El dilema económico detrás de la emigración
La inmigración es una falsa solución a los problemas económicos'. Es la teoría de Robert Leiken, director del programa de inmigración y seguridad nacional del Centro Nixon de EE UU. Una reciente publicación del Banco Mundial le da parcialmente la razón. El estudio que se recoge en el libro Migración internacional, remesas y fuga de cerebros revela que las remesas de los emigrantes alivian la pobreza y ayudan a elevar los niveles de salud infantil, asistencia escolar e inversiones en sus países de procedencia. Pero hay una cara negativa y es que los países pequeños y más empobrecidos se enfrentan a una fuga masiva de cerebros que puede limitar sus posibilidades de desarrollo.
Por lo que se refiere a las remesas, el Banco Mundial asegura que los 200 millones de personas que viven fuera de su tierra natal serán responsables de envíos de dinero que ascenderán a 250.000 millones de dólares en 2005. Estas cantidades son cruciales en el bienestar de las familias que reciben estas sumas ya que, según el estudio, quienes tienen a sus familiares trabajando en un país del primer mundo viven mejor que los que no tienen ningún emigrante.
No obstante, hay matices en cómo se invierte este dinero. El Banco estudia lo que ocurre en México, Guatemala y Filipinas (hay en marcha estudios en otros países) y verifica que, en Guatemala, los hogares urbanos y rurales invierten más en la formación de los jóvenes con las remesas y dedican menos al consumo diario. En el México rural, sin embargo, los niños que tienen familiares fuera no mejoran su educación más que los que no reciben remesas. El informe transmite que la mayor parte de los niños de este país con frontera directa con EE UU quieren seguir el ejemplo de sus familiares y trabajar en el vecino país del norte y para eso no necesitan más educación (por que no va a ser compensada). El incentivo de este país fronterizo para invertir en educación es menor.
La cara menos amable es que los países más pequeños y con más dificultades pierden habitantes y con ello personas educadas. Más del 50% de los profesionales universitarios de países de América Central y del Caribe están fuera de su país. Desde el Banco se transmite que una nación que pierde un tercio de sus graduados tiene razones para la preocupación. Maurice Shiff, coeditor del libro, dice que 'como promedio, en los países con más de 30 millones de habitantes el éxodo de profesionales es inferior al 5% de la población con estudios universitarios'.
En China, India, Brasil, los países de la ex Unión Soviética e Indonesia sólo del 3% al 5% de sus graduados viven en el exterior. En África, al sur del Sahara, los trabajadores cualificados son apenas el 4% de la población activa y el 40% de ellos se va del país. La mayoría emigra a EE UU, la UE, Australia y Canadá. Caglar Ozden, coautor del libro, afirma que al menos en EE UU la mayor parte no encuentra empleo que respondan a su nivel de educación. No todo el intelecto de los emigrantes se pierde, ya que, por ejemplo en EE UU se estima que un 10% de incremento de graduados extranjeros aumenta las solicitudes de patentes un 4,7%. Para los economistas, el problema es que esos países pierden profesionales y clase media y la solución a sus problemas se retrasa.
Incentivos para retener al capital humano
El Banco Mundial verifica que las remesas son una fuente crucial de ayuda al desarrollo, en un momento en el que en distintos foros, el G-7 o la Iniciativa contra el hambre y la pobreza (impulsado por el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva), estudian cómo facilitar el movimiento de estos capitales sin excesivos costes para los emigrantes y convertirla así en una más efectiva ayuda al desarrollo. José Luis Rodríguez Zapatero reafirmó su voluntad de trabajar en ello en la última apertura de la Asamblea General de la ONU.En la cuestión de la fuga de cerebros, los autores del estudio del Banco Mundial creen que es necesario encontrar incentivos para que se reduzca la salida de personas cualificadas. En su reciente libro Give Us Your Best and Brightest ('Dennos a sus mejores y más brillantes'), los catedráticos Devesh Kapur y John McHale argumentan que la migración va a jugar un papel vital en las políticas y las economías internacionales de las próximas décadas. Los autores creen que los más pobres pierden los que se llaman 'constructores de instituciones' (profesores, gerentes, pensadores...), lo que deja atrapados a estos países en su pobreza.El catedrático de la Universidad de Columbia Jagdish Bhagwati, un economista experto en comercio internacional y uno de los que emigró de la India en los sesenta, dice que ese libro debería ser de obligatoria lectura. En los años setenta Bhagwati ya propuso imponer una tasa a esta mano de obra cualificada.