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Tribuna
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Los retos del sector asegurador

Empezaré este artículo intentando colocar en su justo lugar el papel que juega la industria aseguradora en nuestra economía, un papel que en ocasiones se infravalora.

Acudiendo a datos numéricas y una vez ya disponibles las magnitudes correspondientes al ejercicio 2002, observamos que la recaudación por primas de seguros ascendió a la friolera de 48.500 millones de euros, lo que representa una contribución al producto interior bruto (PIB) español del 7%.

De acuerdo con la estadística, cada ciudadano de este país se gasta anualmente la cantidad de 1.212 euros en primas de seguros, de los que algo más de la mitad corresponde a seguros de vida y jubilación.

Dicho importe convierte el seguro en uno de los sectores de mayor importancia en cuanto al destino de gasto y ahorro familiar.

Atendiendo a la otra parte de la ecuación, es decir, a los siniestros, que en terminología aseguradora son todas aquellas situaciones que producen un quebranto que queremos cubrir mediante el pago de la prima, las estadísticas arrojan que durante el ejercicio 2002 se produjeron unos 40 millones de situaciones indemnizables, lo cual supone que cada español por término medio tuvo una experiencia siniestral anual.

Dicho de otra forma, en términos estadísticos cada familia acudió en cuatro ocasiones a las compañías aseguradoras con motivo de accidentes de automóvil, siniestros de hogar, jubilaciones, fallecimientos, actos médicos y un largo etcétera de situaciones indemnizables.

Acabamos de ver que la contribución al producto interior bruto del sector de seguros es de un 7%, y si hacemos un análisis de artículos que se publican en las secciones de economía de los principales rotativos del país, es obvio que la cuota de noticias relacionadas con el sector asegurador no está en línea con la cuota del seguro en la economía.

Hace unas pocas semanas, el responsable de la sección de información económica de uno de los principales diarios de nuestro país recogía el dato de que en su rotativo la cuota de noticias relacionadas con el sector de las aseguradoras estaba en torno al 1%. Sin que sea necesario para ello ampliar la muestra, me atrevo a decir que la notoriedad del seguro en la prensa en general y otros medios de comunicación es similar a este 1% que se citaba anteriormente.

Podemos por tanto concluir que se produce una clara asimetría entre la importancia del seguro y el interés que éste despierta. Esta situación es el segundo aspecto que me interesa resaltar, además de intentar ahondar en el porqué de esta asimetría.

Es bueno empezar por reconocer que la naturaleza de las circunstancias que el seguro pretende cubrir se enmarca en un plano emocional, con connotaciones negativas en muchos casos.

La naturaleza humana tiende a aceptar la necesidad de protección, pero tiende igualmente a rehuir aquellos aspectos que traten sobre pérdidas potenciales, ya sean éstas pérdidas materiales o ya sean humanas.

Este hecho, per se, influye ya en una menor notoriedad del seguro en nuestra sociedad.

Pero por otra parte hemos de reconocer que las compañías aseguradoras no hemos sabido recoger y tratar en su justa medida las necesidades de los ciudadanos y de la sociedad en general.

Pese a una mejora experimentada a lo largo de estos últimos años, el sector de las compañías aseguradoras adolece todavía de falta de transparencia, de una cierta opacidad y de recurrencia a la letra pequeña.

El mundo del seguro es complicado a los ojos del consumidor, necesita una simplificación y requiere conectar mejor con las necesidades de un cliente y de una sociedad que están experimentando, tanto el uno como la otra, un cambio acelerado en sus necesidades.

La industria aseguradora dispone por lo general de una estructura pesada con un alto componente de costes fijos, lo cual no supone flexibilidad para abordar cambios.

Adicionalmente, acontecimientos como el 11 de septiembre en Estados Unidos, en donde saltaron por los aires conceptos como pérdida esperada, o como la reciente crisis bursátil, que ha erosionado los recursos propios de las entidades, suponen agrandar el reto al que se enfrentan en estos momentos las compañías aseguradoras.

Por lo tanto, desde el lado de la oferta vamos a ver cambios en un futuro próximo. En este entorno, los símiles entre la industria del seguro y la teoría de la evolución y la supervivencia del más fuerte van a ser manifiestos en el futuro más próximo.

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