Más sensibles
El presidente de Sony, Nobuyuki Idei, no pudo contener la desazón al anunciar el despido de 20.000 trabajadores. La imagen no pasó inadvertida y fue recogida por los medios de comunicación. Pocas veces se ha visto a un alto ejecutivo mostrar sus sentimientos en público. Y mucho menos cuando se trata de anunciar un despido masivo o una decisión delicada que afecte a los empleados. El presidente de General Electric en España, Mario Armero, asegura que el peor momento que ha vivido como directivo fue cuando el año pasado tuvo que anunciar una reestructuración en la plantilla.
Algo ha cambiado en el comportamiento de los altos directivos. Los últimos escándalos financieros y empresariales han hecho aflorar la delicadeza de los ejecutivos.
'Hay una mayor sensibilidad. Parece que las empresas se han empezado a dar cuenta del comportamiento que demanda la sociedad. No sólo lo importante es tener beneficios', explica Joan Fontrodona, profesor de ética de la empresa del IESE y autor del informe Clima ético de la empresa española, en el que han participado 500 de las mayores empresas españolas.
En el citado estudio se asegura que la sensibilidad hacia la ética se ha incrementado en el último año, tanto a nivel personal como de empresa. Los directivos, el 56% según recoge la muestra, consideran que la reputación de sus empresas ha mejorado en el último año. A ello ha contribuido la puesta en marcha de prácticas éticas. De hecho, aquellas compañías que tienen implantado algún tipo de código de este tipo son más conscientes de la presencia de la ética en la toma de decisiones que las que no tienen ninguna. Sin embargo, un 25% de los encuestados señala que la ética tienen un papel poco relevante en la toma de decisiones.
La práctica ética con mayor implantación en las empresas españolas son los documentos formales (declaraciones de valores, códigos de conducta o de buen gobierno). El primer paso, según explica el profesor Fontrodona, está dado, pero el papel se lo lleva el viento y lo que hay que hacer ahora es 'hacer esos documentos operativos'. Y es que las situaciones de crisis han hecho reaccionar a algunos. 'Unos lo hacen porque quieren cuidar su imagen; otros, por convicción. Pero lo que es cierto es que se necesita un cierto aprendizaje. Seríamos muy exigentes si quisiéramos que lo hicieran todo bien y además motivados', señala el docente del IESE. Es, por tanto, cuestión de tiempo.
Los gestos calan
De momento, los directivos saben que algunos gestos calan. Y han empezado por lanzar algunos guiños. Por ejemplo, Emilio Botín no tuvo inconveniente en declarar a los accionistas del SCH su sueldo; el presidente y consejero de Citigroup, Sanford Weill, renunció a una parte de su sobresueldo como consecuencia de la caída de las acciones, y hasta César Alierta, antes de anunciar un despido masivo en Telefónica, decidió congelar su propio salario y el de 1.700 directivos. Dar ejemplo es lo que persiguen. Tal vez es así porque, según declararon en el informe elaborado por el IESE, el grado de compromiso ético es más bajo en los niveles inferiores que entre el equipo de dirección o mandos intermedios.
El mayor grado de implicación en la definición y el diseño de las prácticas éticas recae en la figura de los consejeros delegados, presidentes y de los directivos. Les siguen los departamentos de recursos humanos y de asesoría jurídica. Para el director corporativo del área de recursos humanos de Red Eléctrica de España (REE), Román Merino, es decisivo que el ejemplo caiga en cascada desde los puestos de mando. 'Siempre tendemos a imitar todo lo que viene de arriba. Por eso es muy importante la actitud y el comportamiento del equipo directivo', dice Merino.
El seguimiento de las prácticas éticas también recae en la cúpula: el 62% de los casos depende del consejero delegado o del director general. De momento, en España no existen departamentos relacionados con la ética, como ocurre en los países anglosajones. 'De momento vamos por detrás, pero a medida que este tipo de prácticas se generalicen y se haga más frecuente su uso, será necesario crear este tipo de figuras que se encarguen de supervisar su cumplimiento', afirma Joan Fontrodona.
Otros detalles que se están empezando a valorar y dan muestra de la sensibilidad de los ejecutivos es el interés en que todo el personal de la plantilla pueda compaginar su vida personal con la profesional. 'Estamos dando muestras permanentes de que la responsabilidad, tanto social o medioambiental como la relacionada con la plantilla, nos preocupa y nos lo tomamos en serio', afirma el ejecutivo de Red Eléctrica de España. El primer paso está dado.
Cuatro ejemplos de responsabilidad
amena: toda la acción social se engloba en torno a la Fundación Auna, que tiene como objetivo promover el desarrollo de las telecomunicaciones y de la sociedad de la información en grupos con alguna discapacidad intelectual, con el fin de favorecer su integración social, educativa y laboral. También forman a profesores de Educación Especial.MRW: cuidan detalles hasta el límite de que la empresa apoya proyectos sociales mediante la prestación de servicios de mensajería gratuitos o con descuento y la cesión de su infraestructura para campañas de recogida de productos, como libros o juguetes. Cuenta con 38 personas con discapacidad, esto es, el 15% de la plantilla.Red eléctrica: todo directivo de la compañía ha de firmar un apartado de conducta ética que va incluido en su contrato laboral. De hecho, una parte de la retribución variable de ese directivo va a estar ligada a ese comportamiento ético, que va desde el cuidado del medio ambiente al trato de respeto que hay que tener con los subordinados.Accenture: ha contratado a 13 personas con discapacidad. Ha puesto en marcha su plan de acción social respaldado por sus 7.000 empleados. Además, invirtieron 475.000 euros en 2002 para financiar proyectos de acción social en más de 70 ONG. Más de 30 empleados realizaron labores de consultoría a precios especiales para organizaciones sociales.