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Tribuna
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Convergencia, ¿qué convergencia?

Durante las últimas semanas son varias las noticias que han llamado nuestra atención sobre la situación de la sociedad de la información (SI) en España y que debieran llevarnos a reflexionar sobre su desarrollo. Por una parte, el comisario europeo de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, insistía en el retraso en la incorporación de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) al tejido productivo, con la consiguiente pérdida de competitividad, llegando a advertir de la seriedad del problema. No menos preocupante es la segunda llamada de alerta. El profesor Nathan Rosemberg advertía de los riesgos a los que se enfrentan países como España, cuyo crecimiento se ha sustentado sobre mano de obra barata, poco especializada y en sectores poco intensivos en tecnología. Rosemberg advertía, de forma contundente, de la necesidad de un cambio de orientación encaminado a la apuesta decidida por la innovación como única vía de desarrollo para el futuro de la economía.

A estos ejemplos se suman los datos recogidos en el informe eEspaña 2005 de la Fundación Auna sobre el desarrollo de la SI, que coinciden con las tesis expuestas durante los cinco años que cumple el eEspaña. Según el informe de este año, que hoy se presenta, al ritmo actual de crecimiento del comercio electrónico, por ejemplo, España tardaría seis años en alcanzar a los países más avanzados de la UE. Además, al tener en cuenta que Europa se enfrenta a un retraso de 20 años en el gasto de tecnología respecto a EE UU, el problema resulta aún más preocupante. Desde Silicon Valley a Bangalore, de Finlandia a Extremadura, a estas alturas conocemos en gran medida las recetas y los modelos a seguir para lograr iniciativas de éxito en el desarrollo de la SI.

Tras estos cinco años de estudio, desde la Fundación Auna insistimos una vez más en que España puede y debe hacer un esfuerzo por potenciar su desarrollo. El turismo, la eSalud y los contenidos digitales son tres de los ejes sobre los que, a priori, España podría jugar con una ventaja competitiva en esta nueva economía basada en la creación y difusión de la información y el conocimiento.

Gerente de Análisis y Prospectiva de la Fundación Auna y coordinador del 'Informe eEspaña 2005'

El turismo se presenta, una vez más, como una de las tablas de salvación del futuro de la economía española. Pero es necesario impulsar una transformación del modelo vigente de turismo de sol y playa hacia otro intensivo en nuevas tecnologías, lo que gráficamente hemos venido defendiendo, como la evolución hacia el turismo del siglo XXI, el Turismo de Sol IP.

Otro pilar sobre el que puede orientarse el impulso de la SI podría ser la eSalud. Pese a muchos de sus problemas y deficiencias, disponemos de uno de los sistemas públicos de salud más desarrollados del mundo, pioneros en la implantación de las TIC y nuevas aplicaciones como la receta electrónica o la informatización de la gestión hospitalaria. Las potencialidades de la sanidad en un mundo globalizado a través de la teleasistencia ofrecen multitud de posibilidades para el desarrollo de una industria vinculada a la eSalud de importantes implicaciones económicas. Y, sin ánimo de ser exhaustivos, hay que hacer mención especial al potencial de nuestro idioma como aglutinador social y cultural que puede dar lugar al desarrollo de una industria de contenidos para más de 300 millones de hispanohablantes.

Llegado este punto, resulta interesante recordar al clásico que decía que se es parte de la solución o por el contrario se es parte del problema. La solución para impulsar la SI en España pasa por la apuesta decidida por la innovación, por la defensa de la inversión en nuevas infraestructuras, por la generación de empresas que actúen en red, por la cultura del emprendedor y por la formación de calidad. Por el contrario, las limitaciones a la competencia en redes e infraestructuras, el exceso de regulación, así como las tasas y el canon indiscriminado o la defensa de los monopolios, propios o extraños, son parte del problema. Saber de qué parte queremos estar, si de la que forma parte de la solución o profundizar en el problema, es responsabilidad de todos, no solo de nuestros políticos.

Universidad, medios de comunicación, profesores, empresa y sociedad en general debemos hacer una gran apuesta de futuro. Pero, no se pueden escatimar esfuerzos y mucho menos perder el tiempo, porque en la sociedad de la información el tiempo corre a la velocidad de los bits.

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