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Reunión

La planta de Figueruelas acapara ya un 25% de la producción total de Opel

La plana mayor de General Motors en Europa ha pasado un par de días en España para reunirse con la plantilla de Zaragoza y con los propietarios de los concesionarios Opel. Michael Burns, responsable de la multinacional estadounidense en Europa, y Carl-Peter Forster, presidente de Opel, se reunieron el martes con operarios de la factoría española para hacerles llegar un doble mensaje, según declararon los dos directivos ante un grupo de periodistas.

En primer lugar, felicitarles por el buen trabajo durante la puesta en marcha de la producción del nuevo modelo, el Meriva, y, en segundo lugar, recordarles que la situación coyuntural es muy difícil y que 'está hecha sólo la mitad del trabajo y hay que seguir mejorando la calidad, la flexibilidad y la productividad'.

Aunque los directivos visitarán otras fábricas europeas, la presencia en Zaragoza cobra relevancia por ser la más grande de Opel y acaparar una cuarta parte de lo que produce la marca.

Burns explicó que el Plan Olympia puesto en marcha hace tres años para reducir la producción está prácticamente completado. 'Hemos ajustado nuestra capacidad a unos dos millones de vehículos, más acorde con la demanda'. Según el directivo, al plan sólo le resta la reestructuración de una planta alemana que reducirá en un tercio su producción con el cierre de una línea. El Olympia preveía una reducción del 15%, lo que equivaldría a algo más de 300.000 vehículos.

Figueruelas, que es de las pocas factorías de Opel que ha aumentado su carga de trabajo, producirá este año 450.000 coches, una cuarta parte de la producción de las 11 plantas de Opel. La factoría, que ya está a pleno rendimiento, fabrica 1.950 coches al día, de los que 1.050 son Corsas y el resto Merivas.

Respecto al riesgo que podría suponer la adhesión de los países del Este para la factoría española de Opel, Burns explicó que el grupo estaba muy contento con el funcionamiento de Figueruelas, su flexibilidad y su productividad y 'que si siguen haciendo las cosas igual de bien, no deben tener ningún temor'.

El grupo tiene una planta en Polonia con una capacidad para producir unos 140.000 coches, pero la decisión es que esta planta, de momento, fabrique el viejo Astra destinado al mercado interno de estos países.

Euro fuerte

'No sólo valoramos los costes de mano de obra, tenemos en cuenta la infraestructura del país o los suministradores, algo que todavía no se cumple bien en estos países', considera Burns. El ejecutivo de GM comparó a los futuros miembros de la UE con la España de los años ochenta. El directivo resaltó la dificultad que implica un euro tan fuerte para las marcas europeas del grupo, tanto Saab como Opel, aunque especialmente para la primera, que podría vender mejor sus productos en EE UU.

Respecto a las negociaciones que GM mantiene con Fiat Auto, de la que posee el 20%, para acudir a la ampliación de capital de la italiana, Burns declinó hacer comentarios. No obstante, sobre el plan del grupo Fiat para superar su crisis, Burns matizó que en el sector del automóvil los resultados se ven a muy largo plazo.

Por su parte, Juan José Sanz, responsable de Opel en España, explicó que Michael Burns puso cuatro condiciones a la planta española para fabricar el Meriva. Primero, no aumentar plantilla, por lo que han tenido que subcontratar parte de la chapa; segundo, conseguir ayudas públicas; tercero, aumentar la flexibilidad de producción, y por último, aplicar bien el plan Olympia, algo que no todas las plantas hacen con la misma efectividad.

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