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Concentración en telecomunicaciones

La adquisición elevará un 3,5% el beneficio y aportará 3.300 millones en sinergias

La fisonomía de Telefónica no será la misma tras la compra de O2. Latinoamérica baja su peso hasta el 28% del Ebitda y el móvil iguala sus fuerzas con la fija

La cuantía de la oferta de compra de Telefónica sobre O2 y el impacto que causará en la deuda de la operadora española son las partes financieramente más delicadas de la operación anunciada ayer. Por eso César Alierta y su equipo gestor se han apresurado a contar a los analistas, al mercado y a la prensa los beneficios materiales y teóricos de la compra.

Telefónica tendrá 180 millones de clientes en enero, cuando la compra de O2 se concrete, si todo sigue el calendario previsto y nadie interfiere por el camino. La firma británica aporta 25 millones de usuarios, sobre todo en Alemania y Reino Unido, aunque también en Irlanda. Pero a la vez suma beneficios desde el primer año, según remarcaron ayer tanto Alierta como el director general de Finanzas, Santiago Fernández-Valbuena.

Según las estimaciones, el beneficio por acción de Telefónica se verá elevado un 3,5% en 2006 con la adquisición de O2, en un impulso que llegará hasta el 6% al año siguiente. Si de las ganancias se descuentan las amortizaciones y otras partidas que no consumen caja, el crecimiento sería del 7,3% y del 10%, respectivamente. También el flujo de caja se verá acrecentado, con un alza del 5,6% el año que viene y del 8,3% en 2007.

La empresa británica no se integrará de momento en Telefónica Móviles y reportará directamente a la matriz del grupo

El Ebitda procedente de Europa se dispara del 5% al 21% cuando se tiene en cuenta el impacto de la compra de O2

La segunda partida destacada de la operación, en función del aspecto positivo para las cuentas de Telefónica, son las sinergias. En una estimación que Alierta denominó varias veces como 'conservadora', el valor presente neto de las sinergias de la compra de O2 asciende a 3.300 millones de euros, a razón de casi 300 millones anuales en 2008.

De ellos, la mayoría repercutirán en la compañía británica, el 89%, mientras que el 11% serán para Telefónica, y proceden sólo del análisis de las inversiones y los gastos. La operadora española ha identificado 11 aspectos del negocio en los cuales la nueva sociedad hispano-británica redundará en beneficios para ellas. Van desde el desarrollo de soluciones corporativas, a la itinerancia de redes, pasando por la compra de contenidos y el desarrollo de productos.

Pero para cuantificar las sinergias se han tomado sólo tres conceptos: la compra de terminales y equipos, otros costes generales y la eficiencia de costes de red. Estos aspectos suponen 293 millones de sinergias anuales en 2008. Además, Telefónica espera beneficiarse de las pérdidas operativas existentes en O2, para las que estima un valor presente neto de 1.400 millones de euros.

Para dar una idea de su 'conservadurismo', Alierta recordó que las sinergias de la compra de los activos latinoamericanos de Bellsouth se cifraron en 1.000 millones de dólares 'y ahora la nueva estimación es un 50% superior, hasta 1.500 millones', explicó.

Dudas sobre el precio

Tanto la cifra de sinergias como de crecimiento del beneficio estaban llamadas a contrarrestar cualquier duda sobre el precio ofrecido, sobre todo teniendo en cuenta que la prima es del 22%. Pero Alierta no tiene dudas: 'Creo que desde el punto de vista fundamental y por las sinergias que hemos proyectado, el precio es muy correcto', aseguró.

Tampoco duda Alierta del potencial de crecimiento de los activos comprados. Europa da seguridad, pero no es el territorio donde se puede apostar por una subida más rápida de cuotas de mercado o de beneficios, sobre todo porque Reino Unido es uno de los mercados más competitivos que existen.

Telefónica ya lo sufrió en carne propia cuando optó por las licencias UMTS. Del mercado británico se retiró precisamente por esa fuerte rivalidad, y en Alemania e Italia tiró la toalla antes de empezar. Ahora ha encontrado otra manera de entrar en estos países, con una operadora consolidada, pero que, según sus cifras, muestra el mayor dinamismo entre los partícipes del mercado.

Pero más allá de las cifras económicas y del potencial de crecimiento, que tardarán un tiempo en concretarse, del tamaño de la operación de O2 da idea el cambio radical que sufrirá la fisonomía de Telefónica en cuanto la británica entre en su órbita.

