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Sectores empresariales

La industria reclama un ministerio que combata la deslocalización

Las grandes empresas consideran que el cambio del modelo de sector público, tras las privatizaciones del PP, no justificó la desaparición de la cartera de Industria. La ausencia de una política general puede agravar ahora la falta de inversión de las multinacionales, su deslocalización o retos complicados como el Protocolo de Kioto

Ha sido un grave error eliminar el Ministerio de Industria'. æpermil;sta es la opinión generalizada entre los empresarios de los grandes sectores industriales, que vieron cómo el Gobierno del Partido Popular cambió la estructura del departamento en su primera legislatura y, ya en la segunda, lo hizo desaparecer. La idea de un cambio resultaba razonable, ya que el de Industria era un ministerio diseñado como apoyo a la gestión del sector público empresarial: tenía un amplio presupuesto y estaba organizado en direcciones generales verticales (siderurgia, construcción naval, etc.), en cada una de las cuales cabía alguna de las grandes empresas estatales.

Tras la intensa política de privatizaciones llevada a cabo por el Ejecutivo del PP y el progresivo traspaso de competencias a las comunidades autónomas, todo parecía indicar que el Gobierno iba a adaptar el ministerio a los nuevos tiempos. Sin embargo, tras el paso por él de Josep Piqué, que aprobó la polémica ley del sector eléctrico y la del sector de hidrocarburos, el Ejecutivo dio un giro radical y decidió eliminar el ministerio, transformándolo en el de Ciencia y Tecnología (encargado en la actualidad de canalizar las subvenciones). Alguna área importante, como la de Energía, quedó bajo el paraguas del Ministerio de Economía.

Quienes rechazan esta medida aseguran que la política industrial del Gobierno se limita a la regulación de precios y a los asuntos de competencia, pues entiende que el fomento de la actividad industrial está prácticamente en manos de las comunidades autónomas. Pero el sector afronta ahora a nuevos retos que requieren de una política general, como son la deslocalización de las empresas o la globalización de la economía. 'Según y cómo regules, atraes o no a las grandes empresas', declaran fuentes de la gran industria. 'Las empresas de gran tamaño viven mejor cuando el futuro está tranquilo', añaden.

TEl partido socialista también ha criticado en muchas ocasiones la desaparición del Ministerio de Industria. Una decisión que, según Arantza Mendizábal, responsable de industria del PSOE y candidata por Vizcaya, 'se hizo con una gran frivolidad'. Por contra, el experto del Partido Popular y presidente del Consejo Consultivo de Privatizaciones, Luis Gámir, considera que 'el que exista o no un ministerio con un nombre concreto, no presupone la importancia que se dé al problema, como a veces confunde la oposición'. Para demostrarlo pone el siguiente ejemplo: 'No hay un ministerio de lucha contra el terrorismo y, sin embargo, es una alta prioridad del Ejecutivo'. En todo caso, añade Gámir, 'con o sin Ministerio de Industria este sector, de media anual, ha crecido mucho más con el PP que con el PSOE'.

Pero ejemplos de lo pernicioso que puede resultar la falta de una política industrial general no faltan. Como el del poder creciente de las corporaciones locales que ponen freno a la instalación de ciertas instalaciones, como las plantas eléctricas, o la falta de capacidad del Gobierno para frenar la deslocalización de algunas multinacionales que han decidido abandonar España.

También la ausencia de una cartera de Industria plantea situaciones que muchos consideran 'ilógicas', como es la financiación de los proyectos de defensa de Santa Bárbara a través de los presupuestos destinados a investigación y desarrollo. En opinión de Arantza Mendizábal, 'la gestión de las ayudas ha sido poco transparente y ha estado llena de irregularidades'.

Los retos del nuevo Gobierno

El vacío que se ha producido se ha dejado notar en la representación del sector en Bruselas ('¿Quién acude por España a los Consejos de Ministros de Industria de la Unión Europea', se preguntan fuentes de las empresas) o en cuestiones de medio ambiente (área con representación en el Consejo de Ministros) que afectan a la industria.

