'El exceso de regulación lastra a las empresas'
Tiene 48 años y es doctor en Ciencias Económicas. Desde 1996 dirige el Instituto de Estudios Económicos. Además, es vicepresidente de la Corporación Noroeste y vicedecano del Colegio de Economistas de Madrid
Es un firme defensor de la autorregulación de las empresas en materia de buen gobierno. Juan Iranzo, que fue uno de los integrantes de la Comisión Aldama, considera que un exceso de regulación traba a las empresas más eficaces y no evita los fraudes y los escándalos financieros.
Pregunta. ¿Qué es el buen gobierno?
'El FMI podría jugar un papel importante tanto en la calificación de países como de empresas. Podría así romper el oligopolio de Standard & Poor's y Moody's'
Respuesta. El buen gobierno es que las empresas se gestionen adecuadamente. Y es fundamental que haya transparencia. Es decir, que las empresas informen de cómo se gestionan y que sea el mercado el que lo valore positiva o negativamente. También puede haber algunas recomendaciones para tratar de homogeneizar la información que dan. Pero por ejemplo, en asuntos como la separación o no entre las figuras de consejero delegado o primer ejecutivo no veo ninguna razón a favor o en contra. Debe ser cada empresa la que lo decida. Y eso depende de muchas circunstancias, del accionariado o del liderazgo del presidente, por ejemplo.
Por otro lado, un asunto que yo considero importante y que va en contra de lo que recomiendan muchos de los códigos internacionales es que creo que no hay que establecer ningún tipo de límite a la edad de los consejeros. Yo fui uno de los que llevé este tema con más convencimiento dentro de la Comisión Aldama. Y lo hice por dos razones. Una, porque entiendo que el consejero debe tener un carácter de asesoramiento, de prudencia, de perspectiva, de distancia. No es un ejecutivo que está en medio de la vorágine. Pero sobre todo, creo que no hay que limitar la edad porque si se trata de potenciar la figura de consejero independiente, éste va a ser mucho más independiente si no tiene una carrera profesional por delante. De otra forma, se puede ver condicionada por expectativas de futuro.
Hay que establecer que los consejeros lo sean mientras mantengan sus condiciones físicas y mentales.
P. Y ¿qué es ser consejero independiente?
R. Sinceramente, es muy difícil definirlo, porque básicamente el independiente es el que no es dependiente. La idea es que tiene que ser una persona de prestigio, de reconocida solvencia y que, por tanto, va a aportar criterio racional para el buen funcionamiento de la empresa.
P. ¿Cree que es importante para el buen gobierno impulsar la participación de los fondos de inversión y de pensiones en la gestión de las empresas?
R. Sí. Es fundamental. Pero no desde la perspectiva de la empresa sino desde la de los partícipes de los fondos. Yo, como partícipe de los fondos, me gustaría que en aquellas empresas en las que se va a participar estuviera más directamente implicado, porque es la forma de tener más información, va a poder decidir en algunos momentos importantes y por tanto, va a aumentar la rentabilidad de los fondos. Pero repito, no es algo que tiene que exigir la empresa, sino que es bueno desde el punto de vista de los partícipes. Eso reduciría muchos problemas.
P. Hubo un tema dentro del Informe Aldama por el que ustedes pasaron algo de puntillas, que es el de las agencias de calificación y los bancos de inversión. ¿Cree que se debería ahondar en ello?
R. Pasamos un poco por encima porque son asuntos muy difíciles y no teníamos una solución. Además, debería tratarse desde una perspectiva de armonización internacional. Probablemente es una asignatura pendiente que se abordará en el futuro, pero que hoy por hoy, no es de nuestra competencia.
Sin embargo, es importante hacer hincapié en los terceros agentes que inciden en la toma de decisiones. Hay un oligopolio importante de Standard & Poor's y Moody's básicamente. Pero yo creo que el Fondo Monetario debería jugar un papel importante en la calificación de países y también informando de las empresas de las zonas. Puede ser un reto importante para Rodrigo Rato. Es una idea. Y favorecería la anticipación de las crisis.
P. ¿Ha hablado de este asunto con el nuevo director gerente del Fondo Monetario Internacional? ¿Sabe si comparte esta idea?
R. Hombre, no se lo he preguntado, pero se lo sugeriré. Y respecto a los bancos de inversión y esa supuesta muralla china entre la colocación y la gestión de patrimonios, es muy difícil de delimitar. Los medios de comunicación también tienen un papel clave a la hora de crear opinión. Aquí también hay que exigir rigor y transparencia, aunque en España los medios, especialmente los escritos, han mejorado espectacularmente.
P. ¿No queda algo coja la reforma sabiendo de antemano que hay asuntos que quedan pendientes?
R. Lo importante era dar una serie de recomendaciones en el momento oportuno. Los temas de gobierno corporativo deben nacer para dar una respuesta a la nueva realidad de las empresas, que son cada vez más del ahorro popular a través de los fondos. Pero si se regula demasiado se puede limitar a las empresas eficientes. En cierto modo, se las podría estar nacionalizando por la puerta de atrás y en cambio, no se evitan las estafas, porque todo el tema de la transparencia está pensando para las empresas que se definen como normales.
Escándalos empresariales. 'En Enron no hubo estafa, sino mala gestión'
P Usted cree que las normas de buen gobierno no sirven para acabar con los escándalos financieros, ¿no es un poco decepcionante?R No, porque hará que conozcamos mucho mejor las empresas, podamos conocer mucho mejor sus posibilidades de crecimiento, de valor y por tanto, eso favorezca al accionista. Y eso no es decepcionante. Las estafas son imposibles de erradicar. El inversor debe mirar el entorno del mercado y comparar. Además, hay que ser claros. Por ejemplo en Enron no hubo estafa. Lo que hubo fue un cambio enorme de entorno favorecido por las reglas contables, sobre todo anticipando contratos futuros que luego no se realizaron.P¿Fue entonces una mala gestión?R Sí, una mala gestión agravada por una crisis norteamericana después de 12 años de expansión y en tercer lugar, se había creado la idea de que el objetivo final de las empresas era crear valor para el accionista y éste se vinculaba al precio de la acción. Yo creo sinceramente que no fue una estafa, al contrario que Parmalat, que sí lo ha sido, o en España, Gescartera. Hay que recordar a los inversores que siempre estamos asumiendo riesgos y éste no desaparece con el buen gobierno. Lo que tiene que haber es información.P ¿No cree que puede producirse un exceso de in-formación para el accionista?R Pues sí. Y un exceso de información es desinformación. La información debe ser veraz, oportuna y relevante. Y las estafas no las vamos a poder evitar por mucha información que haya. Es más, con mucha regulación a lo mejor lo que favorecemos es la estafa. El exceso de regulación puede perjudicar a las empresas eficientes y en cambio no se evitan las estafas.