_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Deporte 'made in USA' y cisma en el fútbol español

Estos días se ha materializado el cisma en el seno de la Liga de Fútbol Profesional entre los clubes más poderosos (el G-12) y los que no lo son tanto (el G-30) a raíz de la negociación del futuro contrato de televisión. Frente al grupo de los 30 (ocho equipos de Primera y los 22 de Segunda) que han apostado por una negociación conjunta que reparta equitativamente el dinero, el resto de clubes (encabezados por Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid) consideran que al ser los que aportan más valor a la competición deben recibir más parte de la tarta televisiva. Así, han llegado a plantear la posibilidad de crear una competición paralela.

En este contexto de convulsión alrededor de la viabilidad económica del deporte profesional, agravado por los serios problemas financieros de buena parte de los equipos de fútbol, conviene analizar el modelo que goza de mejor salud, el estadounidense.

La mayoría de los problemas con los que se enfrenta Europa ya fueron abordados hace 20 años en el deporte profesional made in USA. Las soluciones deben servir como sustrato sobre el que construir nuestro futuro.

La mayoría de los problemas con los que se enfrenta el deporte profesional europeo ya fueron abordados en Estados Unidos hace 20 añosUna competición cerrada, sin ascensos ni descensos, garantiza la estabilidad de los clubes y permite planificaciones a medio y largo plazo

El deporte profesional de EE UU es el más restrictivo de Occidente. El modelo se fundamenta en el poder de las grandes ligas profesionales (fútbol americano, béisbol, baloncesto y hockey sobre hielo) que funcionan como patronal en la que se vertebran los clubes. Las ligas, entidades privadas con ánimo de lucro (las españolas LFP, de fútbol, y ACB, de baloncesto, por imperativo legal, carecen del mismo), son la asociación de los clubes, cuya finalidad es defender sus derechos y potenciar la competición, a partir de la premisa de que cuanto mejor y más atractiva sea y más protegidos estén los clubes, mayores serán sus ingresos y mejor la salud de la Liga. Los clubes compiten sólo en el campo. Fuera, sus intereses son convergentes.

El modelo pivota en dos grandes ejes: liga cerrada y negociación colectiva con topes salariales. Las competiciones son cerradas, sin ascensos ni descensos, lo que garantiza la estabilidad de los clubes y permite planificaciones a medio y largo plazo (en el fútbol español una semana se considera largo plazo). El riesgo de no descender y con ello perder buena parte de los ingresos permite colaborar por el bien común, incorporar cada año jóvenes jugadores (mecanismo del draft, donde los peores equipos en la clasificación eligen en primer lugar, garantizando así la igualdad) y poner en marcha mecanismos de solidaridad. Frente a la pérdida de emoción para los que no disputan el título, los equipos y las ligas se han esforzado en potenciar la competición como espectáculo en sí. Y a la vista de los resultados no les ha ido mal.

La negociación colectiva es la gran fuente de conflictos entre jugadores y equipos, pero al tiempo garantiza la paz social y la estabilidad contractual en su vigencia (de cuatro a siete años). En los noventa, tres de los cuatro deportes (el fútbol americano, en 1987) han vivido huelgas. La causa fue la negociación de los convenios, que regulan todas las vicisitudes de los clubes y su relación con los jugadores, con especial relevancia en su salario.

Las cuatro ligas han establecido el tope salarial (salary cap). Supone establecer un mínimo y un máximo en la cantidad que el club puede pagar a su plantilla. Dentro de este esquema, es impensable un sistema de traspasos. Las Ligas consideran que el mecanismo para que un jugador cambie de equipo sólo puede ser el intercambio de jugadores o bien la cesión del derecho a elegir un jugador en el draft. Pagar traspasos supondría incrementar costes y generar un efecto circular entre los equipos, que acabe provocando, como ha sucedido en nuestro fútbol, compromisos de imposible cumplimiento de unos con otros, que acaban por debilitar a todos.

Las fuentes de ingresos son, por este orden:

Derechos de televisión: tanto internacionales como nacionales son negociados colectivamente por la Liga y repartidos entre todos los equipos a partes iguales.

Ingresos en los estadios: es el concepto más novedoso y el menos explotado en España. Los equipos comercializan abonos, taquillas, aparcamientos, concesiones de restauración, tiendas y venta de merchandising, publicidad estática, en videomarcadores y en las gradas. Cada partido en el estadio se convierte en un gran espectáculo donde el espectador está absolutamente incentivado a consumir (vínculo emocional del aficionado con su equipo).

