Revisión del Pacto de Estabilidad
El protocolo sobre el procedimiento aplicable en caso de déficit excesivo de la UE fija el 3% en lo referente a la proporción entre el déficit público y el producto nacional bruto a precios de mercado.
Alemania propuso un pacto de estabilidad que fue aprobado por el Consejo Europeo como 'Pacto de Estabilidad y Crecimiento' (PEC), en el que los Estados miembros se comprometen a respetar el objetivo presupuestario establecido en sus programas de estabilidad o convergencia, consistente en conseguir situaciones presupuestarias próximas al equilibrio o con ligero superávit. Cuando un país presenta desequilibrios diferenciales entre costes y precios no tiene más solución que eliminar las diferencias con políticas estrictas de inevitable ajuste. Para modular este ajuste en el tiempo la política fiscal de cada Estado miembro de la UME será el único instrumento disponible, siempre y cuando su acercamiento a unas cuentas públicas equilibradas o con superávit le permitan disponer de un margen presupuestario que haga posible que el país no entre en un déficit excesivo (no superior al 3% del PIB).
La justificación de la existencia de reglas fiscales muy estrictas se fundamenta en que la UME es un caso especial de zona monetaria: política monetaria absolutamente centralizada en el BCE y política presupuestaria prácticamente descentralizada en cada uno de los países. La idea básica que se ha tenido en cuenta para proponer reglas de obligado cumplimiento sobre el tamaño del déficit y de la deuda pública ha sido que un país que esté en crecimiento continuo del déficit y de la deuda pública puede crear efectos negativos sobre el resto de la UME. La literatura económica ha formulado estas críticas a las reglas fiscales: limitan a corto plazo la función estabilizadora de la política fiscal, con efectos graves en una recesión. Y, segundo, la situación puede ser grave para los países que se enfrentan a shocks asimétricos.
Alemania, Francia, Italia y Portugal han rebasado el límite del 3% del PIB de déficit, o están a punto de alcanzarlo, y han pedido la revisión del pacto. Este problema se planteó a comienzos de 2002 y sigue sin resolverse. Estos países han declarado que en 2004 no tendrán las cuentas equilibradas, y algunos han sobrepasado ya el techo de déficit máximo del Tratado de Maastricht. El problema es muy serio, ya que los citados países sobrepasan el 70% del PIB de la UME. Para Jürgen von Hagen (Las políticas fiscales en la UME. El sistema financiero en la Europa del euro, Fundación ICO, 2003), 'la UME sigue siendo una criatura excepcional, una unión monetaria sin unión política ni fiscal. El tiempo nos dirá si la moneda común sirve para evitar que esta criatura se desintegre'.
Los mencionados países se encuentran en situación de recesión o próxima a la misma a consecuencia de no haber realizado reformas estructurales. No pueden efectuar dichas reformas para reducir el déficit, ya que ello daría lugar a amplificar la recesión del ciclo. La realización de una política de consolidación fiscal daría lugar a acentuar la intensidad de la recesión y una política fiscal expansiva daría lugar a un aumento del déficit, con incidencia en los objetivos de política monetaria del BCE.
Proponemos mantener invariable el Pacto de Estabilidad y Crecimiento adoptando las siguientes medidas:
Incrementar la demanda agregada de la economía de los países de la UME sin aumentar su déficit.
Habría que aprobar un plan de infraestructuras de redes de transporte europeo, tanto de autopistas como de trenes de alta velocidad. Se adjudicarían tanto la construcción y explotación de las autopistas al sector privado mediante concesión a empresas, que amortizarían los capitales privados que han financiado la inversión, a través de los peajes que se acuerden, que serán satisfechos por los usuarios o por la Administración como peaje en la sombra. Transcurrido el plazo de la concesión pasaría su propiedad al ente público que adjudicó la concesión. Al revertir al ente público, éste podría declarar la circulación en la autopista sin pago de peaje. Otra fórmula para construir las autopistas consistiría en concertar la Administración pública con una empresa su construcción y financiación en un plazo determinado, no adquiriendo más compromiso que el recibir al finalizar el plazo convenido la construcción terminada y en condiciones de funcionamiento adecuado. Como el plazo de ejecución sería de dos a cuatro años, el efecto sobre el déficit se produciría una vez transcurrido el mismo, pero el efecto sobre la demanda global se irá produciendo a medida que se realiza la construcción, y por tanto el comienzo de la recuperación.
En cuanto a la infraestructura ferroviaria de alta velocidad, debería crearse una empresa mixta con mayoría de capital privado, que tendría a su cargo la construcción de aquélla, financiándose la misma acudiendo al mercado de capitales con aportación del Banco Europeo de Desarrollo, si fuera posible. La circulación por la infraestructura ferroviaria se efectuaría por empresas en competencia, que pagarían un canon que serviría para amortizar los préstamos concertados.
Para hacer frente a los shocks asimétricos que afectan a las economías de los Estados de la UME:
Hace ya cinco años que propusimos que aumentara el presupuesto de la unión monetaria para hacer frente a los shocks asimétricos que pudiera sufrir algún país miembro, lo que le permitiría disfrutar de transferencias automáticas, principalmente por desempleo, reduciendo los costes sociales de la UME. La financiación del sistema de protección frente al desempleo se efectuaría centralizando en el Presupuesto de la UE una parte del impuesto sobre la renta. Es un largo camino que hay que recorrer, que sólo se conseguirá a medida que se vaya logrando una mayor integración política en la UME (Después de Maastricht, ¿qué?, J. Barea y Maite Barea, Ediciones Encuentro, 1988).
Se ha dicho que la unión monetaria necesita un mecanismo fiscal para hacer frente a los shocks asimétricos que afectan a las economías de sus Estados (Jürgen von Hagen, obra citada). Para Delors, 'en todas las federaciones las diferentes combinaciones de mecanismos presupuestarios federales tienen importantes efectos de absorción de shocks que disminuyen la amplitud, tanto de las dificultades económicas como de la época de prosperidad de los Estados. Esto es a la vez causa y efecto del sentimiento de solidaridad nacional que comparten todas las uniones económicas y monetarias relevantes'. Los críticos estadounidenses a la UME han argumentado que una UME no sobrevivirá a las tensiones económicas sin dicho mecanismo fiscal.
El Informe Mc Dougall (Comisión Europea, 1997) argumentaba en los setenta que sería necesario un presupuesto comunitario de al menos el 7% del PIB de la CE para conseguir una adecuada estabilización de los shocks asimétricos. Como alternativa a este aumento del presupuesto comunitario, Jürgen von Hagen propone un plan de transferencia entre Gobierno en la UME diseñado para canalizar los ingresos desde los países que estén experimentando un shock asimétrico positivo hacia los países que estén experimentando uno negativo.