En estos momentos, la telefonía fija aporta el 59% del Ebitda de la compañía, según las estimaciones para este ejercicio. Con O2, el peso de los móviles subiría hasta el 48% y se equilibraría casi con las actividades más tradicionales. A tres años vista, la diferencia será aún mayor. La telefonía celular superará a la fija y aportará el 54% del resultado bruto de explotación.

Con estas variaciones, Telefónica cumple uno de sus objetivos -demandado también por el mercado-. La telefonía fija es una máquina de hacer caja, un negocio seguro, pero también lo es su caída constante. La competencia es cada vez más intensa, sin casi barreras de entrada para cualquier competidor que quiera intervenir. Sus perspectivas de crecimiento son limitadas y se reducen a la banda ancha, que también opera en un entorno de mucha rivalidad.

En las telecomunicaciones, el negocio que se considera de crecimiento es el móvil y con la compra de O2 Telefónica da un paso de gigante para elevar el peso de esta actividad en sus cuentas.

Los deseos de la operadora española de equilibrar su balance y reducir el riesgo latinoamericano también tienen un reflejo claro en las cifras. En estos momentos, España copa el 61% del Ebitda de Telefónica y el Nuevo Continente, el 34%. El resto de Europa se queda con un tímido 5%, que se dispara hasta el 21% en cuanto se tiene en cuenta la adquisición de O2.

Ahora bien, Latinoamérica puede ser percibido como un riesgo, pero también tiene un potencial de crecimiento que muy importante. Así, en las previsiones para 2008 el peso de Europa en el Ebitda de Telefónica crece hasta el 23%, pero el del otro lado del Atlántico lo hace en mayor proporción, hasta el 33%. De las tres patas de la compañía, sólo España cede posiciones y se quedará con el 44% dentro de tres años.

Para llegar a este punto, sin embargo, antes Telefónica tiene que hacer efectiva la compra de O2. Como primer paso, la operadora española ya tiene arreglada la financiación, un tema de vital importancia en una operación de 26.000 millones de euros. Para cumplir con las exigencias de la legislación británica, se ha cerrado con Citigroup, Goldman Sachs y el Royal Bank of Scotland un préstamo puente para pagarla. A partir de ahí, la pelota está en el terreno de los bancos, que arreglarán una sindicación.

En cualquier caso, el montante de la compra es casi igual al de la deuda financiera neta que tenía Telefónica a cierre del primer semestre, lo que significa que el endeudamiento de la operadora, a corto plazo, se disparará.

Una filial independiente

El presidente de Telefónica fue ayer muy cauto con sus afirmaciones y proyecciones, por las rigideces que impone la Bolsa londinense a este tipo de operaciones. Pero fueron varios los comentarios que dedicó a la importancia de la escala en el negocio de las telecomunicaciones y más del móvil. A pesar de ello, O2 no se integrará en Telefónica Móviles, sino que, por ahora, permanecerá como una filial independiente, reportando directamente a la matriz y gestionada por sus actuales ejecutivos, el presidente, David Arculus, y el consejero delegado, Peter Erskine.

También conservará la marca, en un movimiento que tiene más que ver con la buena acogida que tiene el nombre de O2 en los mercados donde opera que con cualquier duda que haya sobre Movistar. 'La marca O2 es fantástica y Telefónica está encantada con ella', señaló Alierta.

Es cierto que O2 cuenta con una ventaja sobre otras marcas del mercado: nació hace cuatro años y no está contaminada con herencias de ex monopolio u operadora dominante. Movistar tampoco lo está y Telefónica acaba de lanzar una campaña mundial para implantarla en Latinoamérica y en España, pero su conocimiento más allá de los Pirineos es limitado y habría que hacer un desembolso adicional además del actual en darla a conocer.

En cualquier caso, si Telefónica ha convencido a los gestores de O2 de que su oferta es la mejor no es sólo por el precio. El hecho de que el equipo gestor se mantenga, de que también lo haga la marca y de que sea una filial independiente han contribuido en buena medida a ello.

Y para que los accionistas tengan menos dudas para vender sus acciones a Telefónica, la operadora ha incluido en el proceso de compra un mecanismo para ajustar la fiscalidad a gusto de cada socio. Puesto que la oferta es en efectivo, la plusvalía tributará en cuando se haga la transacción, algo que puede desincentivar a los vendedores. Por ello, tendrán la posibilidad de elegir y cambiar sus títulos por un instrumento cuya finalidad es dilatar el momento de la materialización de plusvalías. El mecanismo es tradicional en las operaciones en Reino Unido y el Santander también lo ha usado en alguna de sus compras.

