Peligra la calidad profesional
El dato sirve como ejemplo y es desolador. En las pasadas olimpiadas internacionales de ciencias para alumnos de secundaria, España quedó entre los últimos 37 clasificados en Europa. No se sabe si existe correlación entre este dato y la reducción del gasto público en la educación, tanto obligatoria como secundaria y universitaria. Pero lo cierto es que si se quiere tener profesionales competitivos, y este proceso educativo empieza desde la base, no hay que descuidar las inversiones que se realizan en este sector. Lo explica el secretario general de la Federación de Enseñanza de CC OO, Fernando Lezcano: 'Los temas educativos son en estos momentos tan complejos y prioritarios que no es aconsejable reducir sino aumentar las inversiones'. De hecho, desde 1996 se ha perdido el 0,5% del PIB. El gasto educativo estaba por entonces en el 4,9% y ahora se sitúa en el 4,4%. Traducido a euros, 3.000 millones menos. Distintos organismos internacionales recomiendan que la inversión pública no baje del 6% del PIB. Lo que argumenta el Gobierno para justificar el tijeretazo es la reducción de la tasa de natalidad. Un error, según Lezcano, ya que en estos momentos no conviene olvidar que la tasa de natalidad se ha contenido y los nuevos flujos migratorios se antojan imparables.
Con el sistema universitario ocurre lo mismo. En el año 2000, con Mariano Rajoy de ministro de Educación, se firmó un convenio entre los Ministerios de Hacienda y Educación, las comunidades autónomas, a las que están transferidas las competencias de los 47 campus públicos, a excepción de la UNED, y los rectores, que incluía una partida de 105 millones de euros destinada a darle cierta estabilidad laboral a la plantilla de docentes. El pacto tenía truco: para recibir un pellizco de esta partida, las universidades deberían presentar en el ejercicio de 2002 equilibrio presupuestario. La tarea es difícil, según cuenta el gerente de la Universidad de Jaén, Juan Hernández Armenteros, ya que 34 de ellas tienen déficit en operaciones financieras. 'Si las comunidades autónomas no han aumentado la inversión es difícil que se haya conseguido el equilibrio. Lo tienen mucho más fácil aquellas universidades que tenían déficit sólo de capital porque sólo tenían que controlar el gasto y decidir si invertían en infraestructuras', señala Hernández Armenteros. El problema es cuando el capítulo destinado a operaciones corrientes, esto es, ingresos y gastos diarios, no está equilibrado. Para que las universidades lograran ese equilibrio presupuestario, ha habido comunidades autónomas, como Madrid, que han firmado una serie de contratos programa para ayudar a lograr dicho equilibrio en el día a día. 'De la noche a la mañana es imposible hacer una contención de gastos', señala el gerente de la Universidad de Jaén, para quien el efecto de la contención del gasto público se nota en la investigación que se lleva a cabo en las universidades públicas.
Las tasas de las matrículas, que fijan las comunidades, tampoco han aumentado porque una medida de este tipo suele pasar factura a los Gobiernos que las incrementan. Lo que pagan los alumnos cubre el 11% de los ingresos de las universidades. El 80% procede de distintos organismos públicos. Y el resto de cursos de formación continua e investigación aplicada. La Universidad lo tiene difícil para encontrar la situación idónea. Por un lado, cada vez se exigen profesionales mejor formados, según demandan los empresarios. Por tanto, las universidades no pueden descuidar las inversiones que puedan mermar esa calidad de la enseñanza.
Una de las áreas a las que no debería haber afectado esta austeridad presupuestaria es la de la formación de los trabajadores. El motivo de esta inmunidad del sistema de formación a los recortes de gasto no es otro que el origen de la financiación. El dinero para formar a los trabajadores ocupados sale de las cotizaciones por formación que la Seguridad Social detrae de las nóminas de asalariados y empresarios. Estas cantidades suponen alrededor del 65% del presupuesto para formación continua. Además, el Fondo Social Europeo contribuye con el 35% del presupuesto restante. Todo ello lo gestiona la Fundación para la Formación Continua.
A la vista de estos datos podría parecer que la formación de los trabajadores y la austeridad en el gasto público transcurren por caminos separados, pero existe un vaso comunicante. El sistema de formación no permite trasladar al ejercicio siguiente el dinero que las empresas no gastan en un año. Los fondos que se quedan sin ejecutar cada año van a parar a una cuenta del Tesoro y el Gobierno dispone de ello.
