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Derivados

Reestructurar una cartera con futuros

Volvemos nuestra atención a los futuros a través de algunos ejemplos en la gestión de carteras. En concreto vamos a ver un caso en el que reducimos el riesgo de una cartera de forma rápida y eficiente usando futuros.

Supongamos en esta ocasión un gestor de un plan de pensiones que ha invertido en una cartera de acciones diversificada y diseñada para reproducir los movimientos del índice Ibex 35. El gestor piensa, por los motivos que sean, que en este momento no es capaz de añadir valor mediante la selección de valores y por eso ha adoptado la estrategia de replicar el índice.

Sin embargo, cree que es capaz de distinguir determinadas tendencias a escala económica y de añadir valor moviendo el dinero entre distintas clases de valores (por ejemplo, renta fija, tesorería) dependiendo de su previsión futura. Intentar beneficiarse de los movimientos generales del mercado, en lugar de seleccionar acciones, mediante el cambio en la composición de una cartera se denomina distribución táctica de activos.

Intentar beneficiarse de los movimientos generales del mercado mediante el cambio en la composición de una cartera se denomina distribución táctica de activos

La Bolsa se ha mantenido bastante plana, aunque con volatilidad, durante los meses pasados, pero en este momento el gestor empieza a estar muy preocupado con los riesgos geopolíticos, los riesgos inflacionarios y que las próximas subidas de tipos de interés hagan ceder posiciones a los mercados. Estima que el periodo de incertidumbres va a durar varios meses y decide modificar sus posiciones y pasar de estar al 100% en Bolsa al 100% en tesorería.

Lógicamente una forma muy directa de hacer este cambio es vender la cartera de valores (y pagar los costes de transacción) y comprar títulos del Tesoro a corto plazo. Cuando estos títulos venzan se pueden volver a comprar las acciones. Otra forma es mantener las posiciones en acciones pero convirtiéndolas en una posición libre de riesgo mediante la venta de contratos de futuros sobre el índice Ibex 35. Los beneficios de esta segunda vía son los menores costes y la rápida implementación.

Lo anterior constituye un ejemplo de una posición cubierta donde los movimientos en el activo subyacente se contrarrestan con los movimientos en los derivados. Supongamos que la cartera del plan de pensiones está valorada en 470.000 euros, y que los futuros del índice Ibex cotizan a 7.850 puntos (con un multiplicador de 10 euros por punto, supone un valor de 78.500 euros por cada futuro); necesitamos vender seis futuros para anular los movimientos de la cartera subyacente: 6x78.500=471.000 euros. Cuando venzan los futuros volveremos a tener exposición a Bolsa.

Esta reestructuración también tiene el efecto de anular la beta (o riesgo sistemático) de la cartera. Originalmente la cartera, al estar compuesta por valores que replican el Ibex, tiene una beta de uno, por lo que se mueve igual que el mercado. Al haber vendido futuros (la beta de los futuros vendidos es -1) nos quedamos con una cartera de beta cero, que no se mueve como el mercado y cuya correlación con el mercado es cero.

Si el gestor, en vez de querer anular toda la posición sólo quisiera pasar a un 50% en renta variable, 50% en tesorería y dejar una beta de 0,5, le bastaría con vender tres futuros y dejar el resto de la cartera sin cubrir; y así con cualquier proporción.

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