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Secretos de despacho

Librería histórica en Christie's

Las nuevas tecnologías son la herramienta de trabajo de Juan Varez (San Sebastián, 42 años), consejero delegado para España y Portugal de la casa de subastas Christie's. Necesita de un ordenador y de un teléfono con los que estar en permanente contacto con los clientes y con el resto de oficinas donde se celebran las subastas. Pero por encima de todo se requiere credibilidad. 'Se puja en función de la información que estás ofreciendo por lo que es prioritario que el cliente crea lo que le estás diciendo', afirma Varez, que aclara que la mayoría de las subastas se realizan a distancia. Por tanto, 'mentir es cerrarse puertas'. Y define al buen cliente como aquel que compra más de una vez. 'Hay que tener palabra para asesorar en cuanto a la calidad, la conservación y el precio de una obra', señala Varez, que ante todo se esmera por cuidar su imagen. 'En nuestro negocio siempre quieres tener más clientes y lo que no quieres que los que ya tienes se te vayan. Un cliente trae a otros'.

Ocupa desde hace cinco años, cuando regresó tras pasar una temporada trabajando en la oficina de Nueva York, un discreto despacho en un señorial edificio próximo a la Bolsa de Madrid. Ha decorado la estancia con todos los catálogos emitidos por la casa de subastas desde 1986 hasta la fecha. 'Toda la historia está encerrada aquí. Se ha convertido en la librería de referencia para periodistas, académicos y anticuarios que quieren consultar algún dato'. Admite que su lugar de trabajo está siempre abierto para todo profesional que lo requiera. A este ejecutivo le gusta repasar los catálogos y comprobar cómo ha ido cambiando la moda del arte, fundamentalmente el contemporáneo.

El equipo que dirige lo define como pequeño, donde la comunicación fluye porque las carencias de unos las suplen otros. Define su trabajo como poco rutinario. 'Estamos siempre trabajando con piezas únicas y son ellas las que marcan nuestro trabajo', afirma. El secreto está en saber disfrutar, aunque eso no sea siempre posible debido a las servidumbres que tiene el trabajo de un ejecutivo.

'Mentir es cerrarse puertas. Hay que tener palabra para asesorar en cuanto a la calidad, conservación y el precio de una obra'

Juan Varez no tiene horarios, ha de estar siempre a disposición de los clientes. Cuando no trabaja, y por deformación profesional, aprovecha para viajar por el mundo y ver exposiciones de arte. 'Porque las obras hay que verlas al natural, nunca se deben ver en un catálogo. Cambian mucho los matices, los colores y los detalles', señala.

Su despacho puede parecer que tiene cierto desorden. æpermil;l no lo considera así: 'Sé dónde está todo. Soy despistado, pero procuro no dejar tareas pendientes de un día para otro. Suelo distinguir entre lo urgente y lo que no es importante. No me gusta acumular trabajo'. Y siempre tiene a mano un bolígrafo. 'A pesar de estar inmerso en la era de internet, necesito apuntar las cosas importantes a mano. Soy un experto en escribir de manera manual'.

Si tiene alguna obsesión es el teléfono. Hay ocasiones en las que necesita cierta calma y silencio para contestar una carta, para realizar un escrito o analizar una obra. Esos momentos suele encontrarlos cuando el resto del equipo se ha marchado de la oficina. 'Soy bastante búho y me encanta trabajar, leer y escuchar música por la noche'.

Entre los objetos que le acompañan en su quehacer diario se encuentran varias piezas que los clientes le dejan en depósito. Si algo ha aprendido con este trabajo es a no cogerle cariño a nada. 'Las cosas están de paso, no hay nada para siempre', señala este ejecutivo que empezó a trabajar en Christie's en 1991 en el departamento de pintura antigua de Christie's en Londres. Un año mas tarde, este licenciado en Derecho comenzó a coordinar la venta de dos días de arte español' con obras de Murillo, El Greco y Goya, entre otros. En 1992 se incorporó al equipo de profesionales de Christie's en Madrid, hasta que en 2000 fue nombrado consejero delegado de Christie's Ibérica, cargo que ocupa actualmente. En octubre de 2004 impulsó la primera subasta de arte español en Madrid, tanto de artistas antiguos como modernos.

El sosiego de la habitación de Borges

Frente a su mesa tiene su particular refugio: una serie de cuatro fotografías de otros tantos rincones de la casa bonaerense del escritor argentino Jorge Luis Borges. Las adquirió en la feria de arte contemporáneo Arco y son obra del fotógrafo mexicano Damián Ortega. 'Me dan mucha paz y sosiego. Me relaja mirarlas muchísimo. Cuando estoy estresado siempre guardo un momento para observarlas', afirma Juan Varez.También en una ubicación especial cuelga un cuadro del pintor Guillermo Pérez-Villalta, en el que aparece el artista con su madre. 'Lo vende una amiga mía porque no quiere sufrir con los objetos. No quiere tener apego a nada y me lo ha confiado para que se lo venda'. Pero además del favor a su amiga, Varez ha encontrado un cierto alivio en la obra. 'Me reconforta porque me trae recuerdos de mi infancia y ahora tengo que procurar que vaya a un buen sitio. He de encontrarle un buen comprador'. Forma parte de su trabajo.

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