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Tabaqueras

El cierre de la fábrica de Altadis en Lille pone en pie de guerra a la ciudad

El anuncio del cierre de la fábrica de Altadis en Lille (norte de Francia) en 2005 ha caído como una bomba en la pequeña ciudad del departamento Norte, donde han sido suprimidos 4.000 empleos en lo que va de año debido al cierre de otras compañías.

La empresa hispanofrancesa, que anunció la semana pasada la supresión de 1.276 empleos entre los dos países, cerrará la única fábrica del grupo en Francia que produce tabaco negro, un quebradero de cabeza para la compañía, que ha visto cómo este mercado ha caído un 20% en el país galo.

Ante la imposibilidad de compensar esta pérdida con la venta de tabaco rubio, el grupo ha decidido prescindir de una de las fábricas que se cuentan entre las más modernas de la compañía, en la que había instalado recientemente maquinaria que permitía la fabricación de 16.000 cigarrillos por minuto, y cuyos 130 últimos empleos databan sólo de los últimos 18 meses.

El cese de actividad significará el despido de 456 empleados de la fábrica (único polo de distribución del Norte), quienes ya habían logrado evitar la reestructuración de la antigua Seita, antes de su unión con Tabacalera, en 1998.

Pese al compromiso de la compañía de buscar 'una solución personalizada' para cada uno de ellos, las voces de protesta e indignación no se han hecho esperar. Si para el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, el anuncio fue un 'choque', para la alcaldesa de Lille, Martine Aubry (PS), significa una gran 'consternación', ya que 'nada justifica una decisión tan brutal en un grupo en el que la situación financiera es buena', y hecha pública 'cuando la mayoría de empleados está de vacaciones'.

Además de Lille, se clausurará la planta de proceso de materia prima de Tonneis, a finales de 2004, así como la unidad técnica de Dijón. A finales de agosto de ese mismo año cerrará el taller de fabricación de puros de Morlaix, siendo asumida su producción por el centro de Estrasburgo.

Los cierres de Altadis han sido también muy duramente contestados por los trabajadores y los poderes públicos en España. La compañía presidida por Pablo Isla y Jean-Dominique Comollí pretende cerrar las plantas de Tarragona, Sevilla y una línea de actividad de cigarros en Cádiz. Fuentes de la empresa admiten lo poca popularidad que tienen los cierres y los despidos y estiman que tendrán que hacer frente a una fuerte contestación popular en Andalucía para poner en marcha y materializar sus medidas de reestructuración.

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