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La Universidad de Yale, escuela de presidentes

Desde principios de siglo, como héroe de las novelas de Owen Johnson, Dink Stover ha perdurado como principal atracción de la mitología creada en torno a la Universidad de Yale, la encarnación ficticia de todas sus virtudes. Listo, de gran corazón, equitativo y guapo, un hombre de Yale hasta la médula.

El poder del mito de Yale es un misterio en la vida americana que plantea cuestiones como: ¿quiénes son estos yalies? ¿De dónde proceden? ¿Qué se puede hacer con ellos? Las preguntas surgen de nuevo cuando dos hombres de Yale, John Kerry (promoción de 1966) y George W. Bush (promoción de 1968), compiten por el privilegio de ser presidente de EE UU.

Garrison Nelson, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Vermont, estudia el empeño que los alumnos de la Ivy League (el grupo de las ocho prestigiosas universidades privadas de Nueva Inglaterra: Harvard, Yale, Pensilvania, Princeton, Columbia, Brown, Dartmouth y Cornell) tienen en el interés nacional, algo que es patente: en las elecciones presidenciales de los últimos 32 años ha habido alumnos de Yale como candidatos a la presidencia o la vicepresidencia. Y la mayoría de las veces con éxito.

George Bush, que no destacó como buen estudiante, accedió a la prestigiosa universidad gracias al sistema de admisión hereditario en tercera generación. John Kerry es de la segunda generación

Nelson cree que la influencia de Yale es mejor entendida que la de su competidor Harvard. En esta rivalidad, según Nelson, 1972 destaca como un año crucial. 'En las primeras 11 elecciones presidenciales, entre 1789 y 1828, Harvard dominó', dice Nelson, 'un hombre de Harvard fue siempre candidato en un partido u otro'. El primer yalie elegido presidente fue William Howard Taft, quien en 1908 heredó la Casa Blanca de Theodore Roosvelt, alumno de Harvard. Pero los yalies continuaron poco representados hasta 1972, cuando el candidato demócrata George McGovern eligió al hombre de Harvard Thomas Eagleton como vicepresidente y le sustituyó por el yalie Sargent Shriver. 'Supuso el cambio simbólico del dominio de Harvard por el de Yale', dice Nelson. McGovern y Shriver perdieron en 1972, claro, como también hizo el licenciado en Yale Gerald Ford en 1976. Pero un yalie ha estado en la candidatura ganadora desde entonces: George H. W. Bush en 1980, 1984 y 1988; Bill Clinton en 1992 y 1996, y George W. Bush (más Dick Cheney, quien asistió a Yale dos años) en 2000.

¿Cómo explicar el repentino dominio de Yale? Según Nelson, 'es resultado de la decisión de Yale en los años veinte de aceptar el sistema de legado', dice. Yale fue la primera universidad de la Ivy League en dar preferencia a la admisión de los hijos de antiguos alumnos. 'Es una medida en favor de la gente pudiente', dice Nelson. 'Bush no fue un gran estudiante, pero es de la tercera generación allí. Kerry es de la segunda generación'.

'De repente, existió la necesidad de algo más que una educación universitaria para estar en la élite', dice Nelson. 'Diferenciarse del resto era un distintivo de marca universitaria, y Yale llegó a serlo'. E inherente a su marca fue la reputación de la enseñanza universitaria de los líderes políticos de EE UU, atrayéndose un selecto grupo de jóvenes que miraban con anhelo el poder. Los yalies citan, no obstante, su antigua ética universitaria de desinteresado servicio público, unido a una rigurosa enseñanza intelectual, como la razón para su dominio.

'Fijémonos en lo que tenemos este año: dos licenciados en Yale, hijos del privilegio, luchan codo con codo, acusándose el uno al otro de ser un elitista. Será un gran show', afirma Nelson. Algo más que agradecer a Yale.

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