Querencia por lo alternativo
El goteo de pérdidas de las Bolsas a lo largo de los últimos tres años ha trastocado el panorama de la banca privada. Las preferencias de los grandes patrimonios, clientes de este tipo de entidades, han variado con respecto a los años de la burbuja en una búsqueda de inversiones alternativas y un aumento considerable de la aversión al riesgo. Los fondos de cobertura o hedge funds, como se les conoce en inglés, se han convertido en uno de los activos preferidos por las grandes fortunas, debido a su escasa correlación con los mercados tradicionales. Paralelamente, ha crecido la necesidad de asesoramiento para este tipo de clientes, que hasta hace bien poco se aventuraban a invertir por su cuenta en la Bolsa. Eran, sin duda, otros tiempos, cuando a finales de los noventa las ganancias de la renta variable eran de dos dígitos.
Merrill Lynch y Cap Gemini han publicado esta semana el informe que de manera conjunta realizan anualmente sobre la riqueza en el mundo. Este trabajo contiene novedades interesantes sobre las preferencias de los grandes patrimonios, es decir, aquellos que superan el millón de dólares (1.149 millones de euros) en activos financieros líquidos. Lo más destacable es la creciente aversión al riesgo de los grandes inversores, que han optado por activos alternativos a la Bolsa para refugiar su dinero. 'Muchas fortunas han mantenido sus posiciones en renta variable, pero han evitado invertir más dinero en el mercado de valores', señala el informe.
Los nuevos flujos de dinero se han dirigido hacia inversiones alternativas, principalmente hacia los fondos de cobertura o hedge funds. Estos productos cosecharon muy mala fama cuando el Long Term Capital Management, un hedge fund estadounidense gestionado por premios Nobel, estuvo a punto de quebrar en 1998 y fue rescatado por la Reserva Federal estadounidense. Son fondos, los de cobertura, que disponen de total libertad para invertir y cuyo objetivo es lograr rentabilidades absolutas, es decir, al margen de la evolución de los mercados. Para ello hacen uso de derivados y se apalancan mucho.
De un tiempo a esta parte, sin embargo, los fondos de cobertura, o de gestión alternativa, se han convertido en una eficaz herramienta de diversificación en una cartera, porque muchos de ellos han convertido el control del riesgo en su razón de ser y sus rentabilidades, aunque no son espectaculares, sí que han superado a la de las Bolsas en los últimos años. Las grandes fortunas destinaron el año pasado un 10% a fondos de cobertura, frente a un 30% a la renta fija y un 20% a la variable. 'En los últimos años se ha dado una situación nueva', señalan en Banif, la división de banca privada del grupo Santander. 'Además de caer las Bolsas han caído los tipos de interés, con lo que la renta fija da muy poca rentabilidad. Los clientes han demandado, sobre todo, fondos de gestión alternativa e inmobiliarios'.
El creciente interés de los grandes patrimonios por este tipo de productos denota un cambio de actitud en los últimos años, por cuanto lo que se busca no es tanto incrementar el patrimonio a través de inversiones rentables como conservarlo a través de activos seguros. Entre éstos se encuentra también la inversión en metales preciosos como el oro e incluso en artículos de lujo como las obras de arte. 'A medida que mejoren las Bolsas y las grandes fortunas se habitúen a la nueva realidad de los mercados, el escepticismo inversor descenderá', señalan en Merrill Lynch.
La actitud de los grandes patrimonios también ha sufrido cambios a la hora de acercarse al mercado. Durante las épocas de bonanza bursátil era habitual el acceso directo a la Bolsa. En un entorno de ganancias generalizadas era normal la compra directa de acciones. Hoy en día el panorama es bien distinto y las fortunas demandan servicios más completos y complejos y en definitiva mayor asesoramiento.
Esta necesidad ha abocado a las divisiones de banca privada a un cambio en su manera de actuar y en la oferta disponible para el inversor. En primer lugar, los clientes demandan un servicio cada vez más personalizado, lo que requiere un conocimiento profundo del perfil de dicho cliente por parte del banco. La oferta que se genere tendrá que amoldarse exactamente al inversor.
En España, además, el nuevo marco fiscal, que permite el cambio de un fondo a otro sin tributar por las plusvalías, ha convertido a esta forma de inversión en el producto estrella. Los servicios de gestión de carteras han sustituido a las sociedades de inversión mobiliaria, cuyos costes son mucho mayores. 'El servicio de gestión de carteras es lo que más se demanda en estos momentos, porque la gama de fondos a la venta en España es muy amplia y hace falta asesoramiento y seguimiento de esa cartera', explican en Banif. 'Hemos notado mucho la sensibilidad al asesoramiento. Incluso bajando los mercados el nivel de satisfacción del cliente ha aumentado'. Entidades como la filial del Santander reconocen que están poniendo más esfuerzo en el servicio que en el propio producto que se ofrece.
El futuro de la banca privada parece ir todavía más allá. El cliente comienza a demandar nuevos servicios, como el asesoramiento para la compraventa de empresas e inmuebles. Los bancos ya se han puesto a trabajar en ello.