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Política

Bush medita un drástico cambio de Gobierno en su segundo mandato

Washington está lleno de rumores. George Bush ha dicho que hará cambios en el Gobierno. Una de las especulaciones es que ofrecerá una Secretaría a un demócrata moderado, todo un gesto tras comprobarse la polarización del país.

Hasta ahora se han confirmado las dimisiones de Robert Blackwill, consejero jefe de la Administración en Irak y Cofer Black, jefe de la oficina antiterrorista. Tom Ridge, jefe del Superministerio del Interior, también dejaría el puesto y parece dispuesto a preparar su candidatura para 2008. Por lo que se refiere a los más directos colaboradores de Bush, la confusión ha crecido y ayer ni siquiera estaba claro que el fiscal general del Estado, John Ashcroft, dejara el puesto, que es con lo que se contaba. Ashcroft había dicho que quería descansar, pero el apoyo a Bush de los votantes más religiosos, a los que tan cercano se siente, le ha animado y podría cambiar de opinión. Las interrogantes afectan a todos los miembros del Gabinete y ni siquiera los cercanos al presidente como la consejera de seguridad nacional, Condoleezza Rice, tienen asegurado el puesto. De la salida de la Secretaría de Estado de Colin Powell y su pase al Banco Mundial se habla ya menos.

El secretario del Tesoro, John Snow, que se ha labrado una reputación de relaciones públicas de las políticas económicas de la Casa Blanca, aunque se duda de su eficacia, no tiene segura su continuidad. Podría ser sustituido por Donald Evans, secretario de Comercio o por Robert Zoellick, responsable de Comercio Internacional. Steve Friedman, director del Consejo Económico Nacional, Glenn Hubbard, ex presidente de la Consejería Económica, y Andrew Card, jefe de equipo de Bush, también entran en las quinielas.

Quien tiene más clara su marcha es el presidente de la SEC, William Donaldson, más duro con Wall Street de lo esperado. Uno de los comisarios del regulador de los mercados, Paul Atkins, parece el relevo.

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