Lavagna explota la estrategia del desgaste
Argentina optó por una estrategia de negociación con los acreedores cimentada en el desgaste. Primero mantuvo silencio, después se limitó a escuchar y más tarde propuso su oferta de pago, sin negociarla y sólo al final se ha sentado a convencer a inversores institucionales, que cuentan con más de la mitad de los bonos impagos.
Buenos Aires calló tras suspender pagos, mientras se iban formando más de 20 comités de acreedores divididos por las nacionalidades y los tamaños de los inversores.
Los institucionales de EE UU integraron ABC, liderado por Hans Humes, del fondo Greylock. Bancos alemanes lideraron un grupo multinacional, ABRA, bajo la conducción de Ángel Gurría, ex secretario de Hacienda de México, y el profesor universitario Adam Lerrick.
En Italia, con 400.000 tenedores de bonos argentinos, las aguas quedaron divididas. Los institucionales quisieron convocar a los minoristas y fundaron TFA, dirigido por Nicola Stock, pero grupos de pequeños ahorradores rechazaron la alianza con los bancos. Los japoneses quedaron representados por los bancos IBJ o Mitsubishi.
Néstor Kirchner envió a reunirse con los grupos locales y extranjeros al secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, y a dos jóvenes, el subsecretario de Financiamiento, Sebastián Palla, y al secretario de Coordinación Técnica, Leonardo Madcur. Los funcionarios escucharon las demandas de los acreedores, apuntaron sugerencias que después se incorporaron a la oferta de pago, pero no las discutieron con ellos.
La primera oferta del Gobierno (septiembre de 2003), resultó insatisfactoria y los comités de los países del Grupo de los Siete (G-7) comenzaron a presionar sus gobiernos y se formó el Comité Global de Tenedores de Bonos de Argentina (GCAB, por sus siglas en inglés), integrado por ABC, TFA, ABRA y bancos japoneses. El G-7, con Italia a la cabeza, se hizo eco de su clamor.
Argentina nombró a principios de 2004 un sindicato de bancos que lo asesora y representa. Designó tres entidades para la negociación externa: el suizo UBS, el británico Barclays y el americano Merrill Lynch, que han mantenido contactos con los comités y con inversores.