Los tipos a largo de EE UU, en su nivel más alto en 12 meses
Contentar a la Bolsa y a los mercados de renta fija es tarea complicada. El banco central estadounidense pretendió el martes contagiar optimismo para complacer a la renta variable, y a la vez, lanzar un mensaje que frenara la escalada de los rendimientos de la deuda.
Pese a señalar la Fed que mantendrá los tipos en el 1% -la tasa más baja de los últimos 50 años- durante un tiempo, la reacción de las Bolsas ha sido tímida. No obstante, el reto más difícil del banco central estadounidense es el de frenar la escalada de los tipos a largo plazo, que continuaron al alza.
Entre ayer y el martes, la rentabilidad del bono estadounidense ha ganado 21 puntos básicos, hasta el 4,56%, el máximo de los últimos 12 meses. Esta subida, además, se produce después de que el banco central norteamericano se mostrara dudoso acerca de la evolución de la economía.
Desde mediados de junio, las esperanzas de un inmediato despegue económico ha elevado la rentabilidad del bono estadounidense a 10 años 145 puntos básicos.
Tal y como señalaba ayer en una nota la agencia de valores Eurodeal, una de las intenciones más buscadas por la Fed era la de 'actuar sobre los tramos largos de la curva de tipos de forma que no se encarezca excesivamente el crédito hipotecario y constituya una dificultad añadida al consumo, entorpeciendo la frágil recuperación'.
Los cambios en los tipos a largo tienen un impacto muy profundo en la economía, ya que los créditos hipotecarios están ligados a su evolución y una fuerte subida de los mismos afecta directamente a la capacidad de consumo privado. Por otro lado, un aumento de las tasas hipotecarias puede terminar en una menor demanda de viviendas y en la caída de precio de las propiedades inmobiliarias, lo que desestabilizaría la economía. Asimismo, los bonos a 10 años también son utilizados como referencia en las emisiones de deuda de las empresas, que se ven obligadas a aumentar la rentabilidad de sus obligaciones y realizar un mayor esfuerzo financiero para costear las retribuciones de los bonistas
'La aceleración más que probable del crecimiento de EE UU durante la segunda mitad no justifica el fuerte repunte de los tipos de interés de la deuda. De hecho, seguimos viendo este movimiento como excesivo, pudiendo cuestionar la solidez de la recuperación económica. Así, la caída de la deuda en estos momentos constituye el principal obstáculo para que los mercados financieros se estabilicen', apuntaba ayer en una nota a inversores el economista jefe de Citigroup, José Luis Martínez.
Para algunos expertos, la subida de la rentabilidad de los bonos a 10 años -con la consiguiente caída en el precio, que se mueve siempre en sentido contrario a la rentabilidad- demuestra que los inversores siguen apostando fuerte por una recuperación. En ese sentido, señalan que la Fed lo único que puede hacer es mitigar o ralentizar una escalada que acabará, de todos modos, produciéndose.
Sin embargo, otros opinan que el empeño alcista en la rentabilidad del bono estadounidense a 10 años responde a los intentos desesperados de la autoridad monetaria de EE UU por espolear el crecimiento. En este sentido, señalan que la Reserva Federal está luchando contra la deflación creando inflación, una apuesta arriesgada que puede tener efectos muy dañinos para el crecimiento si el banco central se ve obligado a subir de nuevo los tipos para controlar los precios antes de que el repunte económico se haya consolidado.