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Tribuna
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Inversiones alternativas, pero ¿en qué porcentaje?

Con el crecimiento del sector de los fondos de cobertura durante los últimos 50 años, la inclusión de este tipo de inversión alternativa en las carteras se ha convertido en algo habitual. El crecimiento de este sector se ha reflejado en el continuo flujo de capital hacia los fondos de cobertura, tal y como ocurrió en 2004, cuando dicho flujo ascendió a 73.600 millones de dólares y este tipo de fondos creció algo más del 18%, hasta llegar a los 972.600 millones de dólares de activos gestionados (informes sectoriales HFR 2004. Datos a 31 de diciembre de 2004) .

Contribuyeron a este crecimiento factores como la madurez del sector y la creciente aceptación y utilización de los fondos de cobertura en las estrategias de inversión de los fondos de pensiones. De hecho, una investigación elaborada por Greenwich Associates destacaba que el 32% de los inversores institucionales europeos utilizan en la actualidad fondos de cobertura, lo que supone un claro incremento con respecto al 23% de 2003. Además, en EE UU y Japón se dan unos porcentajes de utilización y crecimiento muy similares.

Existen varias razones que explican este fuerte aumento del interés por los fondos de cobertura. Una de ellas es que, históricamente, han obtenido rentabilidades superiores a las clases de activos tradicionales y ajustados al riesgo. La fuerte rentabilidad histórica, unida a la necesidad de diversificación y de protección de la cartera cuando los mercados comienzan a retroceder (características que poseen los fondos de cobertura) también impulsó el crecimiento de este tipo de fondos.

La inclusión de fondos de cobertura en una cartera con alta ponderación en renta variable tenderá más a reducir el riesgo que a aumentar la rentabilidad

Dando por supuesto que los fondos de cobertura deberían formar parte de las carteras, la pregunta que nos formularíamos a continuación sería: ¿en qué proporción? No se trata de una pregunta sencilla.

A la hora de llevar a cabo la asignación de activos, debemos tener en cuenta que el comportamiento de la rentabilidad de muchos fondos de cobertura hace que se vean como una clase de activos independiente, debido a que la rentabilidad obtenida por los fondos de cobertura suele distribuirse de una manera particular y puede mostrar un grado considerable de asimetría. Sin embargo, si los fondos de cobertura se consideraran una clase independiente, es muy probable que sean objeto de sobreasignación por parte de los modelos tradicionales de asignación de activos.

A pesar de que no existen respuestas claras a la pregunta de cuánto asignar a este tipo de fondos, algunas estimaciones estipulan un porcentaje entre el 5% y el 25%, dependiendo de una serie de factores (entre ellos, el tipo de fondos de cobertura utilizado, así como la tolerancia al riesgo del inversor). Quizás sería más prudente centrarnos menos en el porcentaje exacto de asignación y más en la manera en que la inclusión de fondos de cobertura podría completar el resto de las posiciones de una cartera.

A medida que aumenta el nivel de fondos de cobertura en una cartera tradicional, la frontera de eficiencia se desplaza hacia arriba y hacia la izquierda, lo que significa que, con la inclusión de fondos de cobertura, una cartera puede conseguir el mismo nivel de rentabilidad con un nivel de riesgo inferior, o un nivel de rentabilidad superior con el mismo nivel de riesgo.

En el caso de una cartera que tenga una fuerte ponderación en renta variable, la inclusión de fondos de cobertura tenderá a reducir el riesgo más que a incrementar la rentabilidad, aumentando así la diversificación.

Un inversor no sólo debe decidir cuánto invierte en cada estrategia, sino que también es importante seleccionar los gestores de fondos de cobertura adecuados con el fin de lograr los resultados deseados. Invertir directamente en un fondo de cobertura a través de un gestor individual puede plantear algunos problemas a aquellos inversores que prefieren actuar con prudencia en un primer momento. Algunos fondos de cobertura individuales cuentan con requisitos restrictivos de inversión mínima que podrían desanimar a los nuevos inversores, especialmente si les impiden diversificar a través de otros gestores. Además, el acceso puede plantear un problema, ya que los fondos de cobertura más rentables pueden estar cerrados a nuevas suscripciones. Con el fin de sortear algunas de estas barreras de entrada, muchos inversores han entrado en el ruedo de los fondos de cobertura a través de la ruta de los fondos de fondos de cobertura.

Nuestra experiencia es que los inversores profesionales que desean entrar en el espacio de los fondos de cobertura consideran que un fondo de fondos de cobertura constituye un buen punto de partida. De esta forma, se delega la estrategia y la investigación del gestor, la construcción de la cartera y el seguimiento en el gestor del fondo de fondos, que cuenta con la experiencia y los recursos necesarios para garantizar que sigue el procedimiento de diligencia debida de la manera más eficaz posible.

Por desgracia, no existe una cifra exacta que el gestor de inversiones pueda utilizar para añadir un elemento de fondos de cobertura a su cartera. Abogamos por un enfoque personalizado, analizando de forma individual cada cartera, junto con el apetito por el riesgo del inversor. Una vez se determinen esos parámetros, el inversor podrá evaluar el tipo de estrategias de fondos de cobertura que necesita implantar para lograr el perfil de riesgo/rendimiento deseado.

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