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El juego, pasión de los nuevos ricos chinos

Con las cifras de infectados por la neumonía asiática en descenso y las temperaturas en alza, las calles de ciudades como Pekín se han llenado de gente jugando al xiang qi (ajedrez chino) y al mahjong, una especie de dominó.

Esta pasión por los designios del azar es la que ha llevado a Eddie Ye Lipei, el sexto chino más rico según la revista Forbes, a los tribunales, donde ha salido a la luz que en 19 visitas que realizó a un casino de Melbourne se jugó un total de 122 millones de dólares australianos (67,6 millones de euros).

El juego fue prohibido en China en 1949, cuando Mao Zedong creó la república popular, pero es práctica habitual entre la nueva clase empresarial, los denominados capitalistas rojos, que se desplazan al extranjero para jugarse el fruto de sus éxitos en los negocios. Ye llegó a perder 2,8 millones de euros en una noche en el casino Crown, según la prensa de Hong Kong. Pero no es esto lo que le ha llevado ante el juez, sino por su práctica de facilitar divisas a otros chinos pudientes de Shanghai para que pudieran jugárselas en las mesas de juego de Melbourne.

Eddie Ye Lipei, el sexto chino más rico según 'Forbes', llegó a perder 2,8 millones de euros en una sola noche en el casino

Ye, nacionalizado australiano, apadrinaba clientes, por lo que cobraba una comisión sobre las cantidades que se dejaban en los tapetes. Uno de ellos perdió los 45 millones de euros que apostó. Según se ha desvelado en el juicio, parte de estos acuerdos se realizó a través del grupo inmobiliario de Ye, Super Ocean, que cotiza en Shanghai.

En octubre de 2000, el empresario chinoaustraliano rompió sus relaciones con Crown, explica el South China Morning Post. Ye dijo que había enviado dos millones de euros al casino para saldar una deuda y tener nuevos fondos, mientras que el casino replicó que había recibido instrucciones verbales del empresario para que la mayor parte (1,2 millones) fuese entregada a uno de los jugadores a los que solía facilitar fondos, quien lo perdió todo.

La deuda de Ye con el casino quedó pendiente y éste se volvió contra su compañía. El promotor inmobiliario decidió demandar a Crown. Pero los jueces australianos han dictaminado en su contra. Ye Lipei, de 59 años, profesor de matemáticas, que emigró a Australia en 1979, donde hizo fortuna en la alimentación y el comercio, dio el salto a China en 1989. En un movimiento audaz, invirtió en el negocio inmobiliario en la ciudad sureña de Shenzhen, cuando los precios estaban a la baja. También aprovechó el auge de Shanghai. Su fortuna está cifrada en 540 millones de dólares estadounidenses (460 millones de euros).

Su trayectoria, como a otros chinos que se han hecho ricos durante la meteórica transformación china en las dos últimas décadas, le ha llevado a los tribunales, aunque en la mayoría de los casos suele ser por problemas fiscales y evasión de impuestos.

El también promotor inmobiliario Zhou Zhengyi, número 11 de los ricos chinos según Forbes, es investigado por problemas financieros. Su esposa y otras 19 personas fueron detenidas el domingo y el lunes pasado en Hong Kong por supuestos casos de corrupción y fraude.

Un indicador de la velocidad a la que se mueven las fichas en China: sólo 9 nombres de los 50 que integraban la lista de chinos más ricos en 1999 figuran en la de 100 nombres del año pasado.

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