500 millones, al déficit
Las fuentes consultadas del sector aseguran que el dinero de esta cuenta ha sido destinado reiteradamente a aliviar el déficit público, sobre todo en los últimos años, que es cuando más fondos se están dejando de gastar, debido a los retrasos en las convocatorias de los cursos. Desde 1993, las empresas han dejado de gastar una cantidad acumulada de 500 millones de euros, que son los que, aunque el Gobierno no lo reconozca abiertamente, habrían sido destinados a adelgazar los sucesivos déficit públicos.
En 2002 fue el año en el que más dinero se desvió de la formación continua para aliviar las cuentas del Estado, ya que la Forcem se retrasó más de la cuenta en convocar el programa de cursos. Esto provocó que a las empresas no les diera tiempo a solicitar e impartir los cursos por valor de todos los fondos y se dejó sin ejecutar en torno al 20% del presupuesto, unos 198 millones de euros que fueron a las arcas públicas. El nuevo retraso que se está registrando en 2003 puede provocar el mismo efecto.
Trabajadores. Sólo el 10% de los ocupados recibe formación
Las deficiencias de la formación continua de los trabajadores ocupados queda presente en el escaso número de participantes en los programas formativos. Según los últimos datos disponibles correspondientes a 2001, de los 16.121.000 ocupados que había a finales de ese año, sólo 1.643.757 recibieron algún tipo de formación continua. Esto supone sólo el 10% de todos los ocupados. Los participantes en estos programas han registrado un crecimiento muy desigual desde que se implantó el sistema hace poco más de diez años. El Gobierno pretende que con el nuevo sistema de formación que prepara aumente sustancialmente el número de alumnos.
Doctorado. Aumento de la empleabilidad
Hasta hace unos años las universidades sólo ofrecían cursos de doctorado como estudios de posgrado. Este tipo de enseñanzas tenían y tienen una finalidad concreta, la formación de investigadores. Sin embargo, y a tenor del crecimiento de los alumnos ingresados de las universidades, cuenta la profesora Guillermina Martín, de la Universidad de Málaga, en los últimos años surge con fuerza la necesidad de un mayor grado de especialización de titulados que, entre otras razones, les incrementará las posibilidades de inserción laboral. Muchos de los titulados buscan la diferencia de poseer otra titulación, cualificada y técnica, con el fin de aumentar sus empleabilidad.
Futuros. profesionales Disminución del número de universitarios
En el año 2005 habrá un 19,2% de jóvenes con edad universitaria menos que en 2000 y este colectivo se habrá reducido un 26,7% en el año 2010. Esta caída afectará a todas las regiones, pero de forma más acuciada en el País Vasco, Asturias y Galicia, mientras que Baleares y Extremadura serán las que menos población pierdan. Si bien las proyecciones de población del Instituto Nacional de Estadística (INE) contemplan ya un ligero ensanchamiento del grupo de edad de 0 a 4 años y de 5 a 10 años, lo que significa que dentro de 15 años y tras sucesivos recortes en la presente década, podría empezar a crecer el grupo de jóvenes en edad de ingreso en la universidad.
Acceso. La movilidad geográfica es mínima
La mayoría de los alumnos de nuevo ingreso en los campus públicos accede a través de la prueba de acceso a la universidad (PAU), frente al sistema anterior del curso de orientación universitaria (COU). Pero hay un dato que sorprende más. La movilidad de estudiantes entre comunidades autónomas es mínima. En el curso 2000-2001, según aparece en el informe La Universidad española en cifras, tan sólo el 6,3% de los estudiantes se matriculó fuera de su región. Y es La Rioja la comunidad que recibe más alumnos procedentes de otras universidades. Tampoco se reciben muchos alumnos procedentes de otros países: un 1,4%, 2.900 en total, de los alumnos viene de fuera.
Posgrado. Pocos másteres en temas de Humanidades
Los cotizados másteres que ofrecen las universidades públicas están claramente orientados a la rama de sociales y jurídicas (el 46,61%), con una escasa oferta en el área de humanidades (el 6,46%) en relación a las titulaciones. En cuanto a las universidades que imparten esta formación, son la Complutense, con 217 programas, La Laguna (173) y la Politécnica de Madrid (171) las que mayor número de programas ofrecen a los alumnos. Por el contrario, según los datos que se incluyen en el informe La Universidad española en cifras, las que menos cursos ofrecen son la Universidad Rey Juan Carlos, con cinco programas, Rovira i Virgili y Pablo de Olavide, con nueve cada una.