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Reforma estatutaria en Cataluña

CiU priorizó el cálculo electoral durante toda la negociación

Los cálculos políticos que llevarán hoy a CiU a pronunciarse definitivamente sobre el Estatuto se inscriben en una compleja ecuación que deriva del interés en ganar espacio electoral en la misma frontera que Esquerra Republicana de Cataluña.

Un alto dirigente de CiU se explayaba ayer por la mañana en estos términos: 'Si no hubiera Estatuto, nos interesa que en Cataluña haya elecciones cuanto antes, no sólo para intentar recuperar la Generalitat, sino para cambiar también la relación de fuerzas en Madrid'. Quien así se explicaba llevaba meses pronosticando en privado que no habría nuevo Estatuto, 'a no ser que Maragall recapacite y ceda a nuestras pretensiones'.

En CiU, donde no todas las voces son homogéneas, se reconoce que el previsible respaldo a la reforma estatutaria puede dejar a la coalición 'fuera de juego' y, posiblemente, reforzará al Gobierno tripartito, aunque la carrera final emprendida por Artur Mas para aumentar el autogobierno violentando, incluso, la propia Constitución, le podría dar algún margen de maniobra para rentabilizar ante su electorado el logro de un Estatuto más ambicioso. No obstante, este mismo dirigente, reconocía ayer el efecto secundario de esta estrategia. 'Ocurra lo que ocurra, nos va a ser complicado gestionar el día después, porque la radicalidad nos va a alejar del PSOE y del PP'.

En el PSOE se reconocía ayer que el escenario que se abrirá a partir de la votación de hoy será, en todo caso, delicado. 'Si hubiera fracasado la reforma', comentaba un destacado parlamentario de este partido 'lo haría también el proyecto de Maragall y sería complicado evitar que no salpicara a Zapatero'. Por otro lado, añadía, la llegada a Madrid de un Estatuto necesitado de profundos cambios para adecuarlo a la Constitución 'creará fricciones, sin duda, con Esquerra y, tal vez, con el PSC'.

Zapatero ha analizado todos los escenarios posibles con Maragall, Montilla Mas y Carod-Rovira

Todas las salidas eran difíciles 'por el órdago tan agresivo lanzado por CiU', pero si se pulsa la opinión de los máximos responsables del PSOE sobre sus preferencias, la mayoría apostaba ayer por un frenazo al Estatuto en el Parlamento catalán, antes que tener que lidiar con una reforma de dudosa constitucionalidad en la madrileña Carrera de San Jerónimo.

Debido a la calculada ambigüedad de CiU, donde solamente en privado el ex presidente Jordi Pujol se había decantado claramente por vetar el Estatuto, todas las posibilidades estaban abiertas hasta que anoche se conoció el acuerdo sobre financiación. Su análisis fue objeto de atención en las recientes conversaciones mantenidas por José Luis Rodríguez Zapatero con Pasqual Maragall, Josep Lluis Carod Rovira, Artur Mas y, sobre todo, con José Montilla. Algunos dirigentes del PSOE y de ERC también habían estudiado la mejor manera de mover sus fichas en este endiablado tablero de ajedrez y coincidían en las ventajas de sumar sus fuerzas para evitar a toda costa que haya un anticipo electoral en Cataluña.

Las alianzas en aquella comunidad y en Madrid no han generado grandes dosis de confianza mutua ni en el Gobierno catalán ni entre el PSOE y ERC. De ahí el temor a imprevistos si se hubieran tenido que adelantar unos comicios que toca celebrar en noviembre de 2007. El peor, el que más se temía en el PSOE, era una coalición en la Generalitat entre CiU y ERC, 'pues colocaría a Cataluña en una situación más delicada que la del País Vasco', afirmó un dirigente socialista.

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