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Crónica de Manhattan
Crónica
Texto informativo con interpretación

San Agustín y los pobres

A Raghuram Rajan le gusta explicarse con citas, imágenes y metáforas. Hace un año, el economista jefe del FMI, decía que el mundo estaba ante 'una primavera económica' en referencia a la buena marcha de la economía mundial (que registró en 2004 el mejor crecimiento en décadas). La semana pasada, Rajan optó por citar a San Agustín, para estupor de los asistentes a la rueda de prensa de presentación del Informe de Perspectivas Económicas Mundiales. 'Dios, dame castidad... pero no ahora'. Con semejante referencia, este economista, nacido en la India, no hablaba tanto de economía como de responsabilidad política. 'Los políticos normalmente lidian con lo que es dolorosamente inmediato'. Y explicó, que 'cada vez tenemos menos tiempo' para hacer frente a lo que era medio plazo. 'El mundo necesita acción ya', dijo.

Pero el mundo no se pone de acuerdo ni en cuestiones que sus líderes han calificado repetidamente como urgente. De la misma forma que el santo pedía paciencia, las naciones más ricas del planeta han pedido más tiempo para aliviar a los países más pobres del planeta de su deuda externa. Una vez más han retrasado un compromiso hasta 'la próxima reunión'.

A pesar de que el ministro de finanzas británico, Gordon Brown, actual presidente de la cumbre del G7, asegurara que éste es el año en el que se deben tomar decisiones con respecto a África y que él mismo haya defendido una propuesta para acabar con la deuda de estos países, la segunda cita de 2005 se cerró sin avances.

En el comunicado, se reitera la necesidad de llegar a un acuerdo pero nada más. Pese a todo, el ministro británico quiso ser constructivo y dijo que por primera vez el G7 ha aceptado que debe haber más dinero para el alivio de la deuda. Ahora debemos buscar formas innovadoras para financiar el largo plazo'.

El comunicado de las naciones más ricas no hizo mención a la iniciativa británica de vender parte de las reservas de oro del FMI para cancelar la deuda de los países más pobres. En el Fondo aseguran que es técnicamente posible pero EE UU y Canadá creen que esta acción desestabilizaría los mercados.

La Administración Bush tampoco es partidaria de la otra idea de Brown, que consiste en duplicar la disponibilidad de fondos para los países en desarrollo a través de la emisión de bonos apoyados en los presupuestos futuros de ayuda de los países más ricos.

De la propuesta de Francia de imponer un impuesto a los billetes de avión, ni se quiere oír hablar en EE UU, donde lo que quieren es sustituir los préstamos a los países pobres por subsidios, algo que no gusta en Europa.

San Agustín pedía paciencia a quien él creía que podría tenerla. El G7 la ha pedido a quien no puede permitirse el lujo de esperar más.

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