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Tribuna
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La energía nuclear como alternativa

La energía nuclear es y será una de las principales contribuyentes en el mix energético europeo y español, ya que es la única fuente que puede garantizar un suministro a bajo coste y con unas emisiones reducidas de gases de efecto invernadero.

Los requisitos de reducción de emisiones establecidos en el Protocolo de Kioto y la necesidad de un suministro energético de calidad y a bajo coste que permita sostener la competitividad de la economía hacen de la energía nuclear la única opción práctica, ya que la energía hidráulica se encuentra totalmente explotada y la fusión nuclear está aún lejos de la disponibilidad comercial.

El resto de fuentes de energía no reúnen estas condiciones y en algunos casos presentan importantes desventajas adicionales: el carbón produce importantes emisiones de efecto invernadero, el petróleo y gas natural también contribuyen a las emisiones e incrementan la dependencia energética del exterior, ya que deben importarse en su totalidad a precios imprevisibles y volátiles. Las energías renovables son demasiado costosas y no pueden garantizar un suministro de calidad por la naturaleza imprevisible de las propias fuentes, como el sol o el viento.

La energía nuclear cuenta también con una serie de características adicionales que la hacen especialmente atractiva para un país con escasez de recursos energéticos como es el caso de España: el reducido coste relativo del combustible hace que sea barato mantener inventarios, incrementando la seguridad del suministro. Recordemos los recientes cortes en el suministro de gas, que amenazaron con producir cortes eléctricos al tener que interrumpirse algunas centrales de ciclo combinado.

La disponibilidad de reservas de uranio en España y en otros países desarrollados reduce la dependencia externa y asegura unos precios razonables, frente a otras fuentes como petróleo y gas, cuyas reservas están concentradas en países inestables y con incentivos para incrementar los precios, al depender sus economías de estos ingresos. Ambas características también reducen el riesgo de cambios bruscos en el precio, limitando posibles efectos negativos en la economía.

El principal impedimento al desarrollo de la energía nuclear en España no es el almacenaje de residuos ni el potencial riesgo de accidentes, aspectos que hoy en día pueden resolverse con soluciones técnicas o medidas regulatorias, sino principalmente su falta de popularidad. Esta impopularidad, provocada por el desconocimiento de los ciudadanos, la mala gestión de las empresas y la falta de claridad de un Gobierno que prefiere esquivar el asunto y dejarlo para los que vengan detrás, hace que en España la opción nuclear hoy por hoy no sea viable.

Buena parte de nuestros socios y vecinos europeos ya han apostado por la energía nuclear para su futuro suministro energético. Países como Francia, Reino Unido, Suiza y Bélgica han incrementado su capacidad nuclear en los últimos años, existiendo también importantes proyectos para la apertura de nuevas plantas. Esperemos que el gradual cambio de discurso del actual Gobierno desde el 'cierre progresivo de plantas' a la 'reducción del peso frente a otras fuentes' indique una revisión de la política energética y con ello una consideración realista de la opción nuclear.

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