Cómo arreglar las cosas a través del PER
Sólo hay un color en las Bolsas: los resultados de las empresas que cotizan en Wall Street como gran aperitivo para el resto de presentaciones de cuentas de resultados en las diferentes Bolsas del mundo. Como es fácil de colegir, abundan los sentimientos enfrentados entre los expertos, pero con mayoría absoluta de optimistas.
Es más, a medida que pasa el tiempo, aumenta el número de agitadores que elevan las previsiones para trimestres venideros. Se trata, una vez más, de impedir que se sucedan escenas de volatilidad y, con ello, de eliminar el desánimo porque las cuentas de resultados de las empresas mejorarán las percepciones de los participantes en el mercado.
La pasión que manifiestan algunos bancos de inversión por esta vía llega a generar incertidumbre entre la parroquia, al confundir, en algunos casos, advertencias con resultados ciertos. Sucede que en los últimos días se mezclan los anuncios previos con los resultados ciertos.
Una de las ratios más seguidas en Wall Street es el downgrade frente al upgrade. En estos momentos se encuentra en 1,6, frente a 1,7 de las últimas semanas y 2,3-2 del mismo periodo del año pasado y del segundo trimestre, respectivamente. La traducción de tanto palabro es que a medida que pasa el tiempo mejora el optimismo respecto a los resultados empresariales después del pesimismo de los dos últimos años.
Este cambio en el sentimiento conduce de manera automática a la revisión de las cifras de PER, que son las que enfocan mejor las diferentes alternativas de inversión por valoraciones. El PER, que estuvo en desuso en pleno auge de los valores tecnológicos, es ahora moneda de curso legal en los mercados, aunque hay valores que insisten en mantener sus creencias y comportamientos de antaño, con cifras más allá del paroxismo.
Hay empeño, con todo, en ofrecer multiplicadores razonables, aunque muchos analistas combinen métodos basados en los balances proforma con los que se acogen a los principios de contabilidad generalmente aceptados. El método basado en la proforma deja un PER bien aseado.
Con un crecimiento del 20% (es el porcentaje que se maneja ahora frente al 16% de la semana pasada) del beneficio promedio del S&P 500 el PER quedaría en las 20 veces. Si las cuentas se hacen como mandan los cánones, el multiplicador supera las 30 veces. En los dos casos se trata de una cifra alta desde una perspectiva histórica, pero por debajo de las que se dieron en la era de la burbuja.
Se observa, en este ir y venir de resultados empresariales, un ligero cansancio. Algunos señalan que es más psicológico que real, al tratarse de mantener cierto recelo por la llegada de los índices a la zona de máximos del año.