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Lealtad, 1
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El precario equilibrio global

La situación sigue cogida con pinzas. El equilibrio global entre Europa, Asia y Estados Unidos es aún frágil. Y es harto complicado de solucionar, por lo que las cosas marchan como si no pasase nada. Pero pasa. El crecimiento mundial depende de Estados Unidos en su mayor parte. Estados Unidos deprecia su moneda y se endeuda para seguir tirando del carro.

De forma paralela, países asiáticos transfieren miles de millones cada día a Estados Unidos. ¿Para qué? Para que los insaciables consumidores estadounidenses sigan adquiriendo productos asiáticos sin que el desfase entre el dinero que sale de Norteamérica y el que entra hunda el dólar y haga poco competitivas las citadas exportaciones asiáticas. Las entradas de dinero en Estados Unidos se hacen vía adquisición de bonos del Tesoro. Así se financia el déficit presupuestario de Bush y, de paso, se evita que se disparen los tipos de interés a largo plazo.

De este modo se compensan en el exterior los desequilibrios internos de Estados Unidos. Este castillo de naipes puede servir para aguantar el tipo, pero no es una receta que funcione de forma indefinida, porque en el momento en que falle uno de los engranajes el invento se estropea.

Si acaso, durará hasta las elecciones de noviembre -antes de esa fecha Bush ni se planteará reducir el déficit- y después ya se verá. Forzar la máquina durante 2005 sería abocarse a una crisis. Por este motivo, el próximo año puede ser más tibio que este en términos económicos. Año de resaca. Y como el mercado ya se huele lo que podrá venir, algunos analistas son prudentes sobre el segundo semestre de 2004.

Ahora bien, mientras dure la fiesta actual nadie piensa siquiera en bajarse del carro alcista. Los indicadores técnicos son buenos, las cifras económicas moderadamente positivas y los resultados de las empresas mejoran. Por una vez, y después de muchos años, no hay razones para vender y sí para comprar. Sea como sea 2005, el mercado tiene claras sus prioridades: carpe diem.

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