Sprint final
El periodo final del ejercicio se plantea con muchas esperanzas, pero con mayores dudas que a principios de año sobre el crecimiento mundial, según el autor, que analiza las perspectivas de la economía internacional y de los mercados en los próximos meses
A principios de año alguien me propuso que describiera de la forma más breve posible el ejercicio que se iniciaba. 'Bueno en lo económico, pero incierto para los mercados', fue mi respuesta. Y es que todo apuntaba a que la economía mundial iniciaba el tercer año consecutivo de crecimiento superior al promedio histórico, algo que podemos ya afirmar, una vez superada la primera mitad del ejercicio. Aunque la incertidumbre en los mercados no ha sido tan elevada como me temía. Y esto pese a que han ido surgiendo los factores que, en teoría, sugerían una mayor inestabilidad: los precios del crudo han seguido subiendo hasta niveles cada vez más cerca de los máximos históricos (ajustados por la inflación), los tipos de interés oficiales, en EE UU, también han acumulado nuevos altos de los últimos años, el terrorismo nos ha seguido castigando y los riesgos geopolíticos se han ampliado aumentando (ahora en Irán).
A pesar de todo esto, las Bolsas se han seguido aproximando a los niveles máximos del año 2000, los tipos de interés de la deuda se mantienen cerca de los niveles mínimos de los últimos años (o en mínimos históricos, como es el caso de la zona euro) y los mercados de divisas han mantenido un rango estrecho de cotización tras el fuerte ajuste inicial al alza de la moneda norteamericana. ¿Confianza inversora apropiada o excesiva? Seguro que todos encontramos argumentos que soporten ambas opciones.
Iniciamos la parte final del ejercicio con muchas esperanzas (zona euro, Japón, Asia sin China), pero también con mayores dudas que al principio del año sobre el futuro crecimiento mundial. Frente al mayor optimismo sobre la solidez de la economía norteamericana, los retos a los que se enfrenta ahora son mayores. Muchos economistas aluden a la existencia de ciclos económicos más largos en el pasado, resultado de la fortaleza de la economía china y los efectos beneficiosos de la sobreinversión en tecnología de los noventa. Sí, claro. Pero tampoco podemos pasar de largo el creciente endeudamiento de la economía norteamericana (especialmente de las familias) y la combinación negativa futura de tipos de interés oficiales altos/elevados precios del crudo.
Todo apunta a que la economía norteamericana puede moderar su ritmo de crecimiento en el futuro hacia niveles más cercanos a su potencial. Además, la economía china también ha mostrado indicios claros de moderación de su demanda doméstica, lo que ha aumentado su dependencia del sector exterior para mantener un ritmo de crecimiento este año en niveles del 9%.
La reciente apreciación del yuan, apenas un 2,1%, como el inicio de un proceso más que una excepción, supondrá un reto para que las autoridades chinas mantengan un elevado crecimiento en el futuro. La respuesta sería que el resto de los países fueran tomando el testigo como motores del crecimiento mundial. Pero ya hemos sido decepcionados en el pasado por el mismo tema, aunque la diferencia ahora es que se ha avanzando mucho más en las reformas estructurales de la segunda y tercera economía mundial. ¿Será suficiente? Por el momento no tengo respuesta.
No tomen el párrafo anterior como que estoy pesimista hacia el futuro, sino como que soy algo más cauteloso que a principios del año. Un probable aterrizaje suave, la lógica moderación del crecimiento mundial tras varios años de aceleración ('El mayor crecimiento mundial en décadas', que afirmaba el propio Jean-Claude Trichet hace algunos meses). ¿Cómo lo tomarán los mercados? 'Las Bolsas como la única alternativa posible a la elevada liquidez'. Debo corregir esta afirmación, ahora tan utilizada por muchos analistas. Y es que existe otra alternativa, como es la propia liquidez. ¿Qué las Bolsas están baratas sobre la deuda? Pero no están en su nivel máximo de infravaloración. Y las Bolsas suelen recoger mejor que otros mercados el aumento del riesgo.
La confianza de los inversores sigue siendo elevada, pero esta calificación es lo que más me preocupa ahora. No sería la primera vez que vemos cómo los inversores pasan de un extremo a otro con mucha rapidez, algo a tener en cuenta ante el más que previsible aumento futuro de la aversión al riesgo. Pero ser cauteloso no significa ser negativo: aún vemos la posibilidad de que las Bolsas sigan subiendo durante el resto del año, aunque descartaría la existencia del típico rally de final de ejercicio.
El carácter defensivo de la deuda vuelve a tomar el protagonismo. Pero, ¿ha descontado el peor de los escenarios económicos posibles? Eso me temo. La realidad puede llevar a rentabilidades más altas en los próximos meses, pero probablemente muy por debajo de los máximos del año.
Alan Greenspan decía hace unos días que, en un escenario económico flexible (¿una alusión contra el creciente proteccionismo comercial?) la combinación de tipos de interés, precios y tipos de cambio pueden reducir los desequilibrios de la economía norteamericana. Un aviso a navegantes para aquellos que ven la posibilidad de que la moneda norteamericana aumente o simplemente mantenga la subida de principios de año. Los argumentos aumentan para que el dólar se deprecie en los mercados de divisas. Y, lamentablemente, el euro sigue siendo una de las más importantes contrapartidas a la moneda norteamericana.