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CincoSentidos

Jaguar va a por todos

Con la introducción del primer Jaguar de gasóleo, el X-Type 2.0D, la firma británica ha dado el pistoletazo de salida a una gama diésel que después se ha visto reforzada de la mano del potente S-Type 2.7D, con motor V6 biturbo de 207 CV de nueva generación y, a lo largo de 2005, con la llegada de una versión similar en la oferta del portaestandarte XJ. Pero, centrándonos en el pionero, el X-Type de gasóleo se beneficia de la sinergia que permite a la marca encuadrarse en la división Premium de Ford Motor Company -también agrupa a otras como Aston Martin, Land Rover y Volvo-.

Esto se traduce en la adopción del propulsor de cuatro cilindros y dos litros, con culata de 16 válvulas, turbocompresor de geometría variable e intercambiador de calor, que tanto éxito cosecha en la gama Mondeo TDCi. La mecánica, dotada de alimentación directa por common rail de segunda generación, entrega una potencia de 130 CV y, lo que es aún mejor, un par máximo de 330 Nm que, fruto de la función overboost, alcanza picos de siete segundos de 350 Nm, a 1.800 rpm.

De paso, las prestaciones son de primer orden para un vehículo que ronda los 1.500 kilos, como se deduce de una velocidad máxima de 201 km/h, con una aceleración pura -medición de 0 a 100 km/h- inferior a 10 segundos. En cuanto al consumo, piedra angular en esta clase de modelos, se contiene en cifras satisfactorias: a una media homologada de 5.6 l/100 km se añade un gasto urbano de 7,5 l/100 km y un consumo interurbano, a una velocidad sostenida de 90 km/h, de tan sólo 4,5 l/100 km.

Estas brillantes cifras responden, en gran medida, a la eficaz transmisión manual de cinco relaciones que adopta el X-Type 2.0D. Por motivos fundamentalmente comerciales, en 2005 el coche contará con una nueva caja de cambios de seis velocidades, cambio del que ya disfruta el Mondeo equivalente.

A diferencia de otros X-Type -excepto el 2.0 V6-, el diésel no cuenta con tracción a las cuatro ruedas AWD, sino exclusivamente con tracción delantera. De todos modos, se beneficia de las excelencias que otorgan un sólido bastidor y un elaborado chasis, con control de tracción de serie, que ofrece un encomiable equilibrio entre confort y estabilidad.

Acabados exclusivos

Y, a todo ello, se suma la exclusividad y el buen hacer que en materia de acabados ha caracterizado desde sus orígenes a Jaguar. Así, el X-Type de gasóleo se puede solicitar con terminaciones Classic, Sport y Executive, todos dotados de elementos como los apliques de madera en puertas y salpicadero, diversos detalles cromados, antibloqueo de frenos ABS con distribuidor de la fuerza de detención, climatizador y equipo de audio-CD, llantas de aleación o elevalunas y cierre centralizado -dotado de mando remoto- eléctricos.

Los altos de gama suman además otros como la suspensión deportiva, alarma, luces con tecnología xenón o llantas de aleación de mayor diámetro -incluso la tapicería de cuero en el Executive-, etcétera. También se puede optar, con sobreprecio, a un dispositivo de telefonía integrado Bluetooth o navegador comandado por órdenes verbales.

Y también en versión Wagon para familias

Jaguar también comercializa el X-Type de gasóleo con la carrocería familiar por precios comprendidos entre 30.900 y 35.700 euros. Están también disponibles en exclusiva con tracción delantera y cambio manual de cinco marchas. Sus prestaciones son equiparables a las de la berlina, si bien la velocidad se reduce a 198 km/h y la aceleración se detiene en 10,2 segundos -el gasto medio homologado es de 5,8 l/100 km-. Frente a la berlina de cuatro puertas, que goza de un maletero de 450 litros, el Wagon carga entre 445, 685 y 1.415 litros, en función de la posición de los asientos traseros -son abatibles hasta la banqueta en secciones asimétricas-, y dejan un espacio para bultos y equipajes, con tomas de corriente de 12 voltios, completamente plano y muy diáfano.

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