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CincoSentidos

Tolerancia cero con los empleados

Durante el pasado ejercicio, fueron más las empresas que aumentaron su plantilla que las que eliminaron empleos. Sin embargo, detrás de esta cara amable de las organizaciones parece surgir una política de ahorro de costes basada en apretar las tuercas a los empleados. Según una encuesta realizada por la consultora Haygroup y la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), la mayoría de las empresas optaron en 2003 por reducir costes controlando más el gasto de sus empleados, reasignándoles a diferentes tareas o bien reduciendo la tolerancia ante situaciones de escaso rendimiento.

En opinión de Guadalupe Fernández, socio director de la consultora Haygroup, detrás de estos resultados no hay más que un intento por 'optimizar los recursos para evitar gastos superfluos'. Fernández pone un ejemplo, 'se trata de dejar de realizar eventos costosos en hoteles de lujo y en ningún caso de recortar beneficios sociales'. Asimismo, Fernández destaca que estas políticas de reducción de costes 'no es lo que está diferenciado a las empresas con buenos resultados del resto'. El estudio parte de una muestra pequeña de empresas (90 compañías, de las que 35 son multinacionales). Fernández cree que lo más interesante del sondeo son las tendencias que marca y los datos que resultan de comparar lo qué están haciendo las empresas que han mejorado sus cuentas frente al resto.

Casi tres de cada diez empresas declaró haber tenido en 2003 una facturación superior a la esperada y, en general, algo menos de la mitad del total calificó sus resultados de mejores frente hace tres años. En síntesis, estas empresas son las que apuestan por el desarrollo de las personas, tienen sistemas de retribución ligados a los resultados y realizan estudios del clima laboral. Un aspecto diferenciador que Fernández destaca es que, 'aunque las empresas con buenos resultados los obtienen a corto plazo nunca dejan de pensar a largo en sus decisiones de negocio y de gestión de personas'.

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Mientras en las compañías que no destacan por sus buenas cifras se ve un aumento de la contratación temporal, en las otras se prefiere desarrollar el talento del equipo humano y la utilización de contratos de fomento del empleo con miras al futuro.

En la mayoría de las empresas, la motivación y el clima laboral no se han visto negativamente afectados por la reducción de costes y la dirección de las empresas goza de la confianza de los empleados. Así pues, presionados, pero contentos.

El ajuste de plantillas parece llegar a su fin

La etapa más dura para la vida de las empresas y, por tanto, también de los trabajadores, es posible que ya esté pasando. Si en 2002, un 32% de las organizaciones tuvo que tomar la decisión de prescindir de empleados, en el año pasado este porcentaje se redujo hasta el 24%.¿Mejora de resultados o plantillas tan ajustadas que ya no cabe más reducción? Sea como fuere, un importante 45% de las compañías consultadas reconoce haber aumentado su plantilla, mientras que un 31% evitó nuevas contrataciones en el último ejercicio, pero tampoco planteó recortes.Además, según la muestra elaborada por la APD y Haygroup, el principal motivo de la salida de trabajadores es la baja voluntaria. Esto hace que la rotación no deseada de las empresas (ha diminuido en 2003, pero menos que en 2002) afecte al 78% de las compañías.Los despidos y la no renovación de contratos temporales son las otras formas elegidas por las empresas para ajustar el empleo.En cuanto a las modalidades de trabajo, Guadalupe Fernández destaca el potencial del empleo parcial, que tiende a aumentar aunque aún se esté lejos de los niveles de Europa, frente al empleo temporal, que quizá ya haya tocado techo en España.Asimismo, se ve cierta tendencia a la externalización en áreas como informática, contabilidad o administración de personal. A la hora de contratar personal, la mayoría opta por la promoción interna.

El talento que falta

Las empresas ya no necesitan conocimientos puramente técnicos en sus empleados. Después de la etapa final de expansión económica en la que se declaró la guerra por el talento (el objetivo era atraer y retener a los mejores a casi cualquier precio), las empresas han tornado sus necesidades hacia el espíritu innovador y el talante comercial.La clave para conseguir personas que aporten un cambio de mentalidad y estén orientados al cliente está en la gestión del potencial en la empresa. Entre las empresas que tienen este tipo de programas (un 34% de la muestra) los desarrollan para jefes de área y altos directivos y casi nada para administrativos.La formación en las empresas permite acudir a la promoción interna y a conducir la necesidad de talento según cambie el entorno. Es un rasgo diferenciador de las empresas con buenos resultados.

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