.000 habitantes bastante por encima de la media de la UE-15 de 4.000 trabajadores y muy alejados de los mil trabajadores de Suecia.
A partir se esa realidad, la pregunta obvia es: ¿por qué siguen ocurriendo tantos accidentes?, y para orientar la respuesta hay que partir de la premisa de que en los accidentes laborales la causalidad siempre se impone a la casualidad. El problema es que quizás no acabamos de actuar con la decisión que sería necesaria sobre las causas más importantes.
Los trabajadores pueden creer que todo es cuestión de buena o mala suerte; los empresarios que cumplen con la ley, mientras que la Administración destina casi todo el presupuesto a aumentar los efectivos de vigilancia que garanticen el cumplimiento de la Ley.
Ante esta situación deberíamos plantearnos (más seriamente de lo que lo hemos hecho hasta ahora) el hecho de que uno de los factores que permitiría mejorar los resultados en seguridad laboral es la intervención sobre las actitudes y los comportamientos en la prevención de riesgos laborales, tanto de los empleados como de los empresarios. Y es que el comportamiento ante el riesgo debe tener la consideración de factor clave si se quiere lograr una gestión excelente en materia de seguridad laboral. Los comportamientos deben pasar a ser el fin último de la estrategia de prevención y no un parámetro que simplemente debemos aceptar.
Los efectos de estrategias y enfoques tradicionales para fomentar la prevención -basados fundamentalmente en el cumplimiento de la ley, la información y formación a los trabajadores, o la implementación de medidas técnicas como procesos de automatización y de ergonomía- acaban siendo limitados si no se actúa en paralelo y con fuerza en propiciar unas actitudes y unos comportamientos responsables de empresarios y trabajadores ante los riesgos laborales. Aquellas empresas que han logrado resultados importantes en la reducción de la siniestralidad son las que, además de los enfoques y estrategias tradicionales, han fomentado la creación de una cultura de empresa basada en los valores de la prevención.
La seguridad laboral es como un puente que se sostiene sobre dos pilares: la cultura organizacional y los programas e instrumentos para minimizar los riesgos. Ambos fundamentos descansan sobre los valores, que actúan como guía del comportamiento de las personas de la organización. En la medida en que se mejore el pavimento del puente mejorarán la iluminación y señalización y los conductores que cruzan el puente conducirán de forma más responsable, con lo que las probabilidades de que se produzcan accidentes se reducirán de forma substancial.
En consecuencia, en la prevención de riesgos laborales es tan importante actuar sobre las medidas e instrumentos como sobre los valores y las actitudes que guían los comportamientos frente al riesgo.
Este tema, escasamente investigado hasta la fecha, puede aportar una nueva visión que complemente los esfuerzos realizados hasta ahora por todos los agentes implicados y permita abordar con mayor éxito el problema de la siniestralidad en nuestro país. En esta línea, el Instituto de Estudios Laborales de Esade, conjuntamente con técnicos de prevención de Mutua Egara, estamos trabajando en la creación de un primer Barómetro sobre Actitudes y Comportamientos frente a los Riesgos Laborales en la Empresa, un barómetro que permitirá conocer en profundidad las actitudes y principales comportamientos de los trabajadores y los empresarios respecto a las medidas de prevención utilizadas en las empresas facilitando información relevante a los agentes implicados con el objetivo de enfocar mejor los esfuerzos en todos los niveles de la seguridad laboral.
No es una investigación fácil pero sí necesaria en ese esfuerzo común que, como país, hemos emprendido para reducir y, si se puede, eliminar la alta siniestralidad laboral.