En este sentido, hay quien asegura que 'si hubiera existido el Ministerio de Industria, asuntos como el del Protocolo de Kioto se habrían debatido mucho antes y las empresas habrían tenido quien las defendiera'. La aplicación de la directiva sobre el comercio de emisiones de CO2, que afecta a cinco grandes sectores, entre ellos el energético y el cementero, es una de los grandes retos a los que se enfrentará el Ejecutivo que surja de las urnas el próximo domingo. De hecho, el 31 de marzo es la fecha establecida para que los Gobiernos presenten ante Bruselas su correspondiente Plan Nacional de Asignación de Emisiones, condición previa a la entrada en vigor de esta polémica directiva el 1 de enero de 2005.

Otro gran conflicto sin resolver es el de Izar. 'El Ejecutivo creyó que con la fusión de los astilleros públicos se solucionaba un problema que no se ha manifestado mientras ha habido una cartera de pedidos', asegura Mendizábal. 'Ahora, en pleno conflicto, lo único que hace es culpar a la competencia coreana, cuando en otros países de Europa están funcionando', añade.

Por otro lado, el Gobierno considera zanjado, 'salvo algún caso que lo justifique', el proceso de privatizaciones. El sector público representa apenas el 0,1% del PIB, si bien, esta cartera incluye todavía alguna gran empresa industrial en pérdidas, como la propia Izar.

'La industria ha sido la gran abandonada del Partido Popular'

El PSOE propone una política industrial basada en la liberalización de los mercados, y alcanzar, de este modo, una competencia efectiva.P ¿Cuáles son en su opinión los puntos negros de la política industrial del Partido Popular?R La industria ha sido la gran abandonada del PP: el sector destruye empleo neto, la producción se ha estancado en los últimos tres años y ha perdido peso en el PIB, algo insólito dada la evolución económica. Las empresas han perdido gran capacidad de inversión y ha surgido el problema de la deslocalización. Al PP no le preocupa la industria y, de hecho, la frivolidad con la que hicieron desaparecer el ministerio fue un claro síntoma de lo que vendría después.P ¿Qué propuestas hace el partido socialista para paliar este abandono?R Proponemos hacer una verdadera política de liberalización con la que se cree competencia efectiva, que no sea de papel, y que propicie un crecimiento estable y sostenido. Queremos revisar el marco legal institucional y promover la coordinación con las iniciativas de los gobiernos autónomos y la UE. Hay que convocar la Conferencia Sectorial de Industria, que prácticamente ha desaparecido con el Gobierno del Partido Popular.P ¿Qué medidas se tomarían en este sentido?R Serían medidas centradas en el ámbito territorial, para evitar la deslocalización y desarrollar programas de infraestructuras y tecnológicos. También medidas específicas sobre el carbón autónomo para defenderlas ante Bruselas y estrategias claras por sectores. Otras políticas importantes a fomentar son las de la innovación, para las que hay que incrementar los recursos públicos, y las de recursos humanos.P ¿Qué posición mantiene el PSOE respecto a la aplicación del Protocolo de Kioto?R El PP, que todavía no ha transpuesto la directiva sobre emisiones, mantiene una posición de esperar a ver quién abandona Kioto para relajarse. Nosotros aceptamos el Protocolo de Kioto y queremos buscar fórmulas de consenso con la industria para ver cómo se pueden cumplir los objetivos.

