Las palomas londinenses sucumben a la comida basura
Londres está sufriendo una invasión de palomas gigantes, alimentadas por los restos de comida rápida que la gente deja tirada en las calles, según la asociación Keep Britain Tidy ('mantenga limpia Gran Bretaña'), promotora de una campaña a favor de la limpieza de las calles del país.
'El 70% de la basura que encontramos en las calles son restos y envases de comida rápida', dice Alan Woods, consejero delegado del grupo de presión. 'La cantidad de esta comida recogida de las calles de la capital ha aumentado en un 50% en los últimos tres años. Tanta basura suculenta ha disparado la población urbana de zorros, gaviotas y especialmente palomas, que empiezan a crecer hasta dos veces su tamaño normal. No es justo que los concejos municipales tengan que hacerse cargo de este problema. Además, a las palomas y otros animales les está creando una dependencia de este tipo de comida'. Es muy frecuente, hasta en las zonas más céntricas de la ciudad como Soho, encontrar a zorros hurgando en los cubos de la basura por la noche.
Según un reciente sondeo de Keep Britain Tidy, Londres es la ciudad más sucia del Reino Unido. La situación ha llegado a tal extremo que el Gobierno ha promovido una iniciativa llamada 'Food on the Go' (La comida por el camino), que intenta instar a las hamburgueserías y otros establecimientos de alimentos a que mantengan limpios sus locales y que transmitan ese mensaje a sus clientes. Hace poco ha entrado en vigor una ley que sanciona con 50 libras (72,5 euros) a los transeúntes que tiran basura a la calle. 'Esta costumbre de ensuciar las calles tiene que acabar si queremos que los turistas sigan visitando Londres', afirma Woods. 'En cuanto al problema específico de las palomas, la gente les echa cosas con buena voluntad, pero dejar los restos de su comida rápida en la calle en nada les beneficia. Las palomas se acostumbran a coger comida de la gente y una bandada de ellas puede diseminar enfermedades, además de ahuyentar a las aves más pequeñas'.
El 70% de los desechos de las calles son restos de comida rápida, un alimento que ha hecho a las aves aumentar hasta dos veces su tamaño
Hace cuatro años, Ken Livingstone, el alcalde de Londres, prohibió los tradicionales puestos de venta de comida para palomas en Trafalgar Square. Según la alcaldía, las palomas habían causado daños en la columna del almirante Horatio Nelson por valor de 140.000 libras, unos 200.000 euros. Tras la entrada en vigor de la prohibición, Livingstone contrató a domadores de halcones para que patrullaran la plaza y así evitaran el retorno de las aves urbanas. Como resultado de esta iniciativa, la población palomera de la céntrica plaza se ha reducido de miles a casi cero.
Las palomas disponen de 37 papilas gustativas, lo que les permite asimilar casi cualquier tipo de alimento. Suelen vivir de tres a cinco años, pero algunas han llegado a los 35 años.
El problema no se limita a Londres. La pequeña ciudad de Derby, en el norte de Inglaterra, calcula que el municipio gasta unas 50.000 libras (72.500 euros) al año en limpiar las calles de excrementos de palomas. 'Las palomas básicamente son ratas voladoras que llevan las mismas enfermedades que los roedores', explica Sim Duhra, portavoz de Keep Britain Tidy en Derby.