Deloitte tendrá sus auditorías a tiempo
La firma dice que todos los trabajos estarán a tiempo, ya que el calendario juega a su favor y las auditorías se encuentran muy avanzadas. Mientras, se afana en encontrar una nueva sede
No habrá ningún tipo de retraso en los trabajos. Garantizamos que todas las auditorías estarán a tiempo', aseguraba ayer de forma tajante uno de los miembros del comité de dirección de Deloitte. Es uno de los socios de la firma, que lleva trabajando en un plan de contingencia desde los primeros minutos del incendio de su sede en España, situada en el madrileño edificio Windsor.
El sábado 12 de febrero no sólo sonaron las alarmas de emergencia de los bomberos. Los socios de Deloitte, la firma que se encarga de auditar a un buen número de empresas españolas (de entre ellas, 21 de las 35 del Ibex) comenzaron a llamarse unos a otros para poner en marcha un plan de emergencia en medio de la mayor de las incredulidades.
El edificio que aloja su sede principal en España estaba siendo pasto de las llamas y afectaba, en principio, a una buena parte de las 20 plantas que ocupaba en el edificio Windsor. Pero las llamas consiguieron devorar finalmente 28 de las 32 plantas del rascacielos. Todas las que ocupaba la firma en Madrid.
El domingo la actividad fue frenética. Deloitte ya tiene experiencia en catástrofes. Los atentados contra las Torres Gemelas en Nueva York supusieron la puesta en marcha de un programa para salvar los trabajos de auditoría y buscar una nueva sede en la que trabajar.
Esta vez, en España, el comité ejecutivo de la firma se mantuvo reunido durante todo el domingo para lograr su principal objetivo: que los trabajos de la firma no se viesen afectados de una manera importante. Las fechas del calendario juegan a su favor.
A mediados de febrero la mayor parte de los trabajos de auditoría de las grandes empresas españolas, que deben presentar cuentas antes del 31 de marzo, se encuentran en marcha y muchos de ellos en su recta final. Los auditores realizan sus trabajos en portátiles y por lo general, se encuentran físicamente en las sedes de las empresas que auditan. El domingo recibieron instrucciones de acudir de nuevo a las sedes de sus clientes.
Según fuentes de la firma esta es la situación en la que se encuentra el 80% de sus profesionales de auditoría. El resto de los servicios de la firma, recursos humanos, comunicación y marketing, tecnología o servicios internos, por ejemplo, fueron alojados ayer en la sede de un centro de formación 'que es proveedor habitual de la firma' en la calle Zurbano, relativamente cerca del edificio Windsor.
Allí trabajaron ayer durante todo el día cerca de medio centenar de empleados. Otros, se quedaron en casa a la espera de noticas.
Mientras tanto, el comité de contingencia se encargó de buscar 'un nuevo sitio donde ir a vivir, al menos de manera provisional'.
Se trata de una planta y media de Torre Picasso, el rascacielos que fue precisamente la sede de Deloitte hasta hace dos años y que la firma abandonó tras la absorción de Andersen para trasladarse a las oficinas del edificio Windsor.
Ya ayer por la tarde se encontraban allí algunos de los empleados de la firma y los miembros del comité de dirección. Deloitte pretendía trasladar a todos sus efectivos a esta nueva ubicación antes de que acabara el día, pero las dificultades que surgieron con las tareas de instalación de los servicios técnicos demorarán la entrada de la mayor parte de los empleados hasta esta misma mañana.
De todos modos, según uno de los miembros del comité de dirección, la de Torre Picasso es una ubicación provisional. A la planta y media que han conseguido en ese rascacielos se unirán más metros cuadrados en algún otro edificio. 'Procuraremos que, por comodidad, pueda estar situado en la misma zona. Pero la verdad es que aún lo desconocemos'.
