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Autopistas

La Bilbao-Behovia, primera autopista que revierte a la Administración

La A-8 estrena hoy una nueva etapa, no exenta de polémica, puesto que el peaje se mantiene, pero es más caro en Vizcaya que en Guipúzcoa, donde la diputación ha impuesto al responsable actual de su gestión que aplique rebajas a los automovilistas más habituales de la red viaria. Un conductor vizcaíno puede llegar a pagar 84 euros más que su homólogo guipuzcoano con una media de 40 viajes al mes.

Las diferencias se extienden a los grupos que ahora explotan la autopista, en régimen de canon de uso. El tramo vizcaíno (Bilbao-Ermua) es responsabilidad de Europistas, que presentó una oferta junto a las constructoras vizcaínas Balzola, Enrique Otaduy, Eraiker y Pavisa, con la que se comprometían a pagar 64,26 millones por 10 años de concesión. El enlace por Guipúzcoa (Ermua-Behovia) pasa a manos de Dragados, en detrimento de Europistas, que también presentó una oferta por este tramo y que no ocultó su malestar en esa adjudicación, después de responsabilizarse de la explotación de toda la A-8 durante 35 años.

Las tarifas de Bilbao a San Sebastián quedan rebajadas desde hoy a la mitad, con un coste de 6,10 euros, frente a los anteriores 11,55 euros. Una buena noticia para los usuarios de la autopista, una de las más caras de Europa en relación a la distancia que cubre, y que es de tránsito prácticamente obligado porque la alternativa de la carretera nacional supone un auténtico calvario para los automovilistas, puesto que atraviesa numerosas poblaciones y la orografía montañosa la convierte en una red peligrosa. La citada tarifa será menor para los usuarios de Guipúzcoa, de acuerdo al citado baremo de premiar a los habituales de la red, con descuentos del 25% a partir de seis viajes al mes y del 75% cuando se superen los 20 tránsitos.

Peajes

Europistas y Dragados se han puesto de acuerdo (mediante sistemas informáticos) para que los automovilistas no tengan que parar por el pago en cada tramo, algo que sí sucede en otras zonas en las que conviven diversas concesiones, como en Cataluña. Otra autopista que parte de Bilbao, la A-68, que enlaza la capital vizcaína con Zaragoza, sí consiguió un acuerdo con la Administración para alargar la concesión y posponer la reversión, al pactar una prórroga de 25 años.

El mantenimiento del peaje en la A-8, pese a la reversión de la concesión a los entes forales de Vizcaya y Guipúzcoa, ha creado un cierto malestar en diversas asociaciones de consumidores de los dos territorios, que consideran que la autopista, después de 35 años de explotación, 'está amortizada de sobra'. Desde las diputaciones se alega que si la red es gratis puede provocar colapsos de tráfico como los que sufre el enlace de la A-8 que une Bilbao con Santander, una vía casi siempre saturada.

El Gobierno ha firmado multitud de prórrogas

La reversión de la autopista A-8 es un hecho insólito en la historia del negocio concesional en España. Ningún otro tramo ha sido hasta ahora devuelto al Estado tras expirar el periodo de explotación por parte del concesionario. De hecho, en los últimos años, el Gobierno del PP ha alcanzado numerosos acuerdos para prorrogar los contratos concesionales en los tramos más maduros a cambio de una sustancial rebaja del precio del peaje. Así ha ocurrido en la A-1, A-68, A-2, A-7, y A-4, entre otras.No parece probable tampoco que si el PSOE llegara al poder el esquema fuera muy distinto. De hecho, el último Gobierno del partido socialista negoció durante meses la prórroga de alguna concesión, como la A-7, conversaciones que fueron rematadas por el PP a partir del año 1996.La clave de esta actitud más o menos reticente para asumir de nuevo la propiedad de las autopistas maduras es el coste de mantenimiento de las mismas, que engrosarían los gastos corrientes del Gobierno.Algunos estudios cifran el coste de esa reversión para el Estado en más de 6.000 millones de euros.Al mismo tiempo, el Gobierno acaba de promulgar la nueva ley de concesiones, que amplía los modelos de cesión para facilitar nuevos proyectos y rebaja los plazos máximos para explotar una autopista. Entre las nuevas fórmulas concesionales destaca la explotación de un terreno colindante a una autopista como fórmula para compensar la inversión del concesionario de un tramo determinado.

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