Un sector con mucho temor a la inversión

Alo largo del año pasado el índice de producción industrial se mostró errático y con grandes altibajos. La explicación recurrente sobre la fortaleza del euro como razón de la debilidad, empieza a superarse. Un analista de AFI, considera 'que es una razón marginal, porque nuestras exportaciones a países extraeuropeos son marginales'.Se empiezan ya a considerar razones estructurales a la hora de entender por qué las inversiones del sector, tras los ajustes de plantilla que ha realizado, no acaban de despegar. Este periodo de ajuste, al que se añade el de la tensión bélica, se está prolongando y las empresas 'se sienten recelosas en la inversión, ante la duda de si va a ser o no rentable', añade el mismo experto.Tampoco falta quien opina que las caídas de la inversión en bienes de equipo (se desplomó en 2002 y la recuperación en 2003 ha sido débil) responde a aspectos estructurales. La economía se enfrenta a un nuevo escenario competitivo en el que se moverá en los próximos cinco a diez años: procesos de deslocalización y relación de la industria española respecto a sus competidores. Tras la salida de un bache brusco de dos años, el sector parece tener serias dudas sobre si el crecimiento de la demanda va a ser suficiente para lanzarse a competir con países emergentes.La recuperación está siendo muy lenta cuando debería ser más expansiva. Las empresas transmiten inseguridad, pese a los ajustes que inició en 2001 comenzaron los ajustes. El problema, según un analista, es que 'el sector tiene menos capacidad de crear empleo que de destruirlo, pero no gana en competitividad'.

El balance. Muchos puntos débiles

1 Empresas pequeñas. Para la oposición del PP, la industria española ofrece algunas debilidades estructurales. La primera, el predominio excesivo de pequeñas y medianas empresas y la falta de grandes grupos industriales.2 Sectores maduros. Gran peso de los sectores tradicionales o maduros y escasa presencia relativa de empresas de sectores con demanda creciente y que desarrollen nuevas tecnologías.3 Concentración. Distribución territorial muy concentrada en algunas regiones y, a veces, poco diversificada. 4 Poca innovación. Cultura empresarial poco desarrollada, que se traduce en niveles relativamente bajos de innovación.5 Sin política. El PP es criticado por haber desarrollado una política industrial escasa o nula. Ello ha contribuido a que las empresas sean menos competitivas.6 Inflación y tipos. La caída de los precios y el descenso de los tipos de interés han hecho más por la industria que las medidas del Gobierno.7 Oligopolios. La liberalización económica ha contribuido a la creación de oligopolios que perjudican al consumidor.

'Desde 1996 la producción ha crecido más que la media de la UE'

El PP hace un balance positivo de su gestión en el sector industrial frente al resultado obtenido por los socialistas en este terreno.PEn el programa electoral del PP la política industrial no figura como prioritaria...REl programa del PP incluye que 'una de las prioridades de la política económica del PP ha sido crear las condiciones favorables al desarrollo industrial'. Entre 1996 y 2003 la producción industrial ha aumentado siete puntos más que la media de la UE. Desde 1996 se han creado casi 600.000 empleos en el sector, mientras que con el Gobierno del PSOE se destruyeron más de 300.000. El programa incluye, entre otras medidas, el desarrollo de un tejido productivo competitivo; seguir con las reformas estructurales que favorezcan la competencia; impulsar la mano de obra cualificada, una mayor integración entre el sistema educativo y la empresa y el apoyo a las energías limpias.PEn la SEPI quedan empresas industriales en pérdidas, ¿será posible privatizarlas?REl Ejecutivo del Partido Popular ha realizado una intensa política de privatizaciones que se compara muy favorablemente en la forma y el fondo con la venta de empresas públicas que hizo el PSOE. Según declaraciones de Mariano Rajoy, en la actualidad, el sector público empresarial español representa un 0,1% del PIB. Y considera que, sin perjuicio de que en algún caso se justifique la privatización, este tamaño es razonable para una economía de mercado como la nuestra.P¿Cree que la gestión de las ayudas a las industrias está siendo la adecuada?REn septiembre de 1999 un alto cargo socialista reconocía la ineficiencia de estas ayudas con el Gobierno del PSOE. El PP ha practicado una política mucho más eficaz en distintos ámbitos: en el fiscal y financiero (el impuesto de sociedades, el IAE y la línea de crédito ICO-Pyme); en el administrativo (las nuevas sociedades se crean dos semanas de media); en el de competitividad e internacionalización (hay 2.500 pymes exportadoras); y en el tecnológico (deducciones fiscales amplias para I+D).

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