Dos representantes británicos en el consejo

 

Según el acuerdo alcanzado, el consejo de administración de Telefónica procurará nombrar 'a la mayor brevedad posible' tras la fecha en que la oferta se declare incondicional a dos personas designadas por O2 como miembros del consejo de la compañía. En este marco, la empresa británica ha elegido a David Arculus, actual presidente de O2, y a Peter Erskine, consejero delegado del grupo, para ocupar los dos asientos en el consejo de Telefónica. Erskine será además propuesto como miembro del comité ejecutivo y del comité directivo de la compañía. Por su parte, Rudolf Groeger, en la actualidad primer ejecutivo de O2 en Alemania y miembro del consejo del grupo, de será el candidato como consejero de Telefónica Móviles.

Compromiso de mantener el equipo gestor y la marca

 

La oferta de compra sobre O2 presentada por Telefónica incluye el compromiso de la española de mantener, por ahora, el equipo gestor de la operadora de móviles británica 'sin disrupción operativa'. Además, la compañía que preside César Alierta ha hecho pública su intención de conservar la marca O2, enseña de reciente creación que vio la luz en el año 2001 tras la escisión del grupo de su matriz BT, pero con alto grado de consolidación en los países donde está presente y muy asociada por los consumidores a la telefonía móvil. Frente a la fortaleza de O2 en sus mercados, Movistar se mantendrá, de momento, como marca del negocio celular en España y Latinoamérica. La unificación de las enseñas conllevaría un coste para Telefónica difícil de asumir en este momento.

La política de dividendo seguirá inalterada

 

Uno de los pilares de la gestión del presidente César Alierta es la de mantener la retribución al accionista y la recompra de acciones para premiar al inversor. Y esta política ha de mantenerse con independencia de las adquisiciones se lleven a cabo. Así se lo aseguró el ejecutivo a los inversores que asistieron a la pasada junta de accionistas, celebrada en junio.La compra de O2 no ha de ser una excepción, según aseguró Alierta en la rueda de prensa de ayer.Telefónica, la empresa con más accionistas de España, pagará este año 0,5 euros por título con cargo al ejercicio 2004, lo que supone un alza del 25% y una rentabilidad del 3,68%. Esta política costará 2.500 millones de euros. La compañía, además, mantiene un programa de recompra de acciones.

Hoy comienza el 'road show' en Londres

 

Telefónica ha condicionado la opa a la aceptación del 90%. Esta declaración, sin embargo, es de máximos, puesto que la operadora ya ha dicho que se reserva el derecho a cambiar este límite siempre que tenga más del 50% de O2. En cualquier caso, son muchos los accionistas a los que tiene que convencer, sobre todo porque la británica tiene uno de los capitales más diversificados del mundo. Y también son muchos los analistas a los que debe convencer.Telefónica es una compañía española, volcada hasta ahora en Latinoamérica, así que los reparos a su desembarco en países como Reino Unido y Alemania no van a ser desdeñados por sus gestores. Tampoco Deutsche Telekom va a tomar de buen grado el hecho de que le hayan arrebatado a O2, por lo que se prevé una campaña dura.Por todo ello, los ejecutivos de Telefónica no descansarán en el corto plazo. Después de negociar durante dos semanas muy intensas la compra de O2, ahora comienza su explicación pública. Ayer hubo rueda de prensa y conferencias telefónicas con analistas en Madrid y Londres; hoy empieza el road show internacional, según aseguraron fuentes del mercado.La primera parada con inversores institucionales, fondos y bancos de inversión será en Londres y a la cita acudirá el presidente, César Alierta, y el director general de Finanzas Corporativas, Santiago Fernández-Valbuena. Después tomarán rumbo a Francfort, a Madrid y a las principales plazas financieras europeas. Nueva York también estaba en la lista inicial, pero las restricciones a la oferta que hay en EE UU lo han desaconsejado.

Otros datos de la operación

 

El porcentaje. La opa está condicionada a la adhesión del 90% de los accionistas de O2, pero Telefónica ya ha anunciado que podrá aceptar la oferta siempre que más del 50% de los socios digan sí.

El préstamo. Los 26.000 millones que tres entidades financieras, Citigroup, Goldman Sachs y el Royal Bank of Scotland, van a dejar a Telefónica constituyen el mayor préstamo mundial de los últimos cinco años.

La fiscalidad. Para mejorar la fiscalidad de la operación, Telefónica da la oportunidad a los accionistas de no hacer efectivos sus títulos ahora, sino de intercambiarlos por notas que podrán ejecutar cuando tributariamente sea más ventajoso.

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