Junto a ello, conceptos como los naming rights (el derecho del patrocinador a incluir su nombre junto al del estadio o de determinadas partes del mismo) o el excepcional rendimiento de palcos VIP y de empresas han incrementado los recursos. La comercialización de productos exclusivos pensados en las grandes empresas ha dado como resultado que todos los clubes se planteen construir nuevos estadios para incrementar estos ingresos (curiosamente, el que más produce es el de los Dallas Cowboys de fútbol americano, estadio con 30 años de antigüedad, pero reformado para dar cabida a 370 palcos VIP). Los nuevos estadios multifuncionales se han convertido en una mina de oro. Desde 1990, 33 equipos disponen de un nuevo estadio y otros 49 están en estudio o construcción.

La participación pública (mediante cogestión) y la utilización de fórmulas de financiación de otros sectores (como titulización de ingresos futuros o estructuras de securitización) son las fórmulas recurrentes de financiar la construcción de estadios. Aplicadas en España supondrían acceder a nuevas formas de financiación no sólo para construir o remodelar estadios, sino para volver a abrir un grifo que hoy parece totalmente cerrado.

Patrocinio: está prohibida la publicidad en camisetas, aunque los equipos son patrocinados por marcas de ropa deportiva. Los patrocinadores obtienen el rendimiento de vincular su imagen a la de los jugadores más relevantes.

Merchandising: un trabajo dirigido desde las Ligas ha permitido a todos los equipos acceder a un mercado totalmente nacional y posteriormente internacional.

Veamos el funcionamiento de los dos deportes más representativos.

Fútbol americano. La NFL fue creada en 1921. Los equipos, sólo de EE UU, juegan un partido semanal, lo que provoca que los 8 partidos que disputan en su estadio obtengan los mayores niveles de ingresos del deporte profesional, dada la expectación y la demanda que generan. Cada partido es trascendental y las audiencias son espectaculares. Cada partido es retransmitido por una cadena nacional y los lunes sólo se juega el gran partido de la jornada, lo que garantiza la exclusiva de quien ha pagado más por los derechos. Es el deporte que más ingresa por este concepto.

Es la Liga más rica y la que más equitativamente reparte sus ingresos. El 99% de los ingresos totales por radio, televisión y merchandising se distribuyen a partes iguales. Los ingresos por taquilla del estadio se reparten 60% para el equipo de casa y 40% para el visitante. Cada equipo se reserva los que sea capaz de generar en su estadio (restauración, publicidad, patrocinio, abonos, palcos VIP...).

Es la Liga con una política de propiedad de los equipos más restrictiva. Las corporaciones o empresas privadas no pueden ser propietarias de ningún equipo. Y el propietario de un club no puede tener intereses en otros clubes. En el resto de deportes, las grandes multinacionales, especialmente del mundo del entretenimiento y gran consumo son propietarias de varios equipos, dadas las sinergias y generación de nuevos recursos que ello les permite.

La NFL instauró el tope para contener el gasto salarial en 1993. El mínimo y el máximo que un equipo puede pagar a un jugador viene determinado por una fórmula de acuerdo con un porcentaje de los ingresos que la Liga obtiene por derechos audiovisuales y de taquillas.

Baloncesto. Los equipos de la NBA, creada en los cuarenta, situados en EE UU y Canadá, disputan 80 partidos en temporada regular. Son propiedad de grandes empresas. La Liga negocia los derechos para la televisión nacional y reparte los ingresos entre los equipos, que pueden negociar con las televisiones locales. Su principal éxito ha sido la promoción de sus grandes estrellas.

El tope salarial se estableció en 1983. No obstante, los jugadores perciben el 59% de los ingresos por taquillas y abonos, patrocinio y palcos VIP. Con ello, jugadores y propietarios están incentivados a colaborar estrechamente.

Aunque el fútbol americano es el deporte que más ingresos genera, los equipos de baloncesto son los que alcanzan un mayor valor. Así, los equipos medios de la Liga están valorados en 2,8 veces sus ingresos medios, a partir de su capacidad por generar ingresos netos.

Tomemos ejemplo de estas experiencias en el modelo de competición, por un lado, y en cuanto a la reducción del gasto y la generación de ingresos, por el otro. Ello asegurará el futuro del deporte profesional made in Spain.

Archivado En

_
_