Un máster ayuda, pero no es garantía de éxito
El reclamo ha cambiado. Ya no se requieren directivos con una determinada formación, sino profesionales con ciertas actitudes. El cambio ha sido simple: aptitud por actitud. Hoy, desde las grandes multinacionales hasta las empresas más pequeñas valoran, casi al mismo nivel, tanto la formación intelectual (titulación universitaria y cursos de posgrado) como las competencias personales de sus profesionales. Entre otras, confianza en uno mismo, perseverancia, saber escuchar, flexibilidad para afrontar los cambios, capacidad para trabajar en equipo, decisión para enfrentarse a los problemas. En definitiva, tal y como sostiene el psicólogo Daniel Goleman, inteligencia emocional.
Según explica la directora de selección del grupo Caja Madrid, Cristina Gallardo, la formación de posgrado es importante, pero no imprescindible. 'Se valora no tanto por la cantidad de formación que se adquiere, sino por el esfuerzo personal que supone recibir un curso o máster de este tipo y todo el aprendizaje adicional, como trabajo en equipo, afán de superación o saber escuchar', explica Gallardo. Este cambio en la demanda del perfil de los profesionales probablemente haya influido en el siguiente dato: desde mitad de 2002 y hasta mediados del presente año, ha habido una reducción en la valoración de los estudios de posgrado en la oferta de empleo. Según el informe de Infoempleo 2003, elaborado por la consultora Círculo de Progreso, dicha valoración ha pasado de un 4,58% del anterior estudio a un 3,74% en el actual. En opinión del director de recursos humanos de Sanitas, Jaime Pereira, hacer un máster, al margen de conocimientos, supone una 'garantía de que el profesional reúne una serie de virtudes, hoy llamadas competencias, ya que se le exige que normalmente dedique muchas horas, al margen de su horario laboral, al seguimiento del programa. 'Esto requiere sacrificio y afán de superación. Por esta razón, considero que debe ayudar a mejorar el currículum porque, además, se potencian otras virtudes, como el trabajo en equipo, la toma de decisiones, la innovación, la gestión del tiempo y la capacidad para relacionarse', sostiene Pereira.
Tener un máster te ayuda a ir a una entrevista, pero no te permite ni mucho menos lograr un puesto de trabajo, opina Juan Carlos Cubeiro, responsable de Eurotalent y profesor de la Universidad de Deusto, una institución que el pasado curso puso en marcha un programa innovador con el fin de ayudar a sus alumnos 'a venderse bien' a la hora de buscar un empleo o de una promoción. Los 110 alumnos que cursan máster en centro han tenido la oportunidad de que otros compañeros y un puñado de especialistas valoren sus capacidades psicológicas y de mejorarlas con técnicas diversas durante todo el año. 'Como el coeficiente intelectual, estas cualidades pueden potenciarse. Hay que trabajarlas', insiste Cubeiro. La apuesta de Deusto no es exclusiva y las escuelas de negocios están potenciado este tipo de iniciativas con programas específicos en los que los directivos puedan desarrollar sus habilidades, como resolución de conflictos, clases de negociación o saber comunicar.
'Hay profesionales que tienen cualidades personales muy desarrolladas, como el liderazgo, y están abocados al éxito sin tener título de posgrado'
Para el presidente de la consultora Hay Group, Enrique de Mülder, además de todas las cualidades mencionadas, es necesario añadir una más: 'La capacidad de liderazgo'. En su opinión, 'todo esto no se enseña en una escuela de negocios. Hay profesionales que tienen estas cualidades muy desarrolladas y están abocados al éxito aún sin poseer una titulación de posgrado. De hecho, las compañías las valora cada día más, hasta el punto de que me atrevo a afirmar que ya no es cierto que quien no tiene un máster no encuentra trabajo. Tampoco son imprescindibles para escalar peldaños en una organización empresarial'.
Cubeiro, sin embargo, recomienda 'en un mundo tan cambiante como el nuestro' hacer este tipo de cursos cada dos o tres años y reconoce que el posgrado no sólo es importante por los conocimientos que aporta, también 'por el barniz de empresa que dan'.
Sólo un barniz, como advierte el presidente de Hay Group. De Mülder menciona una realidad de todos conocida. 'El 90 % de los grandes empresarios de este país no es que no hayan realizado un curso de posgrado, es que no han ido a la universidad. Los másteres forman expertos, nunca empresarios. El empresario tiene dos rasgos innatos que no puede adquirir: su falta de aversión al riesgo y su talante emprendedor'. Cualidades de éxito.
