La pasión por las mansiones remite en Estados Unidos
Los estadounidenses se están replanteando su pasión por lo grande, al menos en lo que se refiere a las grandes inversiones.
Los estadounidenses se están replanteando su pasión por lo grande, al menos en lo que se refiere a las grandes inversiones. Las ventas de todoterrenos y otros automóviles grandes, como la legendaria Serie F de Ford, van notablemente a la baja debido a que la gasolina cuesta el doble que el año pasado y esas máquinas no la consumen, la devoran. En cuestión de casas ocurre algo parecido. El ánimo por tener cada vez más metros cuadrados también decae.
En lugares como Tejas este fenómeno es particularmente llamativo. Las mansiones que aparecían en la famosa serie de televisión de los años ochenta Dallas no eran una excepción. Muchas de las viviendas de esa ciudad eran de ese tamaño. No obstante, los arquitectos afirman que lo que se proyecta ahora para la zona es cada vez más discreto, aunque con matices. 'A nadie se le ocurriría diseñar una casa con armarios empotrados, ese concepto allí no se entiende. En los armarios hay que pasear para elegir el traje', asegura una arquitecta.
Las cifras que maneja la Asociación Nacional de Constructores de Casas (NAHB, en inglés) reflejan que la media de las viviendas unifamiliares han pasado en este país de los 139 metros cuadrados en 1970, a 215,5 metros cuadrados en 2002. El año pasado, la media fue de 218,3 metros cuadrados, un tamaño que se mantiene sin variación por el momento. Según la portavoz de esta asociación, las cifras hablan de una estabilización en las medidas después de experimentar una fuerte subida en la década de los noventa. En cuanto a los pisos, éstos son más caros cuanto menor es su tamaño porque representan el nicho de mercado donde hay más demanda.
Las familias son cada vez más pequeñas. Según el censo, la media de habitantes por hogar ha disminuido de 3,14 personas en 1970 a 2,57 en 2003
Uno de los motivos del cambio, argumenta la patronal, es que se ha llegado al límite de espacio necesario en vivienda y mucha gente considera cambiar tamaño de casa por calidad. Es decir, comprar un hogar más pequeño, pero más cómodo y sofisticado que antes. Adicionalmente, la burbuja de la vivienda detectada en buena parte de los mercados inmobiliarios ha encarecido el metro cuadrado por encima de las posibilidades de quienes viven de unos salarios que, tras la crisis de 2001, apenas han subido.
Otra de las razones para este estancamiento es la consolidación de un modelo demográfico en el que las grandes familias van a la baja. Según un estudio del censo con datos de 2004, entre 1970 y 2003, la media de personas por hogar ha disminuido de 3,14 miembros a 2,57. Mientras, la proporción de domicilios unipersonales se ha incrementado del 17% al 26% en ese mismo periodo.
Esta es una de las causas que puede acelerar la caída del gusto por las mansiones, a la que se une la subida en ciernes de los tipos hipotecarios. Pero, además, las casas grandes tienen otro gran problema: consumen mucha energía, y ésta es cada vez más cara. Las grandes viviendas han visto este año multiplicar la factura de la luz y, como ya avisó el Gobierno tras el paso de los huracanes Katrina y Rita, éste 'será un invierno muy duro'. Las subidas del gas natural que pueden suponer una factura hasta un 70% mayor. Los gastos de la mansión se multiplican y de repente lo más pequeño empieza a parecer más acogedor.