En todo caso, fuentes de la auditora aseguran que uno de los puntos fuertes del plan de contingencia contemplan la búsqueda de una nueva sede que pueda albergar al más del millar de los trabajadores de la firma en Madrid.
Pero la búsqueda de una nueva sede fue ayer sólo uno de los trabajos con los que tuvo que enfrentarse el comité de contingencia. Otras fuentes de Deloitte señalan que el departamento de recursos humanos también tuvo mucho trabajo. Precisamente ayer lunes debían incorporarse nuevos trabajadores a la firma, con quienes se tuvo que contactar para indicarles qué debían hacer o dónde debían dirigirse en su primer día de trabajo. Y al tiempo, la firma mantuvo abiertos algunos procesos de selección que ya estaban en marcha y que se llevaron a cabo en las oficinas del centro de formación de la calle Zurbano que les ofreció cobijo durante el día de ayer.
No fue el único alojamiento que se les brindó. El consejero delegado de Endesa aprovechó el acto de presentación de los resultados de la eléctrica para asegurar tanto que su auditoría estará a tiempo porque los auditores de Deloitte trabajan en su sede 'y no han perdido ningún documento', como para ofrecer a la auditora 'de forma desinteresada' un espacio junto a su sede en el Campo de las Naciones.
Fuentes de Deloitte llamaban ayer a la calma. 'Desde esta mañana por ayer lunes las comunicaciones están restablecidas, la centralita funciona. Está desviada a Barcelona y desde allí las telefonistas pueden contactar con cualquier trabajador de la firma. Y los técnicos informáticos continúan su batalla contra el tiempo para restablecer cuanto antes todos los sistemas y recuperar el máximo de información'. Por otra parte, los servicios jurídicos de la firma se encontraban analizando la situación y valorando todas las hipótesis entre las que a priori no se descarta una demanda por el mal funcionamiento de los sistemas antiincendios.
Aunque nadie en Deloitte se atrevía ayer a cuantificar la pérdida de datos y cuántos de ellos se podrán recuperar, fuentes de la firma insistían en que los procedimientos de copias de seguridad que todos los empleados están obligados a realizar periódicamente, lograrán que se rescate la mayor parte de la información que se haya podido perder.
En este sentido, también se encuentran a la espera de conocer en qué estado se encuentran los ordenadores centrales, situados en la planta tercera del edificio y hasta la que no llegaron las llamas. Sin embargo, todo parece indicar que no será hasta mañana miércoles cuando se pueda acceder hasta esa tercera planta y evaluar si los aparatos continúan operativos.
En esta misma situación, es decir, a la espera de ver qué ocurre con los ordenadores centrales de la tercera planta, se encuentra Garrigues.
El despacho de abogados no tiene su sede principal en el edificio Windsor, que se encuentra en la calle José Abascal, a la espera de mudarse a un nuevo edificio en la calle Hermosilla antes de que acabe el año. En el edificio Windsor sólo ocupaba tres plantas en las que trabajaba un centenar de profesionales de los departamentos de procesal, nuevas tecnologías y derecho de propiedad industrial e intelectual, más la Agencia de la propiedad. Sin embargo Garrigues, que formó parte de la red Andersen, sí tenía en ese edificios alojados todos sus sistemas informáticos.
El trabajo de los 133 profesionales estaba ayer asegurado. De hecho, desde las nueve de la mañana de ayer lunes se encontraban en un edificio que IBM había puesto a su disposición, aunque fuentes del bufete aseguraron que se trata de una solución provisional y que se está buscando una nueva ubicación, ya que IBM tiene ese espacio reservado a resolver posibles contingencias.
Respecto a la pérdida de información, fuentes de Garrigues explicaron ayer que disponen de copias de seguridad hasta el pasado 16 de diciembre y 'se está realizando un trabajo para recopilar todos los datos que puedan estar dispersos en los portátiles de los empleados'.
