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Renta

La cifra de negocio para ser pyme en el IRPF pasa de tres a cinco millones

Un empresario que durante 2002 obtuviera 300.000 euros de ingresos y 100.000 de gastos puede que, al final, tribute en el IRPF por 200.000 euros o puede que lo haga por 50.000 euros. El truco no es fruto de la ingeniería fiscal, sino del método que haya elegido para calcular su rendimiento fiscal. El impuesto ofrece dos sistemas, la estimación directa y la estimación objetiva.

En la estimación directa se aplica la regla general que consiste en restar los gastos de los ingresos. En la modalidad objetiva, también llamada módulos, el rendimiento depende de aspectos como el número de empleados que se tengan (más empleados, más ingresos) o de la superficie del local. Aunque se facturen 300.000 euros, al final puede parecer que sólo se han ganado 50.000 o, en el peor de los casos, 500.000 euros.

Elegir sistema. Con la campaña de la renta en marcha, el contribuyente no puede elegir si va a tributar según la estimación directa o la objetiva. Esta opción se realiza en el mes de diciembre de cada año para que así tenga efecto desde el mes de enero siguiente y durante todo el año fiscal. Ahora hay que declarar según los cálculos realizados a lo largo de 2002.

Pagos fraccionados. Durante el ejercicio fiscal, los empresarios están obligados a realizar pagos fraccionados, bien con carácter trimestral o bien de forma mensual. Ahora, el IRPF viene a ser una declaración anual recapitulativa de estos pagos.

El contribuyente debe estar atento a que los datos declarados en los pagos fraccionados y ahora coinciden. Las cantidades ingresadas periódicamente durante el año se restarán de la cuota del impuesto, junto a otras retenciones que pudiera haber.

Pyme. Como novedad, este año serán empresas de reducida dimensión o pymes todas las que durante 2002 tuvieran un importe neto de la cifra de negocio de 5.000.000 de euros.

Entre las ventajas de tener este carácter de empresa de reducida dimensión está la posibilidad de que el empresario en estimación directa se acoja a la libertad de amortización para inversiones que generen empleo (cuando aumente la plantilla) o que sean de un valor unitario inferior a 601,01 euros. También hay deducciones para el uso de las nuevas tecnologías o de inversiones medioambientales. Asimismo es posible deducir una cantidad global para posibles insolvencias de deudores. Esta cantidad no podrá superar el 1% del saldo de deudores

Módulos. Los empresarios en módulos y que sean titulares de actividades económicas desarrolladas en Galicia tienen derecho a reducir una sexta parte de su rendimiento neto. En el caso de que la actividad se desarrolle en Asturias o en Cantabria, la reducción del módulo será de una doceava parte. No basta con residir en esas comunidades autónomas, sino que la actividad tendrá que estar situada en las zonas afectadas por el vertido del fuel del buque.

Asimismo, quienes realicen actividades agrícolas y ganaderas podrán reducir sus módulos en el 35% del precio que han pagado por la compra de gasóleo. En el caso de realizar actividades de transporte, hay algunos módulos que se reducen.

Estimación directa. A diferencia de la tributación por módulos, en la estimación directa el rendimiento se fija en la corriente real de dinero que fluya por la empresa. Este método contempla una modalidad normal y una modalidad simplificada. La normal es obligatoria para todos los empresarios con una cifra de negocio superior a los 601.012,10 euros. Por debajo de esta cantidad podrá estar en el sistema simplificado.

La principal diferencia entre ambos sistemas está en la obligación que existe en la modalidad normal de llevar contabilidad. En la simplificada, basta con llevar los libros registros. En la simplificada no es posible deducir provisiones. Para paliar esta situación se permite hacer una deducción general del 5% del rendimiento neto.

Plusvalías. Cuando un empresario vende un elemento afecto a su actividad, como pueda ser el local en el que trabaja, la ganancia o pérdida no se incluye en los ingresos o en los gastos de la actividad. El beneficio o la pérdida por esta venta se calcula según las reglas generales que el IRPF recoge para las transmisiones. Este sistema se aplica tanto para los empresarios en módulos como para los que estén en la estimación directa.

Negocio en pérdidas. En el caso de que la actividad empresarial arroje pérdidas y, por tanto, haya un rendimiento negativo, se incluirá con el resto de rentas que tenga el contribuyente y que declare en la base general del impuesto. Así, por ejemplo, en caso de matrimonio en el que un cónyuge tenga rentas del trabajo y el otro un rendimiento negativo de la actividad puede interesar hacer la declaración conjunta para compensar ambos conceptos. El hecho de que un año se opte por hacer la declaración conjunta no impide que al año siguiente se opte por la tributación separada.

Inmuebles. Si una actividad consistente en alquilar vivienda y locales se realiza por una persona que, a su vez, tiene contratada a otra para que lleve la gestión del negocio puede tratarse de una actividad empresarial. Pero se exige, además, que cuente con un local dedicado a administrar la actividad. Sin estos dos requisitos, las rentas que se reciban de los alquileres se declaran como rendimientos de capital mobiliario. Las posibilidades de deducir gastos son algo mayores como empresario que como particular.

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