Otro cambio que empieza a afianzarse en el mundo de la empresa es la libertad que se está otorgando a los directivos para elegir la formación reglada más afín con su perfil. De hecho, este es el origen de los MBA norteamericanos. Dar a los universitarios la posibilidad de estudiar aquello que más les gustaba, atendiendo a sus aficiones personales, y después permitirles reciclarse con un curso de alta capacitación en administración de empresas. 'En los trabajos de dirección más que expertos se necesitan generalistas, con las competencias antes mencionadas muy desarrolladas y con experiencia', señala De Mülder. Un ejemplo de profesional con este perfil es Isabel Aguilera, directora general de NH. De profesión, arquitecto, hace tiempo que decidió hacer carrera en la alta dirección. Necesitó hacer un máster y un programa de desarrollo directivo en el Instituto de Empresa y en el IESE. Su éxito estaba asegurado. Durante varios años ocupó el puesto de consejera delegada en Dell Computer, que dejó para introducirse en el sector hotelero. Además de formación, Aguilera tiene la clave del éxito: la actitud.
María Benjumea: 'Cuanta más formación, mejor'
La directora de Círculo de Progreso, María Benjumea, cree que los escándalos financieros que han salpicado la gestión empresarial de algunas grandes compañías en los últimos años han devuelto a la actualidad la importancia de la ética en el mundo de los negocios.Y niega que los casos de corrupción estén vinculados a una mayor formación. Todo lo contrario. 'Yo creo que cada vez se da más importancia al concepto ético'.Pone como ejemplo que desde el punto de vista fiscal es bueno y conveniente conocer la ley 'porque nadie tiene que pagar más porque sí, pero eso hay que unirlo a la ética'. Esto es, cada persona debe saber los límites establecidos por la ley 'y que tiene que pararse en la frontera'. En este sentido, dice Benjumea muy convencida, en las escuelas de negocios no se enseña a los futuros directivos y profesionales a engañar. 'Creo que lo que se enseña es a dominar las herramientas tanto fiscales como financieras'.El engaño, señala la directora de Círculo de Progreso, forma parte de una decisión estrictamente personal. 'Cuanta más formación se reciba es mejor, porque lo lógico es que mejore el funcionamiento y las relaciones entre la empresa y sus trabajadores'.
Carlos González: 'No es condición para ascender'
En los procesos de selección del grupo Caja Madrid tiene un gran peso las actitudes de los profesiones. Lo explica el director de formación de la entidad, Carlos González: 'En los procesos de selección, lo que tratamos es de calibrar las competencias, las motivaciones. Un máster es un elemento a valorar, pero no es condición indispensable ni para conseguir un trabajo ni para ascender'. Esto quiere decir que, si alguien no tiene un máster, pero le acompañan otras actitudes, como tener empatía, vocación o saber tratar a un cliente, puede tener muchas más posibilidades que quien tiene un máster, pero, por el contrario, tiene carencia de otras virtudes.'Además, un máster siempre se puede sustituir por formación de la propia empresa', señala González, quien opina que el concepto máster hay que situarlo en el momento de la carrera profesional de la persona. No le saca el mismo jugo un ingeniero que un recién licenciado o un profesional con experiencia, al que un máster le puede dar una amplia perspectiva de los que es una empresa.'Yo creo que tener un máster en el currículum es algo que ha pasado un poco de moda, pero puede ser una oportunidad dependiendo de la situación personal de cada persona. Creo que no es un elemento discriminatorio positivo y que lo importante es la actitud', explica.
Jaime Pereira: 'El título por sí vale poco'
En opinión del director de recursos humanos de Sanitas, Jaime Pereira, existe en el mercado un amplio abanico de cursos de posgrado, pero no todos son interesantes. 'Desconfío de los másteres específicos, como los de recursos humanos, comercial o finanzas. Sólo creo en los verdaderos másteres en Administración y Dirección de Empresas, que son impartidos con carácter general en escuelas de negocio de reconocido prestigio', aclara Pereira.En su opinión, el simple hecho de haber cursado un máster en gestión de empresas no supone una garantía para desarrollar una carrera ascendente. 'El título por sí vale poco. Hay que demostrar la valía. No olvidemos que el desarrollo de un buen profesional no puede sólo ser ascendente'.En este sentido, señala que una buena carrera puede ir en cualquier dirección siempre y cuando sirva para desarrollar, formar y potenciar a la persona. Según Pereira, estudiar un máster lleva implícitos una serie de sacrificios, al tener que dedicar un buen número de horas al estudio, en las que se incluye a la familia.'Un máster debe ayudar a mejorar el currículum porque potencia numerosas virtudes, entre ellas, saber trabajar en equipo, aprender a tomar decisiones, la capacidad de relación, la innovación o la gestión del tiempo', explica el ejecutivo de Sanitas.