Sin embargo, el bufete sufrió ayer la parada técnica de todas sus comunicaciones. Las telefónicas se restablecieron de manera rápida, al desviarse a la centralita de Barcelona. Pero no sucedió lo mismo con las informáticas. Fuentes de Garrigues creen que al menos hasta mañana tendrán que conformarse con 'una vuelta a la era del fax'.
Confían en que las máquinas de la planta tercera del Windsor no estén dañadas para poder 'entrar y cogerlas'. 'Si es así nos ahorraremos muchos problemas', aseguran.
30.000 metros de oficinas insustituibles
Uno de los problemas que surgen ahora, después del espectacular incendio que destruyó el sábado el edificio Windsor, es encontrar 30.000 metros cuadrados de oficinas en el centro financiero de Madrid, justo el espacio que ha quedado calcinado. No será fácil, según los expertos, ya que la oferta de oficinas de más de 3.000 metros cuadrados en el centro de la ciudad es muy escasa.Según la consultora inmobiliaria Jones Lang Lasalle, el distrito de negocios de Madrid cuenta con un stock de oficinas cercano a 4,5 millones de metros cuadrados, con una tasa de disponibilidad del 4,28%. Esa cifra se traduce en unos 193.000 metros disponibles. Según la consultora, 'es muy difícil encontrar un espacio con características similares en el distrito de negocios del centro de Madrid'. Además, opina la compañía, 'el espacio disponible listo para ocupar requeriría de cierto periodo de tiempo para su acondicionamiento: acabados, necesidades técnicas de instalaciones, mobiliario, etcétera'.Los expertos aconsejan que los inquilinos del edificio se instalen en un espacio inmediato, aunque sea mínimo, para seguir trabajando con la mayor normalidad posible.En una segunda fase, las empresas afectadas podrán plantear diversas opciones para la localización de sus sedes, ya sea en diversas ubicaciones en el centro de Madrid, buscando una sede única en zonas secundarias o periféricas, o esperar a que un espacio adecuado a sus necesidades quede libre en el distrito de negocios, lo que puede durar más de un año. Como efecto inmediato, el desastre del edificio Windsor puede hacer que suban los precios de oficinas, ya que la tasa de disponibilidad en el centro se reducirá hasta el 3,5%, un nivel demasiado bajo.
La demolición durará más de seis meses
La demolición es irreversible. Así lo aseguró ayer el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, horas después de que el fuego se considerara extinguido.La torre no caerá por sí sola, ya que la estructura central del rascacielos es de hormigón, un material mucho más resistente al fuego que el acero o las estructuras metálicas. Las tareas de demolición, que, según los expertos, durarán más de seis meses, serán asumidas por el Ayuntamiento de Madrid con cargo a la propiedad del edificio, 'para garantizar una seguridad plena y ante la singularidad y complejidad del área afectada', anunció Gallardón.Aún se tardará tiempo en definir cómo llevar a cabo la demolición, ya que todavía no se ha podido entrar dentro de la torre y no se conoce el estado del interior. Pero en todo caso, los expertos afirman que la tarea será complicada, ya que primero habrá que apuntalar las distintas zonas afectadas.Según el alcalde, se podrá entrar en el edificio a la una de la madrugada de mañana miércoles, y una vez evaluados los daños de la estructura, se procederá a estudiar cómo derribar la torre sin dañar, sobre todo, los edificios colindantes. El más afectado es El Corte Inglés, que comparte dos plantas con el edificio Windsor por la parte trasera, al que están adosadas. Según el jefe de bomberos de la Comunidad de Madrid, esas plantas recibieron 'caídas importantísimas de material durante el fuego, y por lo tanto están afectadas'.En el derribo de la torre, debido a la cercanía de otros edificios, no se podrán utilizar cargas explosivas. La demolición controlada se realizará, según el Colegio de Arquitectos, 'de arriba hacia abajo, con la ayuda de grúas y andamios con los que se cortará el edificio por partes'.