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Secretos de despacho

Trabajo de Bofill en AF Steelcase

No hace falta ser ingeniero para saber que la distribución y la decoración del espacio influyen en la productividad de la plantilla. Así lo cree Alejandro Pociña, gallego, de 45 años, presidente de AF Steelcase. Forma parte de su trabajo: se dedica a asesorar, a diseñar y a equipar espacios de trabajo. En su despacho ha combinado el sentido práctico con el diseño. Trabaja sobre una mesa funcional, de madera y acero, diseñada especialmente para la compañía por el arquitecto catalán Ricardo Bofill. 'Al margen del diseño, que es importante, lo que prima es la comodidad', explica Pociña.

La silla, funcional, de color gris, también tiene su historia. En contra de lo que puede parecer a primera vista, incluye la última tecnología que AF Steelcase exporta para incorporar al sector del automóvil y es fruto de varios estudios realizados por traumatólogos. 'Muchos ejecutivos prefieren el sillón de cuero, pero se trata de estar en la hora octava como en la primera. Contribuye a paliar los dolores de espalda'.

Ha suprimido algo que le horroriza: el clásico sofá de dirección. 'Las escenas de sofá están muy bien, pero son muy incómodas. Hay pocos despachos que no lo tengan, pero dan la sensación de formalidad, de rigidez'. A cambio, ha colocado unas cómodas y prácticas butacas en color mostaza, que llevan incorporadas en el lateral una bandeja para tomar notas o, si llega la hora del almuerzo, tomar un tentempié, y en la parte inferior otras dos para colocar el maletín, el ordenador o los bultos que porte el visitante.

'Que un directivo se aísle en su despacho, en su torre de marfil, es gravísimo. Creo en la gestión por paseos'

Sorprende que en una compañía dedicada a la decoración y diseño de interiores de oficina, y que cuida la estética y detalles como el color, las paredes del despacho de Pociña estén pintadas en blanco. El único exceso son unos estores de color amarillo. En general, da la sensación, y así lo manifiesta en repetidas ocasiones, de austeridad. 'No me gustan los excesos ni los grandes lujos, prefiero la comodidad', asegura este hombre que pocos día baja de las diez horas de trabajo. Aunque cada día hace el firme propósito de reducir la jornada laboral.

Si algo sorprende del espacio que ocupa, además de la calidad del mobiliario, es el orden, fruto, según cuenta, del tiempo que invierte antes de marcharse a casa en poner todas las cosas en su sitio. A su alrededor tiene dos enormes plantas que le transmiten buenas vibraciones. Y un armario de color negro, con una utilidad: guardar las prendas de abrigo de las visitas.

Y es que si algo valora este ingeniero industrial es a las personas. 'Todos dicen que el principal valor de una compañía es el humano, pero de lo que se dice a lo que se hace hay un trecho'. Lo primero que debe perseguir un ejecutivo, en opinión de Pociña, es conseguir el bienestar de las personas que trabajan a su lado, crear un buen clima de trabajo y favorecer la comunicación. Para ello es necesario, continúa, tener siempre la puerta abierta. 'Que un directivo se aísle en su despacho, en su particular torre de marfil, es gravísimo para la compañía. Ha de preocuparse por los problemas de la gente. Creo en la gestión por paseos'. Pociña relata que el éxito de su gestión se puede atribuir en parte a las vueltas que da por la oficina y a lo que aprende del contacto con los suyos. 'Me ayuda mucho en la gestión porque recoges información y opiniones muy valiosas', señala.

Del éxito de la compañía hablan las cifras: AF Steelcase incrementó su facturación en 2003 un 50%. Los ingresos llegaron a 60 millones de euros. Entre los clientes que han confiado el diseño de los espacios de trabajo y equipamiento a esta compañía, con sede en Michigan (Estados Unidos), se encuentran Telefónica, BBVA, Iberdrola, SCH o Vodafone. Y es que cada vez más empresas, cuenta Pociña, 'entienden la importancia del espacio de trabajo como herramienta estratégica para conseguir sus objetivos'.

Aconseja a todo directivo tener siempre una pizarra a mano, 'la información en vertical siempre es eficaz, porque se comparte con los demás'. Y vaticina que en un futuro, demasiado próximo, será habitual que las oficinas dispongan de pantallas donde aparezca la información de la compañía. 'Aunque considero que tiene que haber un equilibrio entre la confidencialidad y la información'. En este sentido, piensa que se ha malinterpretado la idea de espacio abierto, 'como si fuera una pradera'. Cree que en una compañía es importante mantener cierto suspense. Tampoco es bueno que se sepa todo.

Banderas y recuerdos del pasado

Heredó de su antecesor tres banderas, la de Estados Unidos, por aquello de que la sede de la multinacional se encuentra allí, la de la Comunidad Europea y la española. 'No me molestan y por eso las he mantenido, me parecen símbolos'. También guarda con cariño una taza de cuando visitó por primera vez las oficinas estadounidenses de General Electric, donde desempeñó el cargo de director comercial. En una estantería descansan dos torres de comunicaciones de su paso, como director de mercado de grandes clientes, por el operador de telecomunicaciones Retevisión. 'De todos los trabajos que he desempeñado guardo algún recuerdo porque fueron experiencias motivantes'.

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