La economía resiste el triple 'shock'
La economía española ha superado con la solvencia de un sistema maduro tres shocks que en otras épocas la hubieran tambaleado peligrosamente. La sociedad se sobrepuso al varapalo anímico del mayor atentado terrorista de la historia del país y a un inesperado cambio en la Administración, sosteniendo valores crecientes en la confianza de los agentes privados. Además, encajó con desconocida normalidad el rampante encarecimiento del petróleo. Sólo la confianza empresarial se resintió de forma pasajera ante la llegada inesperada de un Gobierno que podía revisar una política económica exitosa. Pero unos meses después de los acontecimientos de marzo, con la tutela de la economía en manos de un acreditado liberal como Solbes, la economía española rezumaba variables ciertamente saludables, tanto en crecimiento como en empleo, y comenzaba a recuperar la inversión empresarial, e incluso cerraba 2004 con la mayor revalorización bursátil de Occidente y beneficios empresariales desconocidos.
Sin embargo, los analistas coinciden en que un año después la 'economía es más débil'; la fortaleza de las variables más superficiales esconde la debilidad de las más profundas, y 'el riesgo de que el diferencial de crecimiento con la UE desaparezca es muy alto', según asegura Jordi Gual, profesor de Economía del IESE.
El golpe dramático del atentado tuvo un duro impacto emocional en la sociedad, pero no registró reflejo aparente en la actividad. Pese a que los empresarios repensaron sus decisiones de inversión puntualmente, especialmente tras el cambio de Gobierno, 'la fortaleza de la demanda privada generó una rápida recomposición de las expectativas de inversión', según Juan Iranzo, director del Instituto de Estudios Económicos. Llama la atención que el indicador de clima económico de España registró los valores más altos de todo el año en el cuatrimestre de marzo a junio, con un sobrepeso importante en la expectativas de consumo de servicios. Posteriormente la confianza recuperó valores crecientes en la construcción, mientras perdía vigor el clima económico general por la debilidad de las expectativas del comercio. Para Ángel Laborda, director de Funcas, 'la economía ha ido a su aire, esquivando el comportamiento tradicional de crisis cuando había crisis fuera, porque mantenemos un crecimiento de la demanda de consumo tres puntos por encima de la UE, por tres hechos excepcionales: tipos de interés negativos y estables, avalancha de inmigración que supone un shock de oferta y demanda descomunal, y fin de la restricción internacional de capital con la llegada del euro'.
Los expertos ven una economía con buenos indicadores, pero 'más débil que hace un año'
Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales, cree que la sociedad española encaja un acontecimiento de la gravedad del atentado por la desgraciada experiencia histórica. 'En España hemos tenido que aprender a mantener el ritmo económico en presencia de actos terroristas; aquí, en la aversión al riesgo está interiorizada la posibilidad de que cualquier día haya un atentado', asegura.
Los analistas consideran más determinante en el comportamiento económico de la sociedad el resultado electoral del 14 de marzo que el propio atentado. Si el mazazo del terror no cambió los patrones de consumo e inversión en los hogares, puesto que mantuvo un crecimiento inercial sólido por los bajos tipos de interés y la fortaleza de la demanda y el empleo, el giro político introdujo un impasse de incertidumbre que se reflejó el los indicadores de confianza empresarial, si bien es cierto que se superó en unos pocos meses.
'El reflejo en la economía del shock político del cambio de Gobierno se resuelve bastante pronto con el nombramiento de Pedro Solbes', asegura Luis de Guindos, ex secretario de Estado de Economía. Los empresarios expresaron en todas las encuestas en la pasada primavera su confianza en el director de la política económica, aunque sospechaban que las decisiones reformadoras podían tardar en llegar, pese a valorar el acierto en el diagnóstico: mejora urgente de la productividad agregada de la mano de la inversión en tecnología y en formación.
Sí considera De Guindos, sin embargo, que tiene responsabilidad en el lento (en algunas variables insignificante) deterioro que ha experimentado la economía. Aunque a esta pérdida de salud ha contribuido de manera capital el encarecimiento del petróleo, impulsado en parte por el continuo plus de inestabilidad geopolítica que genera la aparición del terrorismo internacional y la política antiterrorista en el último lustro. El crudo superó los 50 dólares en otoño (ahora de nuevo) y ha estabilizado el coste por encima de los 40 dólares en el medio plazo. Aunque de forma lenta, y 'amortiguada por la apreciación del euro', como recuerda Iranzo, han inyectado lentamente tensiones inflacionistas en España.
Además, el hecho de que 'la economía española esté excesivamente indizada, tiene un traslado inmediato del precio del petróleo a los costes de la producción y de consumo, y empieza a acumular deterioro en los intercambios internacionales de productos y servicios', según Jordi Gual.
Es incontestable que las variables más comunes de la actividad económica han reflejado durante 2004 una fortaleza significativa, especialmente el crecimiento del producto (con tendencia acelerada hasta fin de año), impulsado por el consumo privado, el gasto en construcción, y el un resurgimiento de la inversión en equipo; y el empleo, con avances continuos superiores al 2%.
Sin embargo, la alargada sombra del precio del petróleo ha trasladado la debilidad mundial a España, y se ha puesto de manifiesto un creciente déficit en los intercambios comerciales, que revela la pérdida continua de competitividad de la producción nacional tanto en el mercado nacional como internacional. El desequilibrio exterior, por encima del 7,5% del PIB el comercial y en el 5% el de cuenta corriente, es seguramente el desequilibrio más abultado a un año de los acontecimientos de marzo, que tiene relación directa con un diferencial de inflación con los principales competidores europeos sistemáticamente instalado en torno a un punto porcentual.
Estas son las alarmas que justifican que 'hoy la economía sea más débil que hace un año', y en lo que si tiene responsabilidad directa el Gobierno y su política, a juicio de varios expertos ya citados. Jordi Gual asegura que 'no se han tomado medidas para frenar el deterioro de la competitividad, y tenemos la sensación de que los nudos gordianos no se van a tocar'. Coincide con Iranzo, De Guindos y Laborda en la necesidad de cambiar la legislación laboral para hacerla acorde con un sistema productivo globalizado; fortalecer la educación; agilizar el mercado del suelo y usar los impuestos para estimular la actividad.
Consideran que las dos características que más ayudaron a absorber los golpes han sido la situación saneada de las finanzas públicas y el grado de apertura de los mercados de bienes y servicios. Si estos dos atributos se mantienen y mejoran, España recuperará su crecimiento potencial; pero 'si se deterioran', y algo ocurre ya con el consumo público, ajuicio de De Guindos, 'el diferencial de crecimiento puede desaparecer'.