La Bolsa, cada vez con menos acciones
El mercado se contrae. En lo que va de año, el volumen de acciones excluidas de cotización a través de opas supera en la Bolsa española los 6.350 millones de euros, mientras que la suma de la OPV de Dermoestética, los derechos de suscripción y otras ampliaciones equivale a 2.940 millones de euros. Las opas sobre empresas como Aldeasa, Amadeus, Cortefiel o Recoletos han sacado numerosas empresas del mercado, lo que no se ha visto compensado con la entrada de nuevo papel. La única OPV del año ha sido la de Corporación Dermoestética, que aportó 157,12 millones.
La brecha sería mayor si se tuviera en cuenta la recompra de acciones. El problema es que no hay obligación de comunicar a la CNMV recompras inferiores al 1% del capital y es casi imposible llevar una contabilidad de todas las operaciones. Algunos ejemplos sirven para hacerse una idea: Telefónica, tiene un plan para recomprar 6.000 millones de euros en acciones entre 2005 y 2007, Sacyr y ACS han invertido 145 millones de euros en engrosar autocartera y Altadis ha aprobado la amortización de 14 millones de acciones.
La situación de España no es algo excepcional. Citigroup afirma que la emisión neta de nuevo papel en el mercado ha pasado de crecer más de un 10% a finales de los noventa a caer un 2,6% en el año. 'La descapitalización será el tema clave para los inversores en el próximo año y medio', vaticina el banco.
'La demanda de bonos sigue fuerte y la de acciones, débil. Los precios tan bajos que necesitan muchas empresas para colocar con éxito una OPV hacen que se retrasen las operaciones o que las empresas se vendan a fondos de capital riesgo', resume Darren Brooks, de Citigroup.
Las primeras conclusiones de esta tendencia son positivas. 'El descenso de acciones disponibles no implica un descenso similar en dinero en el mercado. De hecho, al ser el número de acciones menor, los inversores impulsan hacia arriba el precio de los títulos', explica Karim Bertoni, analista de Oyster Funds.
La Bolsa de Madrid recuerda que el año pasado entró en el parqué papel por valor de 13.520 millones de euros procedente de operaciones de concentración. La mayoría de los títulos eran del Abbey National Bank, la entidad británica comprada por el Santander. Es decir, acciones que dejaron de cotizar en Londres para irse a Madrid.
En volumen, los nuevos títulos emitidos en la Europa continental pasó de aportar 300.000 millones de euros en 2000 a arrojar un saldo negativo de 87.000 millones de euros este año. Pero este mal resultado corresponde a la concentración en Londres de las acciones de Royal Dutch Shell que se vendían en Amsterdam, 106.000 millones de euros. Descontado el efecto de la petrolera, la aportación neta de las nuevas acciones equivale a 19.000 millones.
'La creciente recompra de acciones y reparto de dividendos, la fuerte actividad de fusiones y adquisiciones así como la compra de compañías cotizadas por parte de firmas de capital riesgo han reducido el tamaño del mercado y han marcado un suelo para el precio de las acciones', corrobora Prashant Bhayani, gestor de Goldman Sachs Asset Management.
El origen de esta tendencia está en el estallido de la burbuja en el año 2000 y el consiguiente desplome de la Bolsa, que duró tres años. 'La tendencia posterior de las empresas fue recompra de acciones, alimentación del flujo de caja y reducción de deuda. Ha sido una tendencia, pero este año se está empezando a hablar ya más de inversión y menos de retorno al accionista', valora Jaime Villalonga, gestor de Morgan Stanley.
En estas circunstancias, los expertos apuestan por la renta variable. 'No hay activos más baratos y con más potencial. El PER número de años que un comprador tardaría en recuperar la inversión en forma de beneficios de los inmuebles es de 50, el de los bonos, 33, y el de las acciones anda entre 15 y 17', resume Jaime Villalonga. Citigroup aconseja sobreponderar renta variable y espera un retorno medio del 15% al 20% en la Bolsa europea de aquí a finales de 2006.
Elementos clave en la descapitalización
Tipos de interés demasiado bajosLa persistencia de unos tipos de interés en mínimos históricos, el BCE mantiene la tasa principal de refinanciación en el 2% desde junio de 2003, ha hecho que para las empresas sea ahora más barato financiarse a través de deuda que ampliando capital.La falta de apetito de los inversoresUn cambio radical ha cundido en los inversores. Citigroup calcula que en el tramo final de la burbuja, 1999 y 2000, los minoristas inyectaban en el mercado europeo de acciones 20.000 millones de euros al mes. En los últimos doce meses el flujo neto es negativo.Flujos de caja y apalancamientoEl rendimiento del flujo de caja libre ha aumentado un 200% durante los últimos cinco años. 'Este dinero ha sido empleado para devolver dinero a los accionistas y reducir deuda', explica Citigroup. El endeudamiento neto de las empresas europeas ha caído un 30%.Proliferación del 'cortoplacismo'La fuerte presión sobre los gestores de fondos para obtener resultados a corto plazo y el efecto de esta presión sobre los gestores corporativos se ha convertido en otro acicate para que las compañías se animen a abandonar el mercado de la Bolsa.El empuje del capital riesgoLa irrupción de los fondos de capital riesgo ha trastocado todas las estrategias de inversión y está sacando del mercado de renta variable a numerosas empresas. En España, los ejemplos más recientes están las exitosas opas sobre Cortefiel y Amadeus.