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CincoSentidos

La primera parada del whisky

Los españoles consumieron el año pasado 120 millones de botellas de whisky escocés, según las cuentas facilitadas por la Scotch Whisky Association. Es el primer mercado nacional para este producto dentro de la UE, del que existen más de 2.500 marcas reconocidas. Muchas de ellas sólo se venden localmente, distribuidas desde el centenar largo de destilerías que hay en Escocia, dedicadas a elaborar whisky de malta mediante el centenario método discontinuo de Pot Still o whisky de grano. Su exportación le deja a Gran Bretaña anualmente dos billones de libras esterlinas a su balanza comercial.

La media docena de abogados de que dispone la patronal del sector en Escocia se dedica, sobre todo, a perseguir las falsificaciones, cada vez más numerosas. Precisamente, España es uno de los países donde más fraude han detectado, aunque las acciones legales emprendidas el año pasado en los países comunitarios no superan el medio centenar debido a las dificultades que hay para perseguir este tipo de delitos. España es, a este respecto, uno de los países que tiene, a juicio de la asociación, una legislación más blanda.

Ahora las prioridades de la industria escocesa del whisky se centran en los mercados de India, China, Rusia y Turquía. La ampliación de la UE a los países del Este apenas preocupa puesto que en estos la bebida estrella sigue siendo el vodka.

La importancia que los escoceses conceden a esta industria, de la que dependen uno de cada cinco puestos de trabajo, se refleja en el mimo con el que reciben al turismo europeo y, muy en particular, al español. El año pasado visitaron Escocia 67.000 ciudadanos de esta nacionalidad y dejaron en el país 34 millones de libras esterlinas. Los españoles pasan una media de doce noches en Escocia frente a sólo seis de los franceses.

Visita a destilerías

Uno de los atractivos turísticos es la visita a cualquier destilería para aprender el proceso de elaboración de esta bebida y acercarse a los secretos que dan al whisky escocés su aroma y sabor distintivos. Se trata de un secreto que numerosos imitadores del whisky escocés han intentado descubrir en vano, aunque el proceso de destilación constituye un factor en sí mismo. Esta bebida contiene, además de alcohol etílico y agua, algunos componentes secundarios cuya naturaleza exacta no se conoce con precisión. Se cree que incluyen algunos aceites esenciales de la cebada malteada y otros cereales y sustancias derivadas de la turba.

Otras incógnitas no desveladas tienen que ver con los distintos sabores del whisky escocés, dependiendo de la destilería donde se produce, aunque aquí los expertos coinciden en que el agua utilizada es el factor decisivo.

En todo caso, todos los aficionados comparten el criterio de que el clima escocés es también determinante, en especial durante el añejamiento del whisky.

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