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Crónica de Manhattan
Tribuna
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El voto de la mayor minoría

En el restaurante Flor de Mayo, del Upper East de Manhattan, camareros de raza asiática sirven comida chino-peruana y se dirigen a los clientes en mejor castellano que inglés. 'Es que soy latino'. Los camareros de este restaurante son algunos de los 38,8 millones de hispanos (el 13% de la población total) que ha contabilizado el último censo de EE UU, que considera que este grupo no es una raza sino una etnia en la que hay blancos, negros, mestizos y asiáticos. Según las cifras del censo, son la mayor minoría del país por encima de la compuesta por afroamericanos (38,3 millones) que, sin embargo, alegan que contando a los hispanos negros, siguen siendo mayoría.

Independientemente de la raza, la llamada cultura hispana, por heterogénea que sea, crece y con ella su influencia. Se calcula que el 8% de los votantes para las próximas elecciones serán hispanos.

Otra cosa es que voten. Los políticos son conscientes de la importancia de su apoyo y la disputa por el voto será crucial. En el Congreso muchos republicanos que no hablan castellano se han apuntado a clases, algo que los demócratas hacen desde hace años. El presidente, George Bush, habla a veces en castellano en sus mítines, pero quizá esto no le sirva de mucho en las próximas elecciones porque las últimas encuestas revelan que la mayoría de los latinos se alejan del presidente.

Los hispanos no forman un grupo compacto político y aunque tienen rasgos sociales conservadores, tienden a votar demócrata porque entre sus intereses figuran la mejora de la educación pública, la sanidad y la inmigración, algo en lo que los demócratas han mostrado más sensibilidad. Además, ahora en este partido se toma nota de que la poca atención que Bush ha prestado a Latinoamérica puede tener un fuerte impacto.

Una reciente encuesta de Bendixen & Associates para los centristas demócratas revela que el 69% de los votantes hispanos son conscientes de que Bush ha obviado su promesa de hacer de sus países de origen una de sus prioridades. Las tirantes relaciones con el presidente mexicano, Vicente Fox, y el hecho de que en la última visita a una cumbre americana, Colin Powell hablara de terrorismo y el resto de los países de comercio y lucha contra la pobreza dan una medida de este alejamiento.

El editorialista Andrés Oppenheimer, del diario Miami Herald, citaba a Sergio Bendixen, presidente de Bendixen & Associates, para explicar que durante la anterior campaña los medios latinos habían alabado las promesas de Bush de acercar ambas partes del continente. A un año de las elecciones, los latinos ven que esto no ha sido así y esto pasa factura a su credibilidad.

'El porcentaje de hispanos que votarían por Bush ha caído del 44% en 2002 al 34%', explica este consultor que recuerda también que Bush tiene un fuerte tirón personal entre los hispanos. Con la guerra contra el terrorismo como telón de fondo, las complicaciones de la campaña iraquí y la asignatura económica por resolver, las posibilidades de que Latinoamérica sea centro de su campaña son escasas.

Los consultores de los republicanos admiten que es una ventaja que los demócratas pueden tener de su parte, ya que la credibilidad de su compromiso está intacta, e importante, cuando las dos últimas elecciones han mostrado que los votos que hacen la diferencia se cuentan por miles y no por cientos de miles.

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