'La empresa debe transmitir valores'
El Pacto Mundial de las Naciones Unidas es una iniciativa de compromiso ético destinada a que las empresas acojan como una parte integral de su estrategia nueve principios de conducta y acción en materia de derechos humanos, trabajo y medio ambiente. Entre ellos se incluyen la protección de los derechos humanos, el fin de la explotación infantil o el respaldo a la negociación colectiva.
En España, la iniciativa ha gozado de una gran acogida entre compañías, sindicatos, entidades educativas y ONG. Javier Chércoles, director de responsabilidad social corporativa de Inditex, preside la Mesa Cuadrada, el instrumento del que se han dotado las firmas españolas adheridas para facilitar el proceso de implantación de los nueve principios.
¿Cómo surgió el Pacto Mundial en España?
'Inditex fue, en agosto de 2001, la primera empresa firmante del Pacto Mundial en España. Ahora hay más de 190 adhesiones de diferentes sectores'
La primera empresa incluida fue Inditex, en agosto de 2001. Nos adherimos porque pensamos que era una buena manera de impulsarlo en este país. Pero lo cierto es que, poco antes de que Inditex tomara esta decisión, ya se estaba moviendo la Fundación Rafael del Pino para que fuera Kofi Annan quien lo presentara. Desde ese momento empezamos a trabajar juntos y se ha conseguido la plataforma más grande del mundo. En España hay más de 190 firmantes.
¿Y qué supone para las empresas adoptar este compromiso?
Poner en práctica un código de conducta, medir su impacto y publicar las consecuencias de la puesta en marcha del pacto. Esto significa adoptar una visión muy nueva en una compañía muy nueva. Era una forma muy bonita de decir, ahora que empiezo un nuevo proyecto, que es Inditex, lo acompaño con la difusión de un código. En definitiva, el compromiso trata de que las empresas transmitan unos valores y que sean capaces de medirlos.
¿Cuál es el impacto esperado?
Que las multinacionales sean capaces de incidir en sus filiales y proveedores. Se trata de hacer hincapié en la madre, que es la multinacional, para que los valores calen a su vez en las subsidiarias y proveedores.
¿Cómo se consigue gestionar a más de 190 firmantes del pacto procedentes de diversos sectores?
Es como un gran colegio. Tienes gente muy joven, gente que no sabe nada de la historia y que se apuntó por la generosidad del proyecto, y otros que ya llevaban programas de transparencia informativa y financiera con la memoria GRI (Global Reporting Initiative), que recoge datos económicos, medioambientales y sociales.
Ante esta variedad se me ocurrió una idea. Algo parecido a lo que hizo el rey Arturo en Camelot: una mesa en que todos fueran iguales. La intención es sentarnos todos juntos y hablar de tú a tú, pero sin mezclarnos, porque hay firmantes con problemáticas muy diferentes. Por ejemplo, la realidad de una compañía del Ibex y que cotiza también en Nueva York es muy distinta a la de una firma como Chupa Chups, de tamaño medio alto, pero que no cotiza en Bolsa.
Para evitar una mesa redonda en la que surgieran problemas, como sucedió en la del propio rey Arturo, pensé en el modelo de una mesa cuadrada. Cada una de las aristas está separada, pero no disociada del resto. Así, cada uno está presente en su sector, pero todos compartimos la misma mesa. Ese es el mensaje. De hecho, tiene cuatro lados. Uno de ellos está ocupado por grandes empresas de carácter global y en el resto se sientan compañías más pequeñas, ONG, entidades educativas e instituciones públicas o sociales.
¿Es operativo trabajar con tantos firmantes?
Parece que sí, porque nos reunimos todos los meses. Y la verdad es que no falta nadie. Lo que faltan son sillas, y en canapés se nos va una ruina. Es muy bonito ver gente tan variada y con diferentes puntos de vista que se sientan en una mesa y no se pelean.
¿Cómo se financia el pacto?
No somos una asociación, ni una fundación ni nada parecido. Es verdad que hemos pensado muchas veces institucionalizarlo y meterle burocracia, aparatos de gobierno... Pero hasta ahora el Instituto de Empresa ha puesto su sala y unos canapés. En un año el coste ha sido de unos 7.000 euros aproximadamente y se ha pasado una derrama a todos los firmantes. Pero el tema de institucionalizarlo y crear una fundación o algo parecido está en debate. Yo soy más partidario de que sea simplemente un compromiso. Llevamos año y pico y no ha habido una forma jurídica determinada.
¿Quién se encarga de verificar que las empresas que están presentes cumplen realmente los nueve principios a los que se han comprometido?
Hemos creado una submesa de verificación en la que están presentes representantes de entidades firmantes y no firmantes del pacto. Esta submesa está funcionando desde el mes de enero y se encarga de verificar el cumplimiento de los nueve principios relativos al medio ambiente, el buen gobierno y los derechos laborales. El tema del control es importante. Los manuales de las compañías del Ibex están cada vez más verificados por externos. Así sucede en Inditex o en el SCH, al que también se lo va a validar Deloitte. En cuanto a aquellas compañías que no cotizan, debemos saber qué criterios se utilizarán para verificar. Para ello vamos a realizar una encuesta entre las 190 empresas que refleje los compromisos adoptados en materia de buen gobierno, en salud, seguridad y medio ambiente.
Nueve principios 'Los firmantes del pacto se meten en un lío, aunque bonito'
PHay materias, como las del buen gobierno, en las que cada país tiene una normativa diferente. ¿Existe algún tipo de criterio homogéneo del Pacto Mundial?REn primer lugar, hay que cumplir lo que manda la ley. Pero lo que marca Naciones Unidas es una serie de requisitos en el GRI (Global Reporting Iniciative) que van más allá. Por ejemplo, en España la ley no exige dar la edad de los consejeros, pero el GRI sí. Lo cierto es que establece criterios sobre los factores ecológicos, económicos y sociales que deben integrarse en una memoria de sostenibilidad. Lo bueno del pacto es que los firmantes se meten en un lío muy bonito, pero en un lío.P¿Qué supone realmente el Pacto Mundial?REs un instrumento de libre adscripción por parte de las empresas y organizaciones laborales y civiles, que descansa en su compromiso de implantación de los nueve principios en su estrategia.P¿Cuáles son los nuevos principios que deben aplicar las empresas?REl primero es que apoyen y respeten la protección de los derechos humanos. También deben asegurarse de que no son cómplices en la vulneración de los mismos. Tienen que apostar por la libertad de afiliación, el reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva y por la eliminación de toda forma de trabajo forzoso o realizado bajo coacción. Se les exige la erradicación del trabajo infantil y la abolición de las prácticas de discriminación en el empleo. Deben mantener un enfoque preventivo que favorezca el medio ambiente, fomentar las iniciativas que promuevan una mayor responsabilidad ambiental y favorecer el desarrollo y difusión de las tecnologías respetuosas con el entorno natural.